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Abengoa inauguró su primera central termosolar en Sudáfrica. Sudáfrica registró el año pasado uno de los crecimientos más altos de inversión en energías renovables, de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Este desarrollo, encabezada en gran parte por el impulso a proyectos de eólica y energía solar, se da en un momento en el que Sudáfrica hace cambios para reducir su dependencia del carbón, que representa cerca del 86% de su energía. Para lograrlo, el país fijó la ambiciosa meta de generar 18 gigavatios (GW) de energías renovables para 2030.
Como resultado, una serie de inversiones han caído a cuentagotas al país, incluyendo la primera incursión de Google en el mercado de la energía solar en África.
Google, que ha desembolsado más de 1.000 millones de dólares en proyectos de energías renovables en Estados Unidos y Europa durante los años recientes, anunció a fines de mayo su decisión de respaldar el Proyecto Jasper Power, una central de energía solar fotovoltaica de 96 megavatios en la Provincia del Cabo, con una inversión de 12 millones de dólares.
«Solo buscamos inversiones que en nuestra opinión tengan sentido financiero», dijo Rick Needham, director de energía y sustentabilidad de Google. «Los importantes recursos de Sudáfrica, así como las políticas de apoyo en cuanto a energías renovables, hacen de este país un lugar atractivo para invertir».
Una vez terminado, los interesados esperan que Jasper sea una de las instalaciones solares más grandes del continente, capaz de generar suficiente energía para casi 30.000 hogares.
No es un secreto que en África hay mucha luz solar y varias regiones del continente gozan de una radiación natural diaria de entre cuatro y seis kWh por metro cuadrado. Sin embargo, tampoco es un secreto que África tiene las tarifas de acceso a la electricidad más bajas del mundo. Más de la mitad de los países del continente experimentan diariamente costosos cortes de energía.
Ante estas condiciones, las inversiones en proyectos de energía solar de gran escala podrían transformar un continente que enfrenta un rápido crecimiento de la población y un incremento en la demanda de energía para sustentar su crecimiento económico.
«Seis de cada diez de las economías que crecieron más rápidamente en el mundo (a lo largo de la última década) se encuentran en África y eso requiere mucha más energía a un ritmo más acelerado de lo que hemos visto en el pasado», dijo Frank Wouters, subdirector general de la International Renewable Energy Agency.
Y algunos países ya se han dado cuenta. Mientras Sudáfrica marca el paso, se anuncian proyectos a lo largo de todo el continente a medida que más países buscan liberar su máximo potencial solar.
A finales de abril, Mauritania lanzó lo que se describe como la central de energía solar fotovoltaica más grande de África hasta el momento, una instalación de 15 megavatios diseñada para proveer 10% de la capacidad de energía del país, de acuerdo con sus desarrolladores.
A principios de mayo, Marruecos comenzó la primera fase de construcción de una central termosolar de 160 megavatios, cerca de Ouarzazate, que forma parte de los esfuerzos del país para producir 2.000 megavatios de energía solar para 2020.
Y más tarde este año, la compañía británica Blue Energy anunció sus planes para construir el proyecto Nzema, en Ghana, una instalación de 155 megavatios. Esperan que la construcción de este proyecto de 400 millones de dólares comience en el primer trimestre del próximo año, para que la planta comience con su operación a finales del 2015.
Sin embargo, a pesar de estos esquemas tan ambiciosos, los expertos dicen que el continente está lejos de explotar su máximo potencial de energía solar. De acuerdo con la International Energy Agency, tanto el carbón como el petróleo y el gas natural representaron el 81% de la generación total de energía en África en 2009, mientras que la energía nuclear ocupó el 2%, la energía hidráulica el 16% y todas las demás energías renovables tan solo ocuparon el 1%.
Wouters dice que la falta de conciencia sobre la competitividad actual de los precios de la tecnología solar, junto con las ineficiencias de desempeño de la mayoría de las instalaciones de energía a lo largo del continente, evita que los países africanos aumenten su producción de energía solar.
Otro problema es el financiamiento, ya que los costes del capital inicial, los largos periodos de recuperación y la falta de experiencia en proyectos solares por parte del sector bancario hacen que el acceso a los fondos sea un reto.
«Necesitas involucrar a los bancos y para muchos de ellos, esto también es nuevo, así que, otra vez, tienes que crear conciencia», dijo Wouters. «Normalmente, el dinero viene acompañado por una tarifa de riesgo que lo hace más caro de lo necesario».
«Los gobiernos en África deberían cambiar su actitud y no pensar que la energía solar es demasiado cara», dijo Dickens Kamughisa, el funcionario de mayor responsabilidad dentro de la organización no gubernamental, Africa Institute for Energy Governance, establecida en Uganda. «Cada decisión debería basarse en la investigación que ayude a asignar los presupuestos en el sector energético».
El año pasado, un informe del PNUMA indicó que el área energética en África necesita instalar cerca de 7.000 megavatios de capacidad nueva en generación cada año. Advirtió que «a menos de que se hagan mayores compromisos y se adopten políticas más efectivas para modificar las tendencias actuales», la mitad de la población en la región subsahariana no tendrá electricidad para 2030.
Mark Hankins, director de African Solar Designs, establecida en Kenia, dice que para que África pueda aprovechar su potencial de energías limpias, la solar debe ocupar el escenario central en las discusiones sobre el tema.
«Debe de haber una reevaluación seria sobre cómo adoptar políticas y lograr el financiamiento para ayudar a que la energía solar cumpla con su potencial en África», dijo Hankins. «Esto significa que debemos no solo hacer frente a las necesidades de la gente pobre, sino utilizar la energía solar para sortear las necesidades del sector energético dentro y fuera de la red, para así poder ayudar a las empresas», agregó. «La energía solar debe estar en la mesa de diálogo, junto con el resto de las tecnologías».
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