Contar con un vehículo eléctrico como éste valdrá la pena para los Estados Unidos por los elevados costos de combustible en los últimos conflictos.
El general de brigada retirado Steve Anderson, que sirvió como jefe logístico en Irak, reveló que cerca de 1.000 soldados murieron en Irak y Afganistán mientras transportaban combustible.
Anderson estimó que el departamento de Defensa se había gastado en la guerra en Irak unos 20.000 millones de dólares en tiendas y estructuras móviles de los campamentos, dinero que en su mayoría se destinó al combustible necesario para enfriar y calentar las tiendas.
La firma de seguridad BAE Systems detalló que el nuevo tanque es entre un 10 por ciento y un 20 por ciento más eficiente en el uso de combustible y más rápido que los carros de combate convencionales impulsados por gasóleo.
El vehículo pesará 63 toneladas, podrá transportar a 12 soldados y pasará a formar parte del programa de sistemas de combate del futuro que impulsa Estados Unidos.
El nuevo Vehículo de Combate por Tierra (GCV en sus siglas en inglés) dispondrá de un motor diesel generador de electricidad incorporado a un tanque más ligero de lo habitual.
Será mucho más eficiente, ágil y tendrá más fuerza de aceleración gracias a su sistema eléctrico, que permitirá también la integración de nuevas tecnologías. La idea también es que el tanque pueda utilizarse como una especie de generador eléctrico en los campamentos militares.
Otra ventaja, aseguran, es que será mucho más silencioso que los tanques propulsados con gasolina, lo que lo haría idóneo en maniobras tácticas.
Además, tendrá una durabilidad de 30 y 40 años, y su tecnología, dicen, hace que sea adaptable a desarrollos futuros que permitan aumentar su eficiencia.
El precio todavía no está fijado, pero algunos analistas auguran que será de unos 12 ó 17 millones de dólares por vehículo, casi el doble o el cuádruple de lo que cuestan los actuales tanques.
En caso de adoptarse finalmente, estos reemplazarían a los vehículos Stryker o los Bradley que emplea el ejército estadounidense.
Disponer de vehículos eficientes a nivel energético es estratégicamente importante para el ejército de Estados Unidos.
Los costos del combustible son considerables. Pero en conflictos como el que se llevó a cabo en Afganistán e Irak contar con fuentes de energía alternativas es también una cuestión de vida o muerte.
Según declaró en 2012 el general de brigada retirado Steve Anderson, que sirvió como jefe logístico en Irak, cerca de mil soldados murieron en Irak y Afganistán mientras transportaban combustible.
Anderson también estimó que el departamento de Defensa se había gastado en la guerra en Irak unos 20 millones de dólares en tiendas y estructuras móviles de los campamentos, dinero que en su mayoría se destinó al combustible necesario para enfriar y calentar las tiendas.
A nivel ecológico, el disponer de vehículos de este tipo también podría reducir considerablemente las emisiones de gas invernadero.
"Las inversiones del ejército de Estados Unidos en vehículos eléctricos y tecnologías verdes son importantes", dijo por su parte Miriam Pemberton, investigadora del Centro de Estudios Internacionales con sede en Washington.
"Como el mayor emisor de gases de efecto invernadero en el mundo, lo que hagan los militares para reducir sus emisiones tendrá un impacto significativo".
"Este impacto sería aún mayor si los militares priorizaran tecnologías con mayor potencial de transferencia, es decir, que puedan ser usadas con fines civiles", apuntó.
"Esto aseguraría que esta inversión contribuya a reducir las emisiones en toda nuestra economía. Los mismos militares consideran el cambio climático como una de las mayores amenazas a la seguridad. Por lo que tratar esta amenaza no se puede resolver con un ejército más verde de forma aislada".