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Aunque aún queda un largo camino por recorrer, lo cierto es que América Latina está dando pasos de gigante para que los más de 600 millones de personas que viven en el continente dejen de depender de los combustible fósiles y avancen hacia un futuro energéticamente sostenible, en el que el cien por cien de la energía generada tenga como procedencia las fuentes renovables.
Algunos consideran que se trata una de utopía, pero nada más lejos de la realidad, sobre todo si tenemos en cuenta que América Latina cuenta con todos los recursos naturales que necesita para convertirse en líder mundial en energía renovable. A día de hoy, los países latinoamericanos generan alrededor del 7 por ciento del total de la electricidad mundial, de la que cerca del 65 por ciento proviene de fuentes renovables.
Según un informe de WWF, se estima que si la región explotara tan sólo una pequeña fracción de su capacidad renovable no hidráulica, podría satisfacerse la demanda de energía en las crecientes economías de la región, lo que favorecería la seguridad energética a largo plazo, supondría una reducción de los costes energéticos, potenciaría el desarrollo industrial y la creación de empleo, y ayudaría a mitigar los efectos del cambio climático.
A día de hoy existe un elevado número de proyectos -sobre todo eólicos y fotovoltaicos- que siguen su curso y que van a ser cruciales para cumplir el objetivo de que en 2050 más del 20 por ciento de la electricidad generada en la región provenga de fuentes renovables -actualmente es del 6 por ciento-. El número de inversiones aumenta año tras año. Sólo en 2014 se invirtieron en renovables más de 22,000 millones de dólares, lo que supone un 8 por ciento de las inversiones mundiales en el sector y cerca de un 40 por ciento más que las realizadas en 2013, según un estudio reciente elaborado por Altium Capital.
Además, el número de regiones objeto de estas inversiones se ha diversificado. Si hasta el año 2012 entre el 70 y el 80 por ciento de la inversión se destinaba a proyectos renovables en Brasil, en el último año y medio también están recibiendo financiación países como Chile (20 por ciento), Uruguay (9 por ciento), México (6 por ciento), Honduras y Perú (4 por ciento, respectivamente), especialmente para proyectos eólicos (76 por ciento), solares (17 por ciento) y minihidráulicos (7 por ciento).
De lo que no hay ninguna duda es de que, además de la bajada de costes que ha experimentado este tipo de tecnologías, el cambio hacia un modelo basado en energías alternativas está siendo posible gracias al apoyo gubernamental, que poco a poco está eliminando los monopolios estatales y está dando paso a la participación privada mediante la creación de un marco legal más estable y a largo plazo. En la actualidad, según el informe de Altium, hay 19 países que han incorporado las renovables dentro de sus planes de desarrollo, los cuales se han trasladado en 110 mecanismos: incentivos fiscales, tarifas y marcos regulatorios preferentes.
Brasil, México y Chile, los más desarrollados
La capacidad instalada de renovables en Latinoamérica es de 30.8 gigavatios -ocupando la cuarta posición por detrás de la hidroeléctrica (149.7 gigavatios), gas natural (71.4 gigavatios) y petróleo (48 gigavatios)-, de los que 13.4 gigavatios proceden de la biomasa, 10.9 de la pequeña hidroeléctrica, 4.9 de la eólica, 1.4 de la geotermia y 0.2 GW de la solar.
La situación por países varía. Como ya hemos comentado, el foco principal de las inversiones en los últimos años han tenido como destino principal Brasil, un país donde la generación de electricidad a partir de fuentes renovables se ha duplicado en los últimos diez años gracias a los diferentes mecanismos de apoyo que se han puesto en marcha: el Programa Proinfra y el sistema de licitación por tecnología específica.
De los 126 gigavatios de potencia total instalada, un 15 por ciento procede de fuentes renovables, habiéndose desarrollado de manera relevante la energía eólica, con un crecimiento en los últimos seis años cercano al 40 por ciento. De hecho, a la capacidad actual instalada en esta tecnología, hay que sumar los más de 7 gigavatios en proyectos eólicos en desarrollo que entrarán en operación antes de 2016.
Además, el Ministerio de Energía del país, ha tramitado recientemente la inscripción previa para 1,379 proyectos fotovoltaicos y eólicos que suman 38,917 megavatios para participar en una licitación de reserva el próximo mes de noviembre. Los proyectos que resulten adjudicados deberán entrar en operación en noviembre de 2018.
México es uno de los países latinoamericanos que más se está involucrando en el desarrollo de las renovables. La reforma energética aprobada por el Gobierno hace poco más de año y medio abría a las empresas privadas la posibilidad de generar electricidad, una actividad que, hasta la fecha, sólo estaba autorizada a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Actualmente la potencia total instalada en México es de 64 gigavatios, de los que el 6 por ciento procede de fuentes renovables. Como sucede en otros países del continente, la eólica es la tecnología que ha experimentado un crecimiento más rápido en los últimos años en el país azteca. Se calcula que en tan sólo un año, la potencia eólica instalada ha aumentado hasta los 3.000 megavatios a finales de 2014, con instalaciones -sobre todo promovidas por empresas españolas- en los Estados de Jalisco, Oaxaca, Baja California, Chiapas, Nuevo León y Tamaulipas.
