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El gobierno cubano evalúa ahora la instalación, en el centro y oriente de la isla y, antes de 2020, de ocho nuevos parques eólicos.
Empeñada en reducir la dependencia de los combustibles fósiles, Cuba investiga hoy sus potencialidades en el uso de las energías renovables como la eólica, que no genera residuos contaminantes ni contribuye al calentamiento global del planeta.
Un investigador del Centro de Investigaciones de Ecosistemas Costeros (CIEC), Luis Manuel Batista, dijo a la prensa local que es de interés del Estado cubano impulsar la generación eléctrica mediante la fuerza de los vientos.
El CIEC está ubicado en Cayo Coco, al norte de la central provincia de Ciego de Avila, donde desde hace varios años se desarrollan estrategias encaminadas a generalizar y dar un mayor uso al sol, al viento y al biogás, como opciones para obtener energía limpia y disminuir el empleo de carburantes y su impacto ambiental.
Batista señaló que entre esas acciones se destacan los estudios de prospección eólica en la zona norte de la provincia, ubicada unos 420 kilómetros al este de La Habana, que revelaron la existencia de dos áreas con posibilidades de ser aprovechadas para crear electricidad.
Los datos recopilados durante dos años en torres anemométricas de 50 metros de altura, mostraron valores positivos en los lugares conocidos como El Cuatro, en Chambas, y en la Isla de Turiguanó, en Morón, precisó el también profesor titular de la universidad de Ciego de Avila.
El primer parque eólico experimental cubano, ubicado en Isla de Turiguanó, ha aportado al Sistema Eléctrico Nacional unos 4.000 megawatts-hora desde enero de 2001 hasta mayo de 2014.
Esa cifra representa un ahorro de poco más de 1.800 toneladas de combustible que equivalen a 138.722 dólares dejados de gastar, teniendo en cuenta que como promedio Cuba adquiere la tonelada de carburante en 559 dólares.
La isla produce el 96 por ciento de la generación de electricidad a partir del combustible fósil, con un costo de entre 20 y 22 centavos de dólar por kilowatt.
Sin embargo, expertos aseguran que con el uso de las fuentes renovables de energía obtienen los mismos resultados por un valor de sólo 12 centavos, y no provocan daño al medio ambiente.
Los especialistas han identificado una veintena de puntos de la costa norte del este de la isla como los de mayores potencialidades para la instalación y explotación de parques eólicos, como parte del Atlas Eólico de Cuba.
«Si se suman sus capacidades, el potencial instalable sería de 1.100 megavatios (mw) para la generación de electricidad», evaluó el doctor en ciencias Conrado Moreno, profesor titular del Centro de Estudio de Tecnologías Energéticas Renovables (CETER).
No obstante, sus posibilidades pueden ser mayores si continúa la prospección con el aumento de la cantidad de estaciones de medición, y la elevación de la altura de sus torres hasta 100 metros, sugirió el especialista en un artículo en la revista «Energía y Tú».
En la publicación de la Sociedad Cubana para la Promoción de las Fuentes Renovables de Energía y el Respeto Ambiental (Cubasolar), Moreno recomendó incrementar el tiempo de cálculo para que los estimados sean más precisos.
Después de proponer que sean investigadas áreas prometedoras del centro y occidente del país, el experto aclaró que en Cuba -a diferencia de otras naciones- los lugares montañosos no son favorables por los altos costos con respecto a disponibilidades de terrenos llanos de emplazamiento de equipos.
Según Moreno, influye la complejidad de los sistemas montañosos y los impactos medio ambientales y socio-políticos que introducen los parques eólicos.
El uso del molino de viento para el bombeo de agua es tradicional en el archipiélago cubano, y en la actualidad hay instalados más de 8.000, de acuerdo con Cubasolar.
Hace un año, el investigador auxiliar del Centro de Física de la Atmósfera del Instituto de Meteorología, Alfredo Roque, presentó el Atlas Eólico de Cuba durante la XII Conferencia Mundial de Energía Eólica y Exposición de Energías Renovables, que reunió en La Habana a unos 500 especialistas de casi 40 naciones.
El mapa no sólo contiene los datos referidos a los sitios donde es factible emplazar futuros parques eólicos destinados a producir electricidad, sino también aquellos lugares en los cuales puedan instalarse molinos de viento para bombear agua con fines agrícolas o domésticos.
Con el concurso de la Agencia de Cooperación de Canadá, que propició la transferencia hacia Cuba de técnicas de medición del viento más apropiadas y otros medios, el proyecto fue desarrollado por investigadores del propio Centro de Física de la Atmósfera, con la colaboración de diferentes instituciones nacionales y la empresa Environment Canadá.