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«Lo que sucede es que ahora estamos apostando por energías renovables no tradicionales, como la fotovoltáica, biomasa y eólica, ahí si vamos atrasados con respecto a países como Honduras y Nicaragua, que tienen más proyectos solares y eólicos», afirmó.
El Salvador también se ha subido a la ola de las energías limpias, como un camino para depender menos de los combustibles fósiles, ya que un 50 % de la energía que se inyecta al sistema eléctrico nacional es de fuente térmica, y el resto es hidroeléctrica, geotérmica y biomasa.
La biomasa y los sistemas fotovoltáicos son parte de las llamadas energías renovables no tradicionales, que han cobrado un «boom» en el mundo en las últimas décadas. Las empresas también se han mostrado atraídas, por lo que muchos llaman «negocios verdes» y El Salvador no es la excepción.
El año pasado, la electricidad que generaron los ingenios azucareros a partir del bagazo de la caña, llamada biomasa, logró inyectar a la red de distribución 2,004 Gigavatios hora (GWh), equivalente al 4 % de la matriz energética.
En nuestro país, aunque en años anteriores no se habían desarrollado proyectos solares para generación eléctrica de mayor relevancia, desde finales de 2014 el consorcio español-salvadoreño, Enerland-GreeNRG, empezó la construcción de una serie de ocho parques solares, por un total de 11.2 MW de potencia en varias zonas y para diferentes clientes del sector privado.
El consorcio, que se considera pionero en energía fotovoltáica en el país, actualmente opera e inyecta a la red los primeros 1.4 MW de potencia. El resto de los parques está en diferentes etapas de construcción, informó Luis F. Moreno Leitzelar, director de la firma.
«Las aplicaciones de los parques solares en techos y suelos construidos por Enerland-GreeNRG evidencian su versatilidad por medio de estructuras fijas, instalaciones con seguidor a un eje y en dos de los casos aplicaciones con capa fina (Thin film)», detalló Moreno Leitzelar.
Adicionales a estos proyectos, el consorcio también tiene proceso el desarrollo de parques en techos industriales y comerciales para generación eléctrica solar.
En el tintero también hay otros proyectos de granjas solares, cuya apuesta es generar para vender al mercado de energía. Las edificaciones comenzarán antes de que finalice el año.
«Son proyectos grandes que al entrar en operación van a cambiar la matriz energética del país», coincide Juan Ceavega, gerente de energía de la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI).
En su opinión, la tecnología fotovoltáica comenzaría a diferenciarse en la matriz energética en los próximos dos años, tiempo estimado para que inicien operaciones las empresas que ganaron licitaciones de proyectos renovables.
En fotovoltáicos, por ejemplo, hay tres proyectos que resultaron ganadores de un proceso de licitación de 100 megavatios (MW) para inyectar a la red. De estos se adjudicaron por el momento 94 MW.
También hay otro proceso de 355 MW para generar energía por medio de gas natural y un tercero de 15 MW. En este último, hay dos empresas que ya están inyectando a la red de distribución 2.4 MW de energía fotovoltáica.
Actualmente, existen más de 10 empresas que han instalado este tipo de tecnología en sus techos industriales, con la intención de generar ahorros en la factura de energía.
Impulso
La buena noticia es que las residencias e industrias que producen energía basada en una fuente renovable no convencional podrán vender el excedente de generación, gracias a un norma emitida por la Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones (Siget), el 26 de mayo 2015, lo cual sin duda dará un impulso a las renovables no tradicionales.
La normativa Usuarios Auto-Productores Renovables (APR), permite al usuario final «vender el excedente al distribuidor al que esté conectado y recibir una remuneración por cada kilovatio hora de inyección», detalla el artículo 4 del documento que está publicado en el portal de la SIGET.
Entre las diversas iniciativas renovables que se observan en el país, también está la generación con biogás, como el proyecto que ejecuta la granja agrícola «El Granjero».
Bernhard Waase, director de la Junta Directiva de El Granjero, y encargado del proyecto, informó que generará unos 0.60 MWh las 24 horas del día, siete días a la semana. «El objetivo principal del proyecto es el aprovechamiento de los desechos orgánicos (gallinaza/pollinaza) a través de bio digestores para la producción de biogás y su uso para la generación de electricidad», comentó.
Con todas esas iniciativas, Ceavega, asegura que El Salvador no está en «pañales» en energías renovables, pues además de haber desarrollado la hidroeléctrica hace muchos años, también es el pionero en geotermia en Latinoamérica.
«Lo que sucede es que ahora estamos apostando por energías renovables no tradicionales, como la fotovoltáica, biomasa y eólica, ahí si vamos atrasados con respecto a países como Honduras y Nicaragua, que tienen más proyectos solares y eólicos», afirmó.
El Plan Maestro para el Desarrollo de las Energías Renovables 2012-2025, ejecutado por el Consejo Nacional de Energía (CNE), con el apoyo de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), estima que todas las iniciativas renovables contribuirán a diversificar poco a poco la matriz energética dependiente de productos derivados del petróleo.
El plan, que tuvo un costo estimado de $1.2 millones para su investigación y formulación, será el detonante para promover y contar con fuentes de generación más limpias, ilimitadas y accesibles para depender menos del petróleo.