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Greenpeace ha denunciado la responsabilidad del sector de los combustibles fósiles en el mínimo de hielo ártico de este año confirmado hoy por los científicos del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo de EE.UU. (NSIDC, según siglas en inglés). Los nuevos datos indican que el mínimo histórico de hielo en el Ártico se ha alcanzado el día 16 de septiembre, en que la cubierta helada se redujo a 3,41 millones de km2, una reducción de al menos un 45% desde que comenzaron las mediciones en 1979.
El récord de años anteriores ya se superó este año el pasado 26 de agosto, cuando la extensión del hielo marino del Ártico se redujo a 4,10 millones de km2. Esto a su vez suponía una extensión de 70.000 km2 por debajo de la que se registró el 18 de septiembre de 2007, que fue de 4,17 millones de km2.
«Lo que estamos viendo hoy en el Ártico es un momento histórico para la humanidad», ha declarado desde Nueva York Kumi Naidoo, director ejecutivo de Greenpeace Internacional, en respuesta a este hecho que, según los científicos, es la evidencia más clara del cambio climático. «En 30 años hemos alterado la imagen que se percibía de nuestro planeta desde el espacio y, según los expertos, el Polo Norte podría quedar libre de hielo en verano en unos pocos años».
Naidoo, que acaba de llegar del Ártico y ha participado como activista en varias acciones para detener la actividad de la plataforma petrolífera donde la rusa Gazprom se ha desplazado para perforar, apunta al sector de los combustibles fósiles como el principal culpable de esta crisis y recuerda que este sector «se está lucrando enormemente con el cambio climático que ellos mismos provocan y que está poniendo en jaque a miles de personas en todo el mundo. Los políticos anteponen los intereses económicos de este sector a las recomendaciones científicas faltando a su deber de proteger a la población a la que representan».
«Sinceramente espero que las generaciones futuras puedan percibir este momento como un punto de inflexión y el día de hoy sea recordado como aquél en el que un nuevo espíritu de cooperación emergió para poner freno al mayor reto al que nos hemos enfrentado jamás: el cambio climático. La solución es una revolución energética que ya está sucediendo y que nos va a llevar a la sustitución de los combustibles fósiles por las energías renovables, pero que debemos acelerar para llegar a tiempo de evitar los peores impactos del calentamiento global», ha concluído Naidoo.
Por su parte, Julienne Stroeve, científica investigadora del NSIDC actualmente a bordo del barco de Greenpeace Arctic Sunrise liderando una investigación al respecto, ha declarado que este récord indica que «el Ártico puede haber entrado en una nueva era climática, en la que la combinación de una capa de hielo más fina y temperaturas más elevadas del aire y del océano impliquen una pérdida de hielo mayor cada año que pase». ??En este sentido ha recordado que, a su vez, «las magnitudes de la pérdida de hielo que se están experimentando actualmente en el Ártico tienen como consecuencia un calentamiento inusual de la atmósfera ártica -por el descenso de la superficie blanca del hielo que refleja los rayos del sol y el aumento de la superficie azul oscura que los retiene-, algo que genera impactos climatológicos en el hemisferio Norte que pueden traducirse en el aumento de frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones, grandes sequías y olas de calor».
Greenpeace inició el pasado mes de junio una campaña para proteger el Ártico a la que ya se han unido más de 1.800.000 personas para pedir que la zona deshabitada alrededor del Polo Norte sea declarada un santuario y que se prohíba realizar actividades industriales tan insostenibles como las perforaciones petrolíferas en el Ártico. La organización ecologista está celebrando hoy un evento en Nueva York en el que se han dado cita científicos, políticos y representantes de la sociedad civil de todo el mundo para debatir sobre una solución efectiva a esta crisis.