British Standards Institution (BSI) ha celebrado una nueva edición de las jornadas para el lanzamiento de las normas internacionalmente reconocidas PAS 2050 y PAS 2060 sobre gestión, verificación y neutralización de huella de carbono, que ofrecieron el pasado 14 de junio en Bilbao y que ayer y hoy han celebrado en Madrid y Barcelona, respectivamente. El acto ha acogido nuevamente a diversos expertos y responsables en gestión medio ambiental para abordar la gestión de la huella de carbono en empresas, instituciones y demás organizaciones, cumpliendo con los objetivos del negocio y alcanzando otras ventajas competitivas.
Entre los asistentes en Barcelona, destacó la intervención de Jordi Pujol, gerente de Low CO2. Pujol es uno de los dos socios de esta consultora medioambiental y energética, una iniciativa empresarial que nació con el objetivo de facilitar a las empresas y la sociedad en general el proceso de reducción de las emisiones de CO2, haciendo compatible el modelo sostenible con el sistema de vida actual.
Para Pujol, “toda empresa que gestiona su huella de carbono, gestiona directamente los costes asociados a sus procesos, dispone de un mayor control de éstos y puede posicionarse delante de otros competidores que no la gestionen con nuevos argumentos comerciales y corporativos, con lo que dispone de ventaja competitiva”.
En cuanto al compromiso de las empresas por la sostenibilidad en España, Pujol afirmó que “actualmente se podrían diferenciar dos clases de empresas: aquellas en las que su compromiso es anterior a la crisis, que ya tienen muy interiorizada la oportunidad que este compromiso les brinda; y aquellas en las que este compromiso es posterior a la crisis, organizaciones cuyo compromiso aún no está interiorizado y, por tanto, está supeditado al interés y a la exigencia externa de clientes y consumidores”.
Raquel Azcarraga, directora de Sostenibilidad de Bankinter, que intervino como ponente tanto el seminario de Madrid como en el de Barcelona, expuso el plan de sostenibilidad de la entidad financiera, “un programa estratégico que no solo contempla la gestión medioambiental, sino también una vertiente social y económica”.
Azcarraga explicó que “el plan de tres vertientes pretende responder a las tres crisis a las que asistimos actualmente”: la crisis económica, la crisis social generada por el desempleo y la situación de de colectivos con necesidades especiales como los discapacitados, y la crisis ambiental generada a causa del cambio climático.
Para atender a la crisis ambiental, Azcarraga reveló que el banco ha puesto en marcha el llamado Proyecto Huella de Carbono, “una estrategia a través de la cual han logrado calcular y reducir las emisiones directas generadas por la entidad de 2010 a 2011”, a través de medidas como el ahorro energético (con instrumentos como sensores para controlar la iluminación o la sustitución de lámparas convencionales por LEDS…), las mejoras tecnológicas (como el uso de la videollamada o videoconferencia para evitar el coste de los desplazamientos de empleados), la formación y concienciación de la plantilla para la optimización de recursos de uso cotidiano (como en el uso del papel o la impresión de documentos), o el desarrollo de otras iniciativas para compensar las emisiones ya generadas por la entidad (como el Bosque Bankinter, un proyecto por el cual el banco planta un árbol por cada nuevo cliente de la entidad financiera).
En esta ocasión, David Díaz, director regional de BSI, reveló que “en España las grandes empresas ya piden a proveedores y clientes informes que verifiquen el cálculo de sus emisiones, con lo que la gestión de la huella de carbono se ha convertido en una cuestión prioritaria para todo tipo de organizaciones”. Según el director, “hoy día las empresas tienen dos opciones: ser reactivos o proactivos, es decir, esperar a que nos lo pidan o dejar para mañana algo en lo que ya podíamos estar trabajando hoy”.
Díaz destacó en su discurso que las razones para apostar por la huella de carbono “no deben basarse solo en que nos lo pidan nuestros clientes, lo hagan nuestros competidores o nos aporte prestigio a nuestra marca. Al contrario de lo que se piensa, la situación económica actual es una ocasión idónea para apostar por la gestión de la huella de carbono, en la medida en que las organizaciones tomen conciencia de que esta práctica no solo nos permite invertir en sostenibilidad, sino también en eficiencia energética y, por tanto, en reducción de costes”.
“Lo habitual es que la gente piense que todo producto ecológico tiene que ser necesariamente más caro pero esto no siempre tiene que ser así. El cálculo de la huella de carbono es el mejor modo de conocer una organización y sus fuentes de emisión, y este es el primer paso para empezar a trabajar en la reducción de costes”, aseguró el director.
Para la exposición de casos prácticos en la jornada de Madrid, Jesús Pérez López, director de Innovación del Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística (ITENE), expuso el caso práctico de su entidad en la gestión de huella de carbono de clientes y colaboradores, una gestión para la que calificó de ‘esencial’ el cálculo de las emisiones de GEI para tener un indicador que ayude a desarrollar un buen plan acción, así como realizar un seguimiento continuo de este indicador.
En este sentido, el director coincidió con el resto de ponentes en definir la huella de carbono como “un indicador clave del rendimiento de las empresas y un factor crítico para la inversión”, incidiendo en que se trata de “un factor de decisión en auge para todo tipo de empresas”, que “actualmente existe una gran variedad de herramientas para su cálculo y comunicación” y que “los consumidores cada vez están más comprometidos con el cambio climático”.
Por su parte, BSI contó también en Madrid con la participación de María del Mar de la Rica, técnico ambiental de OBSA (Observatorio de la Sostenibilidad en Aviación), una iniciativa de la empresa pública SENASA (Servicios y Estudios para la Navegación Aérea y la Seguridad Aeronáutica), que actúa como foro de encuentro y centro de referencia nacional para el análisis y la evaluación de la sostenibilidad en el sector de la aviación.
De la Rica habló sobre “la controversia internacional que existe” en el sector de la aviación en materia de sostenibilidad, ya que “la UE únicamente establece medidas para limitar las emisiones pero no para compensarlas”, una situación ante la que OBSA apuesta por “la necesidad de mejorar y dar un paso más que permita la compensación de la huella ecológica”.
Para ello, De la Rica reveló algunas de las herramientas de la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional) para alcanzar este objetivo, como “la mejora tecnológica, las mejoras operacionales, la optimización del espacio aéreo, el desarrollo de los biocombustibles, y otras medidas como el mercado libre de créditos de emisiones o la compensación de emisiones como mecanismos voluntarios”.
Asimismo, durante las jornadas en ambas capitales participaron otros expertos como Asier Sopelana, responsable de proyectos de Factor CO2; Catherinde Milhau, directora del Departamento de Coordinación y Desarrollo de FCC, Luis Palomino, secretario General de Asociación de Empresas Gestoras de Residuos y Recursos Especiales (ASEGRE), todos ellos en Madrid; o Frank Margenat, director general de la bodega catalana Oller del Mas, la primera bodega catalana que cuenta con el certificado de verificación de huella de carbono PAS 2050, en Barcelona.
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