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Los líderes chinos se comprometieron por primera vez a poner un límite a las emisiones de gases de efecto invernadero que han venido aumentando al compás del crecimiento económico de las últimas décadas. Para cumplir esa meta, no obstante, China tendrá que transformar toda su pujante economía, que sigue dependiendo en gran medida de industrias contaminantes como la producción de acero y las manufacturas.
El país, sin embargo, tiene importantes ventajas, pues ha desarrollado grandes capacidades de generar energía solar, eólica y de otras fuentes renovables.
EL COMPROMISO CHINO
China se comprometió a frenar el crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero para el 2030, si no antes. Pero no fijó un tope específico. Dijo que para el 2030 producirá una quinta parte de su energía a partir de combustibles no fósiles, incluida la energía nuclear. Se duplicaría así la producción actual de energía generada por combustibles no fósiles.
China genera aproximadamente el 30% de las emisiones globales y su producción de gases con efecto invernadero es dos veces la de Estados Unidos. Chinos y estadounidenses son los países que más emisiones de ese tipo producen en el mundo. Estimados del gobierno estadounidense dicen que China duplicará sus emisiones para el 2040 si no se toman medidas drásticas.
LO QUE YA SE HA HECHO
China produce más paneles solares y turbinas de viento que ningún otro país y ha construido decenas de diques dentro y fuera del país para generar energía hídrica.
Según la Administración Nacional de Energía, China podrá aumentar su generación de energía hídrica a 290 gigavatios el año que viene, lo que representaría un incremento del 6% en relación con el 2010. La energía eólica llegará a los 100 gigavatios, con un crecimiento del 26% anual, y la energía solar alcanzará los 21 gigavatios, con un incremento anual del 90%.
Muchas ciudades, incluida la capital Beijing, soportan grandes niveles de contaminación y han comenzado a reducir la quema de carbón. El gobierno central está considerando poner límites específicos al uso de ese combustible en todo el país. Este año, el consumo de carbón mermó entre un 1% y un 2% en China.
DESAFIOS QUE ENFRENTA CHINA
La nación más poblada del mundo se ha transformado en una superpotencia económica en las tres últimas décadas en buena medida por la proliferación de industrias «sucias» como la producción de acero, que depende mucho del uso de carbón y produce millones de toneladas de gases. Los líderes chinos se proponen seguir creciendo a un ritmo del 7% anual y las autoridades son juzgadas a partir del logro de esa meta, no de su papel en la preservación del medio ambiente. Además, cientos de millones de chinos están comprando automóviles, electrodomésticos y otros productos que aumentan la demanda de energía.
El carbón genera aproximadamente el 80% la electricidad del país, lo que implica que para reducir las emisiones de gases China deberá alterar significativamente sus fuentes de energía. Es imprescindible que comience a cumplir ciertos objetivos cinco años antes del 2030 para poder lograr las metas anunciadas esta semana, de acuerdo con Alvin Lin, director de políticas energéticas y climáticas del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, un organismo basado en Estados Unidos.
Paralelamente, el país debe implementar patrones de eficiencia energética más estrictos. El precio de la energía y del agua está subsidiado en muchas partes de China, por lo que el consumidor no tiene incentivo alguno para ahorrar energía.
LAS POSIBLES SOLUCIONES
China tiene que expandir y acelerar lo que ya está en marcha. Renovar su infraestructura energética para explotar más fuentes renovables y crear incentivos para que el consumidor, especialmente a nivel de negocios e industrias, apueste a fuentes renovables y conserve energía.
Los bancos y los gobiernos podrían ayudar facilitando la financiación de la instalación de paneles solares, indicó Rosie Pidcock, director de desarrollo de empresas de la firma estadounidense Urban Green Energy, basado en Beijing. El gobierno estadounidense, por ejemplo, ofrece generosas exenciones impositivas a quienes instalan paneles solares y equipo para explotar otras fuentes de energía renovable.
China, por otro lado, debe construir más plantas eléctricas y edificios con fuentes energéticas eficientes y mejorar la calidad de sus turbinas de viento y de otras infraestructuras generadoras de energía limpia, según Gianluca Ghiara, consultor de energía renovable basado en Beijing. Indicó que las turbinas de viento fabricadas en China duran mucho menos que la mayoría de las europeas.
«China se ha enfocado en la construcción de plantas enromes», dijo Ghiara. «Pero debe darse cuenta de que eso no es lo que cuenta. Lo que cuenta es la eficiencia de esas plantas».
De acuerdo con la agencia noticiosa oficial china Xinhua, China y Estados Unidos se proponen construir un depósito subterráneo de carbono en China, que evitará la contaminación de la atmósfera. El mes pasado comenzó a funcionar en Canadá la primera planta almacenadora de carbono en gran escala del mundo.