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Energía solar y eólica suministrarán la electricidad a la escuela Armada Argentina en la isla Las Palmas.
Con paneles solares y un aerogenerador, la escuela Armada Argentina en la isla Las Palmas ahora cuenta con una matriz de energía renovable que mejora la iluminación, en una zona muy aislada. Con esta electricidad “verde”, además, funcionan las computadoras -con acceso a Internet-, el freezer y el televisor, entre otros electrodomésticos.
La energía que viene del viento y el sol, le está cambiando la vida a los 15 chicos que aprenden, comen y duermen en la escuela albergue Armada Argentina de la isla Las Palmas, a una hora y media de viaje en lancha de la ciudad de San Javier.
A partir de una proyecto de la Subsecretaría de Energías Renovables, el gobierno provincial invirtió 250.000 pesos para instalar paneles solares y una aerogenerador eólico que nutre de energía renovable a una escuela que está ubicada en medio del sistema de lagunas y arroyos del valle fluvial del Paraná. En los próximos días, se instalarán dos calefones solares de 180 litros cada uno.
“Estamos muy contentos. Ahora tenemos la energía para mantener un freezer, las computadoras y mejorar la iluminación. También para un televisor y un DVD que es importante porque los chicos se quedan a dormir”, contó Máximo Rojas, director del establecimiento, en diálogo con El Litoral.
La escuela se inauguró hace 42 años, para educar a los hijos de los pescadores y peones rurales de la zona, pero hubo que cerrar y trasladar las instalaciones por las cíclicas inundaciones (ver “Una historia marcada por las crecidas”). Hace 20 años, se realizó una primera experiencia con paneles solares, pero se desgastaron por el uso y las crecidas. En los últimos años, la electricidad se obtenía de un generador que funcionaba con combustible, que se traía en lancha desde San Javier.
Bajo el nombre “Instalación y provisión de un sistema híbrido solar-eólico para la Escuela Isla Las Palmas”, el proyecto fue realizado por la Subsecretaría de Energías Renovables de la provincia -el desarrollo técnico lo llevó adelante el ingeniero René Galiano- y es un modelo sustentable que se puede replicar en otros establecimientos rurales y que tiene antecedentes en la escuela de la Isla Guaycurú, cerca de Villa Ocampo, y en el Centro Educativo del paraje El Bonete.
La potencia sola y eólica que se instaló se calculó de acuerdo a las necesidades energéticas que tiene la escuela para hacer funcionar la bomba de agua, el televisor, las computadoras -que se conectan a la web-, la impresora y hasta una batidora industrial. Además se colocó un banco de baterías que permite almacenar energía.
La idea de instalar un sistema híbrido, que se nutre del sol y el viento, diversifica el abastecimiento de energía y ofrece una alternativa para los días en los que la radiación solar es baja, porque llueve o está muy nublado.
“El objetivo fue utilizar todos los beneficios que la naturaleza otorga y convertirlos en energía. El aerogenerador está montado a más de 30 metros de altura. En los momentos en los que no haya buena radiación solar o en horarios nocturnos la energía provendrá del sistema eólico”, indicó Damián Bleger, subsecretario de Energías Renovables de la provincia, en una entrevista con El Litoral.
En el proyecto se explica que si el objetivo sólo fuese la iluminación y otros usos eléctricos menores (radio y televisión), sería suficiente con los paneles fotovoltaicos, pero como es un establecimiento-albergue, con actividad durante prácticamente todo el año, la necesidad de frío para la conservación de alimentos y de ventilación para la climatización de los ambientes en el verano, hace que sean fundamentales el aerogenerador y el banco de baterías.
Desafíos
La escuela funciona como un albergue porque los padres de los chicos tienen viajar durante horas, en lancha o en canoa por el laberíntico sistema de arroyos y riachos del Paraná, para traer a sus hijos a la isla Las Palmas.
“Muchos chicos llegan el lunes a la siesta, ya que tienen que viajar durante más de cinco horas. Por eso se quedan a dormir, porque los padres tienen que trabajar y no pueden viajar esa distancia cada día”, explicó el director de la escuela.
Ahora que el abastecimiento de energía es más confiable, el desafío es sumar a más chicos de la isla a esta escuela -hay pibes de la zona que viajan hasta San Javier y La Paz, en Entre Ríos, que podrían educarse en la isla Las Palmas- y armar un cronograma para aprovechar al máximo posible las horas de clases.
Una posibilidad es que la escuela vuelva a contar con una embarcación propia para buscar a los chicos, pero otra alternativa es planificar un sistema de diez días corridos de clase, para optimizar mejor el tiempo de enseñanza.
250.000 pesos invirtió el gobierno provincial para instalar paneles solares, un aerogenerador y un banco de baterías en la escuela de la isla Las Palmas.
Una historia marcada por las crecidas
La escuela Armada Argentina se inauguró en 1972 con una matrícula de 22 alumnos, que eran hijos de pescadores y de los peones de los establecimientos ganaderos que hay en la zona de isla.
Carlos Medera, quien era el corresponsal de El Litoral en San Javier, contó que la escuela al principio funcionó en un local instalado en el establecimiento La Legión Extranjera, a orillas del río Paraná, pero la crecida de 1977 obligó a cerrar el establecimiento.
En 1981, la nueva escuela fue construida en un terreno donado por Antonio Ayala, en la margen izquierda del arroyo El Correntoso, pero estas instalaciones también fueron afectadas por las crecidas extraordinarias de 1982/83.
En 1986, los alumnos isleños volvieron a las aulas en un nuevo local que se levantó al norte del anterior, para la inundación de 1992 lo afectó y el dictado de clases se interrumpió por otros dos años. En julio de 2004, las clases se trasladaron al Hogar María de Nazaret en San Javier porque el tapiado del arroyo, que quedó cubierto de vegetación, complicaba el acceso en lancha hasta la escuela.