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Según la patronal eólica AEE, solo en el sector eólico se han destruido 15.000 empleos desde 2008 y otros 15.000 están ahora en peligro en un país con el 26 por ciento de la población activa en paro.
En cuanto a la energía termosolar, en el ojo del huracán porque sus centrales han sido las últimas en entrar en el sistema, las inversiones comprometidas ascienden a más de 13.000 millones de euros, mientras que en el sector eólico se han invertido más de 30.000 millones de euros, financiados en cerca de tres cuartas partes por deuda bancaria.
La reforma energética que tiene en marcha desde hace un año el Gobierno español representa un revés importante a las políticas de promoción de las energías renovables, alejando el sueño de una menor dependencia energética y dañando la imagen que se había forjado el país en este sector durante la última década.
Apenas unos años atrás, España era líder mundial en energía eólica y solar gracias en buena medida a un generoso sistema de primas que atrajo inversiones multimillonarias, pero los incentivos menguaron notablemente a fuerza de decretos dirigidos a neutralizar el denominado déficit de la tarifa eléctrica, una bola de nieve de 28.000 millones de euros, en medio de una crisis económica y financiera sin precedentes.
Aunque las reformas podrían suponer un alivio presupuestario a corto plazo, expertos señalaron que recortar las primas podría poner en peligro la ventaja competitiva de las compañías españolas en el sector mundial de renovables.
Desde un punto de vista estrictamente contable, las primas a las llamadas energías de régimen especial suponen de largo la mayor partida dentro de los costes regulados o peajes del sistema según los datos del regulador eléctrico, superando los 8.500 millones de euros en 2012.
Este abultado importe contribuirá decisivamente a que el déficit de tarifa pulverice todas las previsiones en 2012 y sostiene el argumentario de las grandes eléctricas, que apostaron por la energía eólica y arremeten fundamentalmente contra las primas a la energía solar, que recibe más del 40 por ciento del total de las primas y apenas cubre un 4 por ciento de la demanda eléctrica del país.
No obstante, a pesar de su evidente influencia en el desfase entre ingresos y costes regulados del sistema vigente, las energías renovables tienen un grado de aceptación creciente en la sociedad, son importantes desde el punto de vista medioambiental porque no emiten dióxido de carbono y propician la sostenibilidad del sistema porque su naturaleza -aunque intermitente- es inagotable.
Por su orografía y abundancia en sol, España se encuentra en una situación privilegiada para explotar sus fuentes de energía renovable, lo que reduciría su tradicional dependencia de los hidrocarburos, caros y volátiles, y salvaguardaría un tejido industrial que ha generado empleo y crecimiento económico en la última década.
España sigue manteniendo el liderazgo en la cobertura de la demanda eléctrica con energías renovables, con el 30,8 por ciento del mix total de producción eléctrica en España, frente al 20,6 por ciento de Alemania o el 12,4 por ciento de Francia.
Sin embargo, sigue siendo excesivamente dependiente del gas importado de Argelia para los ciclos combinados y del carbón que queman las centrales térmicas, así como de la energía nuclear, que cubrió el 22 por ciento de la demanda el año pasado, seguida por el carbón (20%).
De acuerdo con los expertos, los últimos recortes en energías renovables conllevarán una mayor dependencia de la generación térmica, particularmente con carbón.
España importa alrededor de las tres cuartas partes de sus necesidades energéticas, con una factura anual en petróleo, gas y carbón de unos 40.000 millones de euros, prácticamente la misma cantidad que tuvo que pedir a sus socios europeos para rescatar a sus bancos el año pasado y lo que se ha gastado en primas al régimen especial desde 2004.
El carbón es el único carburante del que España tiene reservas significativas, aunque también se importa porque la extracción del carbón nacional es más cara y su poder calorífico menor.
El carbón ha incrementando su peso en el mix energético desde el 8 por ciento en 2010 hasta el 19 por ciento en 2012, ocupando el sitio de algunas importaciones de gas natural más caras, y este aumento de ritmo podría continuar si se detiene el impulso a las energías renovables, dijo Gary Hornby, analista de la consultoría energética Inenco.
Por otra parte, una caída en la inversión en renovables también podría propiciar un incremento de las importaciones de gas natural.
«Estoy seguro que el gobierno va a aumentar el mix de los ciclos combinados», dijo esta semana el presidente del gestor de la red gasista española Enagas, Antonio Llardén.
En cualquier caso, la postura del Gobierno es aprovechar racionalmente los recursos en medio de fuertes restricciones presupuestarias.
En su lucha obsesiva por frenar la colosal deuda de los consumidores españoles con las grandes eléctricas, el Gobierno ha legislado cinco veces en menos de un año, con medidas de fuerte acento fiscal y con el punto de mira en las primas de las renovables, a las que considera como principales causantes del déficit.
La persistente caída de la demanda de electricidad en la España de los seis millones de parados ha hecho saltar las alarmas sobre un sistema retributivo calificado de excesivamente generoso por las eléctricas integradas, que han tenido que soportar en sus balances la financiación del déficit, algo que ha tenido efectos colaterales en su perfil de deuda y condicionado la estrategia de gigantes como Iberdrola.
La merma de ingresos en el sector de las energías renovables desde el inicio de la crisis se cifra en el 30 por ciento y cualquier beneficio se destinará a devolver deuda, con lo que los proyectos apenas son rentables, dijeron varias fuentes del sector.
Esta situación ha desatado la furia de los inversores extranjeros que inyectaron dinero en proyectos verdes bajo condiciones más favorables y ahora amenazan con una nueva demanda de arbitraje contra el Gobierno español.
De acuerdo con los datos manejados por la patronal fotovoltaica UNEF, de los 25.000 millones invertidos en fotovoltaica española en los últimos años, un 80 por ciento se ha financiado con créditos bancarios (15.000 millones por bancos nacionales y 5.000 millones por extranjeros).
Jose Elías Rodríguez y Tracy Rucinski, http://www.helionoticias.es/noticia.php?id_not=1023