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El parón de las energías renovables en España es un hecho ya incontrovertible. El sector eólico instaló en España el pasado 2013 sólo 175 MW, lo que supone sólo un aumento del 0,77% respecto a la potencia instalada.
Es el menor ritmo de crecimiento del sector desde 1997, año en que fue regulado por primera vez en la Ley del Sector Eléctrico. La potencia eólica instalada a final del año pasado era de 22.959 MW, según los datos recopilados por la Asociación Empresarial Eólica (AEE).
Esta potencia instalada está 2.000 MW por debajo de los 24.988 MW previstos por el Plan de Energías Renovables 2011-2020, aprobado en Consejo de Ministros el 11 de noviembre de 2011, para cumplir con la directiva europea 28/2009 de renovables.
Los 175 MW instalados el pasado año corresponden a las últimas instalaciones recogidas en el registro de preasignación, el cupo establecido en 2009 por el Gobierno socialista para los nuevos parques inscritos entonces pudiesen percibir la retribución prevista en el real decreto 661/2007. De hecho, había más potencia prevista para ser instalada, pero las empresas se han retirado visto que las primas desaparecerán para las nuevas instalaciones, según los planes del gobierno popular.
Concretamente, las empresas titulares de 928 MW de los inscritos en este registro han renunciado a instalar esta potencia “ya que con la nueva regulación pendiente de aprobación en la reforma energética no sólo no salen los números, sino que se genera una importante inseguridad jurídica», señala la Asociaión Empresarial Eólica.
Aunque este registro garantizaba el derecho de los parques inscritos a cobrar una determinada retribución durante 20 años, la reforma energética dictada por el Gobierno elimina los derechos adquiridos por las instalaciones existentes y les impone un nuevo sistema retributivo.
Por comunidades
Según los datos recabados por AEE, la comunidad autónoma dónde más megavatios se instalaron en 2013 fue Andalucía (74,4 MW), seguida de Castilla y León (49,40 MW), Navarra (24 MW) y Catalunya (9 MW).
La compañía promotora de parques que más potencia instaló en 2013 fue Enel Green Power (con 88,27 MW), seguida por Acciona Energía, EDPR y Gamesa .
A pesar de este insignificante aumento de potencia en 2013, la eólica se situó, por primera vez en la historia, como primera fuente de electricidad de los españoles en un año completo, al cubrir el 20,9% de la demanda, según datos de Red Eléctrica de España (REE).
Se trata del primer país del mundo en que esto ocurre. Sin embargo, según las estimaciones de AEE basadas en los datos disponibles de la CNMC y de REE, los incentivos a la eólica han representado tan solo un 11,4% de los costes regulados totales del sistema eléctrico en 2013 y han percibido el 25% de los incentivos al Régimen Especial.
Quejas por la política comunitaria
Mientras tanto, los planes de la Comisión Europea para frenar el desarrollo de las energías renovables han provocado un profundo disgusto entre las empresas españolas vinculadas a este sector. La UE se marca como meta conseguir que en el 2030 el 27% de la energía proceda de fuentes renovables (eólica, fotovoltaica, termoeléctrica, biomasa?).
Pero este objetivo se juzga muy modesto y sólo es jurídicamente vinculante en el ámbito de la UE. No existe un compromiso concreto para cada país. Por eso, hay muchas dudas a la hora de saber quién asumirá la responsabilidad ante un incumplimiento.
«Si no se cumple esa meta, ¿a quién se va pedir cuentas? Cada estado debería regular de manera clara sus metas. Si no, estamos favoreciendo una actitud pasiva de estos estados», se queja Jaume Margarit, director general de la Asociación de Productores de Energías Renovables-APPA.
Para este experto, los pobres objetivos de la Comisión ahondarán las políticas del gobierno español, que se ha mostrado hasta ahora más interesado en favorecer la investigación de hidrocarburos o el desarrollo el fracking.
Objetivos españoles en peligro
Una coyuntura adversa como ésta pone en peligro incluso que se cumplieran los objetivos a más corto plazo (para el 2020), añade. Concretamente, para el 2020 el 20% de la energía debería ser de origen renovable, pero ahora (2013) sólo lo es el 16,2%.
Alcanzar las metas más inmediatas (2020) ya resulta muy complicado porque el Gobierno de España ha eliminado las ayudas a las nuevas instalaciones de energía limpia y ha recortado drásticamente las primas a las plantas ya existentes.
Por eso, si se diera una reactivación económica, esta despegaría sobre la base de un modelo con menos presencia de renovables, con lo cual los actuales objetivos europeos «serían inalcanzables», vaticina Jaume Margarit. Los empresarios del sector juzgan que se «tira por la borda el ingente esfuerzo inversor llevado a cabo en Europa, tanto por el sector público como privado».
En cambio, una meta del 30% habría supuesto la creación de más 550.000 puestos de trabajo adicionales (respeto a la propuesta aprobada) y pondría coto a la sangría de divisas que sufre Europa debido a la importación de combustibles fósiles.
La balanza energética española tuvo el año pasado un saldo negativo de 45.500 millones de euros. «Marcar como meta comunitaria un objetivo genérico del 27% para las renovables es un brindis al sol», sostiene Sergio de Otto, portavoz de la Fundación Renovables.
Esta entidad juzga que los planes de la UE son fruto de la presión ejercida por el «lobby eléctrico europeo, secundado por los gobiernos más retrógrados en materia de medio ambiente en Europa, como Polonia y España».
De hecho, la UE se plantea reducir un 40% sus emisiones de gases invernadero en el 2030, pero «al desvincular esa meta de las fuentes renovables, abre un enorme hueco para que se dé entrada a otros intereses nacionales y estratégicos en energía nuclear», agrega Sergio de Otto refiriéndose al Reino Unido y Francia.
Sector más competitivo
La irrupción de las fuentes renovables, con precios cada vez más competitivos respecto a las energías fósiles, «ha provocado una verdadera movilización de los lobbies europeos de empresas eléctricas tradicionales para defender su negocio actual, hecho que ha influido notoriamente en la Comisión», dice la Fundación.
«El plan de la Comisión para el año 2030 es una traición que se ventila de golpe la industria de las energías renovables en auge», declaró Mahi Sideridou, directora general de Greenpeace en la Unión Europea. «Los ciudadanos europeos pagarán el precio: menos empleos verdes, la continua dependencia de los carísimos combustibles fósiles y una esperanza de vida más corta debida a la contaminación», dice Greenpeace.
Otros sectores critican también que no hayan fijado objetivos vinculantes sobre eficiencia energética, lo que frena la innovación en el este campo.
http://www.lavanguardia.com/natural/20140128/54399644290/desarrollo-eolico-estanca-espana.html