Electricidad para 15.000 hogares y una superficie de 40 campos de fútbol: La primera central termosolar con tecnología Fresnel, en Murcia, ha superado con éxito la fase de prueba. Detrás de este novedoso proyecto están cinco empresas suizas.
Cuatro ríos, dos terrenos pantanosos, arrozales, almendros, agricultura, pequeña industria, terrenos extensos y poco explotados. Nada en la localidad murciana de Calasparra, a solamente 100 km al oeste de Alicante, recuerda los centros turísticos del Levante español. Estamos en julio y el calor aprieta; el termómetro indica 32 grados. En Suiza, llueve. Son condiciones ideales para la energía solar, afirma Leo Voser, director técnico del proyecto Puerto Errado 2.
El ingeniero suizo apunta con el dedo una nube que cubre el sol y dice: “Si la nubosidad se prolonga, tenemos que cerrar la termosolar”. Voser explica cómo funciona la central solar, que abarca una superficie de 300.000 metros cuadrados cubierta de espejos convencionales –planos y no parabólicos como en otras instalaciones solares– montados horizontalmente en postes que se distribuyen en 28 filas, cada una de 940 metros de longitud. La mitad de ellas conforman un campo solar. En condiciones óptimas, la termosolar es capaz de producir energía suficiente para activar una turbina de 15 megavatios.
Las estructuras que sostienen los espejos son móviles para poder optimizar la captación solar. Los espejos reflejan constantemente los rayos solares y los transmiten a un tubo horizontal, situado siete metros más arriba, que absorbe la energía. El tubo se alimenta con agua y está conectado a un circuito hidráulico de alta presión. Los rayos solares calientan el acero de la turbina. El agua se calienta hasta los 270 grados y, bajo presión, se transforma en vapor. Al igual que en una central térmica convencional, el vapor acciona las turbinas que producen electricidad. Acto seguido, el vapor se enfría y vuelve a su estado líquido y al circuito hidráulico. Se requiere poca cantidad de agua para alimentar el conjunto. “Cuando está nublado, hay menos radicación y, por ende, también es menor la temperatura en el tubo. Es imposible alcanzar los 270 grados”, explica Voser. “Hay menos vapor, baja la presión y tenemos que cerrar las turbinas”.
En invierno, debido a la posición baja del sol, los espejos transmiten menos calor a los conductores. “En invierno, los dos campos solares accionan solamente una de las dos turbinas. Naturalmente, las turbinas se cierran cuando hace mal tiempo y también durante la noche”. Aunque “desde el punto de vista de la física resulte obvio”, Voser confiesa que le sorprendió la sensibilidad del sistema a la nubosidad y la niebla, que es muy frecuente en verano.
“Puerto Errado 2 produce energía para aproximadamente 2.000 horas al año. Las centrales térmicas convencionales (gas, petróleo o carbón), en cambio, funcionan durante 8.000 horas anuales”. Aunque las horas de producción son modestas, compensa, ya que la energía primaria es gratuita. Los ajustes finales de la termosolar constituyen, según Leo Voser, el “mayor desafío”. La dificultad reside en ajustar las turbinas “a un generador de vapor que funciona con una fuente energética variable y no constante, como la llama del gas o el petróleo. Lo habitual es alimentar una turbina con corriente estable producida por el vapor”. Al inicio, cuando la central comenzó a funcionar a pleno rendimiento, se registraron problemas como tensiones térmicas y retrasos en los conductos. “Pero las dificultades surgieron en la parte convencional de la central, donde suponíamos que todo funcionaría sin percances, pues disponemos de muchos años de experiencia con esta tecnología”, precisa Voser. En cambio, los elementos nuevos como la producción de vapor gracias la fuente solar nos planteó “menos problemas de los previstos”. “La fiabilidad del campo solar es sorprendentemente alta. Aunque parezca frágil, es una construcción robusta”, puntualiza el ingeniero.
Desde febrero de 2012, la central de Puerto Errado 2 abastece de electricidad a la compañía española Iberdrola. Por cada kilovatio, la Tubosol PE2 -sociedad que fundaron las empresas suizas que invirtieron en este proyecto- cobra 26 céntimos de euro. Al igual que Suiza, el Gobierno de España fomenta la energía solar mediante la retribución de la corriente inyectada a red. El nivel de las tarifas, la buena radiación solar y terrenos a buen precio son los principales factores que llevaron hace tres años al consorcio Elektra Baselland (EBL) y otras compañías suizas a construir una central termosolar en el Levante español. Su puesta en servicio comercial está prevista para fines de julio de 2012. En ese momento, la explotación y el mantenimiento pasarán de Tubosol PE2 a manos de una sociedad española. “En Suiza hubiera sido imposible construir una infraestructura de estas dimensiones. Se puede aprovechar la energía solar para producir electricidad a pequeña escala. La construcción de esta central albergaba muchas incógnitas incluso en España. Las nuevas tecnologías siempre conllevan riesgos”, reconoce Voser. “Todo proyecto tiene sus incertidumbres. Pero confío en que de aquí a tres meses tendremos todo bajo control. La etapa más difícil ha quedado atrás”.
Andreas Keiser, Traducción: Belén Couceiro. http://www.swissinfo.ch