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En Panamá, Honduras y Nicaragua las proporciones de generación a partir de energías renovables, eólica, geotérmica y otras, son de 52%, 44% y 34% respectivamente.
Los países de Centroamérica tienen un alto potencial de generación de energía eléctrica a partir de fuentes limpia, el cual que en buena medida se está desaprovechando, según el proyecto Estado de la Región.
La capacidad eólica actualmente en operación (416,7 MW, en centrales ubicadas en Nicaragua, Costa Rica, Honduras y Panamá) representa menos del 1% del potencial del recurso disponible.
Para el caso de la energía solar, estimaciones conservadoras muestran que los países de la región poseen entre 2 y 3 veces más de radiación solar anual que con la que cuentan los líderes mundiales de energía solar, tales como Alemania, lo cual puede dar una idea del potencial para generación de energía eléctrica que puede representar esa fuente.
También debe considerarse la posibilidad de ampliar la producción de energía térmica, de mucha utilidad para usos en la industria, el comercio y en los hogares.
Pero la falta de aprovechamiento de fuentes limpias de energía para la producción de energía eléctrica por parte de los países centroamericanos no se considera una problemática tecnológica, como muchas veces se ha insistido, sino más bien de falta de recursos económicos e inversión necesaria para proyectos de infraestructura que permitan aprovechar el alto potencial energético de la región.
En la región centroamericana el consumo de energía eléctrica, entre el 2000 y 2012, casi se duplicó, pues pasó de 22.000 a 37.500 Gigavatios-hora al año.
Además, en proporciones similares aumentó la capacidad instalada para producir energía eléctrica y la generación total en la región.
Parte de esta energía se obtiene de combustibles fósiles, con un alto costo económico y ambiental; el resto se obtiene de fuentes renovables, de las que la región cuenta con un alto potencial aún sin aprovechar.
El aumento en el consumo de electricidad se debe no solamente al crecimiento de la población, sino también al hecho de que cada habitante consume cada vez más.
Sin embargo, existen marcadas diferencias entre los países de la región. En Costa Rica, Panamá y Belice los habitantes consumen más, entre 1.500 y 2.000 Gigavatios-hora por persona anuales, mientras que en el resto del Istmo el consumo oscila entre 500 y poco más de 750 Gigavatios-hora.
De acuerdo con Diego Fernández, encargado de estadística del Proyecto Estado de la Región, los países de Centroamérica enfrentan el desafío ineludible de trasformar su matriz de producción de energía eléctrica, para que dependa cada vez menos del petróleo y más de las fuentes renovables, lo que resultaría en beneficios económicos y ambientales para la región.
Según se constata en la publicación “Estadísticas de Centroamérica 2014”, cerca del 60% de la electricidad en Centroamérica se produce a partir de fuentes renovables o limpias.
Esta producción se compone 42% por fuentes hidroeléctricas y el 18% restante por otras fuentes renovables como la geotérmica, eólica, o biomasa.
Además, el 40% de producción eléctrica de fuentes no renovables está compuesto 36% por petróleo y un 4% por carbón.
La matriz de producción eléctrica según fuente cambia sustancialmente en cada país.
De esta forma, en Costa Rica más del 90% de la energía eléctrica se produce con fuentes renovables, principalmente hidroeléctricas. En Guatemala y El Salvador esta proporción es cercana al 65%.
Los países de la región son importadores netos de hidrocarburos, lo que implica una carga importante para sus economías y una alta volatilidad de los costos de producción de energía eléctrica, en función de las condiciones del mercado internacional de petróleo.
Las variaciones en el mercado internacional en los últimos años han dado como resultado un aumento en la carga de la factura petrolera o proporción del total de la producción que se destina para el pago de importación de combustibles.
Para los países centroamericanos esta factura pasó de 3,5% del PIB en promedio en el 2000 a 8,4% en el 2008 y luego 8,2% en el 2012. Nicaragua y Honduras enfrentan la mayor factura, con 12,2% y 11,7% del PIBrespectivamente, en contraste con Costa Rica, que cuenta con la menor (4,8%).
Entre el 2000 y 2011 los países de la región han seguido tendencias contrarias en la composición de la generación de energía eléctrica por tipo de fuente.
En Guatemala, Nicaragua y El Salvador, han aumentado de forma importante la generación a partir de otras fuentes renovables, lo que les ha permitido disminuir su dependencia al petróleo.
En sentido opuesto, Panamá, Honduras y Costa Rica aumentaron su dependencia del petróleo en ese mismo período.