A finales del pasado año el número total de proyectos eólicos sumaba una potencia cercana a los 6.000 megavatios, de los que más de la mitad se encuentran en fase de desarrollo. Por su parte, el número de solicitudes de nuevos permisos para la construcción de instalaciones eólicas asciende a 51 y supondrán una capacidad de 4.200 megavatios.
México es el país más atractivo para las inversiones eólicas en América Latina después de Brasil y Chile. Según el informe de Altium en 2013 se invirtieron alrededor de 1,800 millones de dólares en esta tecnologías, de los 2,200 millones de dólares que se destinaron a financiar a las renovables. Con estas premisas no sería de extrañar que el país pueda cumplir con la Ley de Cambio Climático, aprobada en junio de 2012, que establece que el 35 por ciento de la electricidad que se genere en el país en 2024 proceda de fuentes limpias. Ahora mismo el porcentaje se estima en un 22 por ciento.
Chile es otro de los países del continente latinoamericano que más está progresando en materia de renovables. Actualmente cuenta con una potencia total instalada de casi 18 gigavatios, de los que el 8 por ciento de la cuota corresponde a renovables.
La penetración de este tipo de energías se ha fomentado gracias a la puesta en marcha de una política energética sólida, donde destaca la Ley de Fomento de las Energías Renovables No Convencionales, que establece que para el año 2025, el 20 por ciento de la electricidad ofertada a la red eléctrica sea de origen renovable, lo que ha convertido al país en claro objetivo para las inversiones en energía limpia.
En 2013 se invirtieron en Chile alrededor de 1,600 millones de dólares en proyectos renovables, de los que más de 900 millones han ido a parar a instalaciones solares y, el resto, a plantas eólicas.
Uruguay y Costa Rica también merecen una mención. Se trata de países muy pequeños con una población que no supera los tres y los cinco millones de habitantes, respectivamente. No obstante, ambos países han puesto en marcha una serie de reformas que están consiguiendo importantes cambios en materia energética y medioambiental.
En el caso de Uruguay, el Gobierno aprobó en 2008 su estrategia nacional de Política Energética 2005-2030, entre cuyos objetivos están conseguir una tasa del cien por cien de electrificación del país, el 50 por ciento de la cuota de energías renovables en el suministro de energía primaria y el 15 por ciento de la generación eléctrica a partir de renovables no convencionales en 2015. Actualmente su cuota de renovables es del 10 por ciento, lo que supone unos 300 megavatios de los 3,000 megavatios de potencia total instalada que hay actualmente en el país. Además, en tan sólo un año ha triplicado prácticamente su inversión en proyectos renovables, casi todos eólicos, pasando de 450 millones de dólares en 2012 a casi 1,300 millones en 2013.
Por su parte, Costa Rica, con tan sólo 3 gigavatios de potencia total instalada, de los que el 30 por ciento son renovables, ha puesto en marcha dos mecanismos que están facilitado la penetración de las energías renovables en el país. Por un lado, un sistema específico de subastas exclusivamente para fuentes renovables que ha permitido la contratación de 138 megavatios -38 megavatios de pequeñas centrales hidroeléctricas y 100 megavatios de energía eólica-. Por otro lado, también existen una serie de exenciones de los impuestos de importación, IVA, e impuestos sobre la renta para los equipos utilizados por la industria, según el informe de Altium.
Avalancha de proyectos
Las empresas han puesto el ojo en el continente latinoamericano y tienen planes para desarrollar importantes proyectos. Es el caso de la compañía italiana Enel Green Power (EGP), que ha comenzado la construcción de un nuevo parque eólico en México de 100 megavatios en la región de Zacatecas; o el de la alemana Siemens, que ha confirmado su intención de incrementar su capacidad eólica a través de proyectos en Brasil y México, donde suministraría sus nuevas turbinas especialmente preparadas para las condiciones del territorio mexicano con producciones en grandes altitudes con vientos medios y bajos.
Iberdrola también ampliará su presencia en el continente en los próximos tres años, concretamente en Brasil, donde invertirá unos 4,000 millones de dólares en proyectos para la expansión de la red de distribuidoras y la construcción de siete parques eólicos. Y Acciona ha anunciado el suministro para 2016 de 33 aerogeneradores por una potencia de 99 megavatios al complejo eólico brasileño Vila Pará.
Por otra parte, las empresas también están llevando a cabo una serie de transacciones de especial relevancia. SunEdison, por ejemplo, ha firmado varios acuerdos para adquirir un paquete de proyectos renovables a compañías del sector en Costa Rica, Perú, Chile y Brasil. También ha ejecutado un acuerdo para adquirir LAP Holdings, una compañía latinoamericana especializada en el desarrollo, operación y mantenimiento de plantas hidroeléctricas y eólicas. Además, junto a Gamesa, SunEdison ha firmado un acuerdo de intenciones con el objetivo de desarrollar de forma conjunta hasta un gigavatio de proyectos eólicos hasta 2018, especialmente en India y México.
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