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Bruselas da el visto bueno a la apuesta por las energías renovables de Alemania y Reino Unido, mientras Francia aprueba su transición energética. ¿Y España?
La Comisión Europea ha emitido sendos dictámenes en los que afirma que la nueva regulación dictada en Alemania y Reino Unido en materia de energías renovables está en línea con la normativa comunitaria sobre ayudas de estado. Bruselas considera que en ambos casos se cumple el mandato de promover las energías renovables sin distorsionar la competencia en el mercado único.
Alemania y Reino Unido son, con España y Polonia, los países europeos que este año han modificado su regulación sobre renovables. En el caso de Polonia, su paquete normativo está siendo evaluado por la Comisión. En el de España, no se ha hecho público si ha sido sometido o no a consideración (y debería hacerse para evitar problemas futuros).
En cualquier caso, tanto la regulación alemana como la británica contrastan fuertemente con la Reforma Energética aprobada en España. La German Renewable Act (EEG, según sus siglas en alemán) ha entrado en vigor el 1 de agosto, y establece que el país destinará 20.000 millones de euros anuales (el 0,73% del PIB) a incentivar las renovables. Los incentivos se financiarán a través de un recargo que habrán de pagar los generadores y autogeneradores en función de la electricidad que suministren a los consumidores.
Los productores de renovables están obligados a vender en el mercado. Obtendrán apoyo en forma de primas, que se sumarán al precio del mercado, hasta el 31 de diciembre de 2016, cuando se volverá a revisar el sistema. Estas primas se adjudicarán a través de subastas, que progresivamente se abrirán a operadores situados en otros estados miembros. El objetivo de Alemania es instalar 2.500 MW eólicos anuales en el periodo.
Según Joaquín Almunia, vicepresidente de la Comisión al frente de Competencia, la política alemana “debería llevar a costes más bajos para los consumidores a medio plazo”.
En cuanto a Reino Unido, ha aprobado un sistema llamado Contratos por diferencias, que estará en vigor durante diez años desde abril de 2015, al que se destinarán 19.000 millones de euros. Bajo este esquema, tecnologías más maduras como la eólica terrestre competirán entre sí por los incentivos a través de subastas. Las más nuevas, como la eólica offshore, contarán con sus propios presupuestos, pero también participarán en algún tipo de subastas.
El sistema se basa en primas variables, con un techo y un suelo, y se financiará a través de un impuesto a los generadores. Hasta 2017, coexistirá con el sistema actual de apoyo basado en certificados verdes –las compañías podrán elegir a cuál se acogen–. Después lo sustituirá.
Según Almunia, “se trata de un gran ejemplo de cómo promover la descarbonización de la economía con mecanismos de apoyo basados en el mercado al menor coste posible para los consumidores”.
Las diferencias entre los sistemas elegidos por Alemania y Reino Unido y España son sustanciales, pero pueden resumirse en tres. En primer lugar, ambos países apuestan decididamente por las renovables como vía para alcanzar la independencia energética, mientras España les ha dado la espalda. En segundo lugar, han trazado un camino en el que el apoyo se irá reduciendo gradualmente para las nuevas instalaciones, mientras España ha decidido cortar por lo sano y con carácter retroactivo los incentivos para las instalaciones en marcha. En tercer lugar, establecen periodos de transición para que las empresas puedan adaptarse a los nuevos sistemas, como recomienda la Comisión.
Francia ha sido el último de los países de nuestro entorno en aprobar una nueva normativa energética. A finales de julio, el Consejo de Ministros aprobó el Proyecto de Ley de Transición Energética, con el que Francia pretende reducir el consumo, la factura y la dependencia energética. De los 10.000 millones de euros que destinará el país en tres años para desarrollar su plan, una parte no especificada se destinará a nuevos proyectos de renovables, que además disfrutarán de créditos baratos y la simplificación de procesos administrativos. El objetivo es que la energía producida por fuentes renovables suponga el 40% del total en 2025 frente al 15% que representa actualmente. Además, se pretende reducir el consumo de combustibles fósiles en un 30% en 15 años.
En definitiva, Alemania se posiciona para continuar liderando las renovables en Europa; Reino Unido, para ser uno de los países pioneros en la eólica offshore; y Francia, para contar con la política medioambiental más avanzada de la UE. Mientras tanto, España pierde el tren que la ha llevado a estar entre los líderes mundiales. Una lástima.
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