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La caída de los precios del petróleo ha sido considerada durante mucho tiempo como la kriptonita de las empresas de energía limpia, y los precios de las acciones de algunas de las compañías más conocidas de energías renovables han descendido después del último deslizamiento del crudo.
Las acciones de la danesa Vestas, el proveedor de turbinas eólicas más grande del mundo, se hundieron después de que la OPEP decidió no reducir la producción en noviembre, y los precios todavía bajaron 11 por ciento más, notablemente por debajo del mercado general.
Yingli Green Energy, la empresa de paneles solares china, y Tesla Motors, el fabricante de automóviles eléctricos estadunidense, han sufrido incluso con caídas de precios más pronunciadas. El sorpresivo incremento de 3 dólares por barril ayer no ayudó mucho a frenar la caída.
Incluso, antes del anuncio de la OPEP, los menores precios del petróleo parecían estar afectando las ventas de coches híbridos en EU, que bajaron 11 por ciento en noviembre en comparación con el mismo mes del año pasado.
Las ventas de algunos modelos de vehículos utilitarios deportivos (SUV), grandes consumidores de combustible, crecieron hasta 91 por ciento el mes pasado en comparación con lo visto hace un año. La tendencia puede no ser tan pronunciada en otros países industrializados en donde los impuestos tienen una mayor relación con los precios de la gasolina en comparación con EU. Algunos analistas dicen que el mercado ha reaccionado exageradamente cuando se trata de empresas eólicas y solares.
Todavía queda una gran pregunta sobre qué tan prolongado tiene que ser el periodo de los bajos precios del crudo con el que se podría afectar la inversión global en energía limpia, que ha aumentado de 60 mil millones de dólares en 2004 a cerca de 251 mil millones de dólares el año pasado.
Una gran parte de esa inversión ha sido impulsada por el crecimiento de subsidios en las energías renovables, y los analistas dicen que un episodio sostenido de petróleo barato afectará los argumentos de muchos gobiernos de que a los consumidores les va mejor financiando la energía renovable porque los precios de los combustibles fósiles probablemente tienden a aumentar, mientras que los de la energía solar y eólica bajan.
«Muchas políticas en los últimos años han sido justificadas con base en la escasez de hidrocarburos y los continuos incrementos en el precio de dichos hidrocarburos», dijo Ian Temperton, de Climate Change Capital, especialista en inversiones verdes propiedad de Bunge, la firma global de agronegocios.
Este argumento probablemente tenga que ajustarse incluso si se mitiga la última caída de los precios del petróleo, dice, porque si los gobiernos terminan realizando medidas más duras por el calentamiento global, como el acuerdo internacional sobre el clima que se firmará en París el próximo año, podría apagar el uso de los combustibles fósiles.
«Los responsables de las políticas tendrán que aceptar el hecho de que si el plan es dejar de usar hidrocarburos antes de que nos quedemos sin ellos, entonces llegará una sobreoferta y el precio se reducirá en el largo plazo», dijo Temperton.
Por el momento es demasiado pronto para poder discernir un impacto significativo en las tendencias de inversión en la energía renovable por la caída de los precios del petróleo. Pero a primera vista la historia sugiere que el impacto podría ser fuerte.
Un incremento en los precios del petróleo durante el embargo árabe en la década de los 70 provocó lo que parecía una nueva era de energía verde, sobre todo en EU.
Se montaron paneles solares en el techo de la Casa Blanca durante el gobierno del presidente Jimmy Carter, mientras que se lanzó una serie de medidas para la conservación de energía y aumentaron los niveles de aislamiento.
Sin embargo, cuando empezaron a bajar los precios del petróleo, lo mismo pasó con los paneles solares de la Casa Blanca, durante el gobierno del presidente Ronald Reagan, junto con la inversión en una naciente industria solar y eólica. Las ventas de los vehículos consumidores de gasolina, por el otro lado, aumentaron.
Sin embargo, hoy ha surgido un nuevo conductor de inversión en energía limpia encarnado en las preocupaciones por el calentamiento global. Este no era el caso en el siglo pasado, cuando las preocupaciones se centraron demasiado en la dependencia de las importaciones de petróleo extranjero.
«En aquel entonces la perspectiva del cambio climático apenas era registrada como una preocupación política», dijo Maria van der Hoeven, directora ejecutiva de la Agencia Internacional de Energía. «Hoy sabemos otra cosa», dijo, añadiendo que los gobiernos deberían aprovechar la reciente caída de los precios del petróleo para alentar a una mayor inversión en menos carbono, mediante la eliminación de subsidios a los combustibles fósiles y darle un precio significativo al carbono.
En la actualidad hay más de 480 leyes sobre el cambio climático en distintos países en todo el mundo, frente a menos de 40 en 1997, de acuerdo con Globe International, un organismo que evalúa anualmente las leyes para combatir el calentamiento global.
Esto incluye los subsidios para los parques eólicos y las plantas solares que han impulsado el uso de energía verde en todo el mundo, especialmente en países como Alemania, la economía más grande de Europa, donde ahora los renovables representan hasta una cuarta parte de la electricidad que se utiliza.
Ese apoyo, además del hecho de que las plantas eléctricas alimentadas por petróleo han caído drásticamente en muchos países, es una razón por la que los analistas dicen que la participación de mercados de algunas empresas renovables podría ser desproporcionada.
«La creencia popular es que si los precios del petróleo bajan, eso reduce los precios de la electricidad y hace ver más caras a la energía eólica y solar», dijo Mark Freshney, analista de Credit Suisse. La correlación es mucho más complicada ahora, dice. «Pero creo que todavía queda la percepción en el mercado de que esa relación existe».
Algunas partes de la industria de energías limpias, como los biocombustibles, pueden correr más riesgos por el petróleo barato. Pero los analistas dicen que el panorama general de inversión es incierto.
«No esperamos mucho impacto, a menos que la caída de los precios del petróleo sea mucho mayor y se mantenga en esos niveles bajos», dice Angus McCrone, de Bloomberg New Energy Finance, un grupo de investigación.
Incluso en regiones donde los precios del petróleo están relacionados con algunos contratos de gas, como en Europa, es difícil ver un impacto a corto plazo en las energías renovables, dice.