España frena la eólica

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España, a contracorriente de la transición energética mundial: más emisiones de CO2 y menos aportación de las energías renovables.

 

BP ha publicado sus estadísticas sobre el consumo mundial de energía de 2015. Si se consolidan las tendencias observadas el pasado año, el planeta podría estar virando, aún lentamente, hacia un futuro con menos emisiones de CO2 y una mayor preponderancia de las energías renovables frente a los combustibles fósiles. España, sin embargo, va en dirección contraria, por lo que el Gobierno que salga de las urnas a finales de este mes deberá tomar cartas en el asunto.
La transición energética hacia un futuro más sostenible ha dado sus primeros pasos en el año en que se aprobó el Acuerdo de París sobre cambio climático, que ha conseguido involucrar a 196 países de todo el planeta que han adoptado planes para reducir sus emisiones (70 específicamente mencionando a la energía eólica como una de esas herramientas que van a utilizar para descarbonizar su consumo energético).
Desde este punto de vista, lo más reseñable es que, según los datos de BP, en 2015, el mundo estabilizó sus emisiones de CO2 causadas por el consumo de combustibles fósiles  (+0,1%) respecto al año pasado. Este es el incremento más bajo desde 1992 (excluida la recesión mundial de 2009).  Un dato muy llamativo, ya que el consumo total mundial de energía se habría incrementado un 1%. Detrás de este primer paso hacia la descarbonización estaría la reducción del consumo de carbón (-1,8%) tras una década creciendo a una media anual del 2,5%,  y el incremento del 15,2% de las energías renovables no hidráulicas (es decir, excluida la hidráulica, que creció un 1%).
De los 364,9 MTep de energía primaria aportada por las energía renovables no hidráulicas, el viento habría contribuido con 190,3, un 52% del total. Su incremento interanual habría sido del 17% (estaría aportando el 1,4% de la energía primaria mundial), mientras que habría producido  841 TWh equivalentes al 3,5% de la electricidad consumida en todo el planeta. La eólica habría duplicado su participación en 5 años (en 2010 era el 1,8%). De seguir con una tendencia parecida –de duplicar la aportación eólica cada 7-8 años–,  en 2030 se podrían alcanzar 3.300 TWh de generación eléctrica, lo que estaría en consonancia con la senda del escenario 450 ppm de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), cuyo cumplimiento supondría un incremento de la temperatura global por debajo de los 2ºC, el umbral que no hay que rebasar según el Acuerdo de París.
En lo que respecta a España, los datos de 2015 no son nada alentadores, ya que apuntan una tendencia de ir a contracorriente respecto al resto de países. En primer lugar, en 2015 el consumo anual de energía primaria ha sido superior tanto respecto a la media mundial como a la media de la UE.

Gráfico 1

Fuente: BP Statistical Review of World Energy 2015

Por otra parte, respecto al incremento de las emisiones de CO2 debido a la quema de combustibles fósiles,  España ha sido el séptimo país en términos relativos (+6,8%) y,  como se puede ver en el gráfico, el cuarto en incremento en términos absolutos, con 18,5 millones de toneladas de CO2. Esto contrasta con lo que ha ocurrido en China y EEUU, dónde se han reducido las emisiones procedentes de los combustibles fósiles de manera considerable (estos dos países son los que más potencia eólica han instalado en 2015).

Gráfico 2

Fuente: BP Statistical Review of World Energy 2015

El incremento de las emisiones de España es equivalente al 50% del incremento mundial. Esto no significa que sea responsable de la mitad del incremento de las emisiones mundiales, pero sí que no está contribuyendo en su justa medida a solucionar el problema global del cambio climático y al cumplimiento del Acuerdo de París.
El incremento de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía de España es fruto de dos factores: es el país que más ha incrementado su consumo relativo anual de carbón en 2015 (un  +23,9% frente a una reducción del 1,8% de la UE, del 12,7% de EEUU, del 1,5% en China, y la ya mencionada reducción del 1,8% a nivel mundial). Además, como se puede ver en el gráfico, es uno de los tres únicos países de las estadísticas de BP (junto con Portugal y Ucrania) que en 2015 no ha incrementado la producción energética con energías renovables no hidráulicas: desde la moratoria impuesta a las renovables en 2012, se han paralizado las inversiones en nuevas instalaciones. En 2015 su aportación ha decrecido en España un 4%, cuando en el mundo se  han incrementado en un 15,2%, en la UE un 14,9%, en China un 20,9% y en EEUU un 7,5%.

Grafico 3

Fuente: BP Statistical Review of World Energy 2015

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