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El consumo de energía primaria en España baja un 12% entre 2006 y 2012, en gran parte gracias a las energías renovables.
El consumo de energía primaria de la UE ha disminuido un 8% entre 2006 y 2012, según datos difundidos a través de Eurostat sobre el consumo de energía en los 28 estados miembros. En el caso de España esta reducción es mayor: casi del 12%.
Hay varios motivos para este mejor comportamiento de España: el menor consumo energético por el elevado precio de los combustibles fósiles y la crisis económica, y el auge de las renovables. Aún así, a España aún le queda un largo camino por recorrer, con una dependencia energética del 73,3%, frente al 53,3% de media de la UE 28.
Precisamente la semana pasada el secretario de Estado de Comercio, Jaime García Legaz, ha explicado que España sigue importando una importante cantidad de energía, lo que explica que siga existiendo un déficit comercial, si bien el déficit energético se redujo un 9,9% respecto al mismo periodo del año pasado.
Las principales razones por las que el consumo de energía primaria se ha reducido en Europa son:
- El incremento de los precios internacionales de los combustibles fósiles. Como se puede ver en el gráfico, todos los combustibles fósiles tuvieron unos incrementos importantes en los precios entre 2006 y 2012, y estos altos precios se han mantenido en 2014, salvo en el caso del carbón que ha bajado un 21% en el periodo.Fuente: Banco Mundial
- La crisis económica y la dependencia energética. Según Eurostat, la UE 28 en 2006 tenía una tasa de crecimiento del PIB del 3,4%, mientras que en 2012 tenía una tasa de decrecimiento del 0,6%. En algunos estudios económicos del FMI se alude a que la crisis económica de muchos países europeos, y especialmente los que más dependencia energética tienen, como sería el caso de España, tiene su origen en gran medida en el incremento de los precios de la energía que necesitan importar. Como se puede ver en el gráfico, la dependencia energética española es un grave lastre que está impidiendo la recuperación de la economía. En un solo año nos gastamos más en importar combustibles fósiles que todas las primas devengadas a las energías renovables eléctricas desde que se decidió incentivarlas.Fuente: BDE/Aduanas y elaboración propia. Hay que tener en cuenta que parte de las importaciones energéticas españolas se reexportan, alrededor del 15%, por lo que el saldo importador final es inferior al coste de las importaciones.
- La apuesta por las renovables y la eficiencia energética. Ya en 2007, en vista de la tendencia en la producción autóctona europea de energía, los precios internacionales de los combustibles fósiles y la problemática del cambio climático, la UE acordó establecer unos objetivos de energías renovables para cubrir su demanda de energía final en 2020 con un 20% de energías renovables, y un 20% de ahorro de energía frente al consumo tendencial. Estos objetivos se plasmaron en Directivas europeas en 2009 que establecían objetivos nacionales vinculantes con sus respectivos planes de acción. El cambio en la metodología de cálculo del objetivo (energía final frente a energía primaria) está fuertemente influenciado por el hecho que las tecnologías renovables más maduras y competitivas (eólica, hidráulica, solar, etc) producen electricidad que es considerada desde un punto de vista estadístico una energía final. El consumo de energía eléctrica sólo disminuyó un 1,3% en el periodo 2006-2012 frente al mencionado 8% de reducción del consumo de energía primaria. Por otra parte, las energías renovables europeas en 2012 contribuyeron con un 22% del total de la producción de energía autóctona de la UE (sólo por detrás de la nuclear y por delante del carbón, petróleo y gas). En España las renovables produjeron en 2012 el 43,7% de la energía autóctona, también sólo por detrás de la nuclear. Las energías renovables incrementaron su aportación a la producción autóctona de energía en un 54,6% desde 2006. En el sector eléctrico la eólica multiplicó por más de dos su aportación, pasando de 22 TWh a 48 TWh.Está claro que ante los tres retos aquí mencionados a España sólo le podrá ir bien si acierta en su apuesta energética. Más renovables autóctonas, especialmente la eólica por su competitividad y por contar con un sector industrial exportador, y más eficiencia energética son lo que puede contribuir, en términos energéticos, a reflotar la economía española a corto, medio y largo plazo. Pero si se destruye lo construido hasta ahora a golpe de inseguridad jurídica y regulatoria, una falta de políticas energéticas acertadas, junto a un encarecimiento y desincentivo a la inversión, entonces va a ser difícil que el factor energía pueda ayudar a salir de la crisis a España. Al contrario.