Las energías renovables en Perú

Desde hace más de 20 años muchas naciones del mundo están en un estado de permanente preocupación por la alarmante falta y el sistemático gasto de combustibles fósiles en la tierra (carbón, petróleo y derivados, gas natural, etc.). Las luchas constantes de los estados, tanto en el ámbito económico como en el político, por el dominio de las principales fuentes de energía, lo que ha conllevado al aumento de los precios de los combustibles y el cambio climático, han traído como consecuencia que muchas naciones se animen por promover el desarrollo y consumo de las energías renovables (eólica, energía solar fotovoltaica y termosolar, biomasa y biocarburantes, calor geotérmico y bombas de calor).

El 22 de marzo pasado, Barack Obama, en una gira por diferentes estados del sur de la federación, incentivó el uso de las “energías limpias” para abastecer la mayor capacidad de demanda energética. Lo dicho durante su periplo sureño por el presidente norteamericano ratifica lo que manifestó el mandatario en 2010 en el marco del discurso del Estado de la Unión en el Capitolio; en aquella oportunidad Obama precisó que para el año 2016, de toda la Energía utilizada en esa Nación, el 37 % será de carácter renovable.

Al otro lado del Atlántico, la Unión Europea ha comprometido grandes esfuerzos a fin de dar un mayor impulso a las Energías Renovables, lo cual producirá una reducción en la emisión de gases invernadero (CO2) generados por la producción y el excesivo gasto de energía. Resulta evidente por lo tanto que la Unión Europea ha planteado todo un reto a sus estados miembros, lo cual producirá sin duda una verdadera Revolución Energética, y traerá consigo una elevación de los niveles de competitividad en el mercado energético europeo y, asimismo, una mayor seguridad en lo que concierne al suministro de energía.

En esta parte de nuestro continente, en el caso peruano, se han dado algunos avances en el desarrollo de las Energías Renovables. En el año 2003 el SENAMHI y el Ministerio de Energía y Minas elaboraron un Atlas de Energía Solar del Perú, identificando a las zonas de la costa norte, costa sur y sierra del Perú como áreas potenciales para desarrollar proyectos de energía solar. Y cinco años después, en el 2008, se elaboró el Atlas de Energía Eólica del Perú, en el que se identificó a las ciudades peruanas con mayor potencial para el desarrollo de proyectos de energía eólica: Ica con 41%, Piura con 34%, Cajamarca con 15% y Arequipa con 5%.

En el ámbito de la actividad privada tampoco nos hemos quedado atrás. Se han incentivado diferentes proyectos orientados a desarrollar energías limpias, tanto a través del fomento del uso del Etanol (el cual es producido a través del bagazo de la caña de azúcar y de otro tipo de vegetales), como también vía la creación de paneles solares en diferentes zonas de la sierra central. Sin olvidar, la promoción y fomento del uso de la energía geotérmica, impulso que encuentra sus orígenes en la década de los setenta.

Sin embargo, debemos dejar en claro, a pesar de todos estos esfuerzos que se han producido en las últimas décadas, aun no existe una verdadera política energética cuyo objetivo sea el impulso de la producción y el consumo de las energías renovables. Muchas entidades privadas y naciones, al igual que instituciones de cooperación internacional, han ofrecido alicientes de diferente tipo al Perú a fin de que las energías limpias tomen impulso en nuestro país. Y a pesar pues de que entre los estímulos en boga podemos identificar a los llamados Bonos de Carbono para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, el Estado peruano no ha fomentado fehacientemente el uso y desarrollo de las energías limpias.

Queda claro que una verdadera política energética que desarrolle energías renovables produciría una eficiencia energética que conduciría a un menor gasto en los recursos energéticos, permitiéndonos entablar una lucha frontal al cambio climático, pues nos comprometería a reducir las emisiones de gas de efecto invernadero. Permitiéndoles a que los habitantes de nuestro país tengan un acceso a energías modernas, el cual elevaría la calidad de vida de los más necesitados, los cuales han sido postergados por tantos años de recursos energéticos que son necesarios para el desarrollo vital del hombre.

El Estado peruano, nuestra sociedad organizada, en un esfuerzo común con el resto de países de la región, tiene la obligación de sensibilizar en torno a la necesidad de desarrollar estas energía, y por ende celebrar acuerdos y/o tratados internacionales con países que estén comprometidos en la lucha orientada a revertir el cambio climático, en aras de que la lucha por la inserción de energías renovables sea un aliciente para la reducción de la dependencia de combustibles fósiles y de los gases de efecto invernadero (CO2).

La eficiencia energética basada en recursos renovables debe por consiguiente ser un punto prioritario en las políticas del Estado peruano y de nuestra región. La necesidad de satisfacer las necesidades de millones de personas que no tienen el acceso a los recursos energéticos está en juego. En esta tarea, los ministerios de Energía, Educación y el nuevo Ministerio del Ambiente, deben comprometer sus esfuerzos a fin de que el crecimiento de las energías renovables tengan un acercamiento a nuestro entorno: Fomentando e incentivando el uso de recursos reemplazables desde la más tierna edad, promoviendo una cultura energética renovable de vanguardia. Y así liberarnos del pesado fardo que es la dependencia de los combustibles fósiles.

Alonso Ortega Pino, www.generaccion.com/