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Energías renovables: España es el primer país donde la eólica se convierte en la mayor fuente de energía.
La cobertura de la demanda con eólica alcanzó el 20,9%, por encima de las demás tecnologías.
El 2 de febrero se alcanzó la máxima cobertura de la demanda diaria con eólica, y el precio del mercado cayó a mínimos de 7,69 euros/MWh.
La generación eólica anual, la más alta de la historia, equivale a las necesidades de electricidad del 90% de los hogares españoles.
El viento ha sido la primera fuente de electricidad de España en 2013, lo que ocurre por primera vez en la historia. De hecho, España es el primer país del mundo en el que la eólica se sitúa como la tecnología que más aporta a la cobertura de la demanda en un año completo. Según datos de 2013 del operador del sistema, Red Eléctrica de España (REE), la cobertura de la demanda con eólica ha sido del 20,9%, frente al 20,8% de la nuclear.
La producción eólica ha sido de 54.478 GWh en el año –la más alta de la historia–, lo que supone un aumento del 13,2% respecto a 2012. Según los cálculos de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), esta generación es suficiente para abastecer a 15,5 millones de hogares españoles, el 90% del total. La nuclear produjo 2.337 GWh más que la eólica el pasado año, pero su contribución a la cobertura de la demanda fue menor debido a que consume más electricidad para hacer funcionar sus instalaciones, y esto se descuenta a la hora de calcular la cobertura de la demanda.
La energía eólica superó otros máximos en 2013. El 6 de febrero, anotaba un nuevo récord de potencia instantánea, con 17.056 MW a las 15:49 horas. Ese mismo día entre las 15:00 y las 16:00 horas se superaba también el máximo de energía horaria, con 16.918 MWh.
En los meses de enero, febrero, marzo y noviembre, la eólica ha sido la tecnología con mayor contribución a la producción de energía total del sistema. Y en esos meses se ha demostrado que, cuando el viento sopla, los españoles se ahorran dinero. La influencia de la eólica en los precios del pool (mercado mayorista) se ve muy clara si se observa el mercado en los días de más y menos viento. En 2013, el día en que se alcanzó la máxima cobertura de la demanda diaria con eólica fue el 2 de febrero, y el precio del mercado se situó en mínimos de 7,69 euros/MWh. La mínima cobertura tuvo lugar el 8 de diciembre, jornada en que el precio del pool escaló hasta los 93,11 euros/MWh.
A principios del pasado diciembre, apenas sopló el viento por el anticiclón que atravesó España, y ésta fue una de las razones de la fuerte subida de los precios del mercado eléctrico, que alcanzaron máximos horarios de 112 euros/MWh. Sin embargo, con motivo de los fuertes vientos que trajo consigo la ciclogénesis explosiva de los días de Nochebuena y Navidad, el precio del pool bajó hasta 9,18 y 5,42 euros/MWh, respectivamente. Estos records han sido posibles sin apenas aumentar la potencia instalada en el año.
Es decir, que 2013 podría pasar a la historia como un gran año para la eólica. Pero no será así. Las empresas del sector finalizaron el año sin conocer aún el impacto económico de la Reforma Energética, a falta de la Orden Ministerial que definirá los estándares en los que se basará la retribución. Si la reforma sale adelante tal y como ha sido planteada, tendrá un efecto injusto y desproporcionado para el sector. Las empresas empiezan 2014 sumidas en la inseguridad jurídica –la retroactividad de la normativa que contiene la reforma energética supone que las instalaciones en marcha no van a poder contar con los ingresos esperados cuando se hicieron las inversiones– y sin expectativa alguna de futuro, ya que va a ser difícil que los inversores se animen a invertir en eólica en este país.
La eólica fue regulada por primera vez como Régimen Especial en España en la Ley 54/1997 del Sector Eléctrico –que ha sido sustituida por la Ley 24/2013 dentro del contexto de la Reforma Energética–. En estos 16 años, ha logrado reducir en más de un 20% tanto las importaciones de combustibles fósiles para generar electricidad, como la emisión de contaminantes y CO2 a la atmósfera. El Gobierno debería tenerlo en cuenta antes de cerrar la reforma energética.