Eso, que es muy malo para Iberdrola y las compañías de UNESA, es muy bueno para el conjunto de los ciudadanos de nuestro país: dejamos de importar grandes cantidades de gas para quemarlo, dejamos de pagar divisas a otros países, reducimos las emisiones de CO2 y reducimos el precio medio del mercado mayorista de electricidad. Menos déficit eléctrico, más innovación y más empleo en España y también menos déficit público.
Esas compañías proponen como solución al déficit tarifario moratorias en la instalación de centrales solares e incluso sacar del registro a las centrales con preasignación, cuando los beneficios de las eléctricas son el elemento de coste del sistema que más viene contribuyendo al déficit desde su establecimiento, mucho antes de que las renovables entrasen en escena y, por supuesto, que la termosolar, cuyas primas recibidas son de una cuantía inferior al 1% del déficit acumulado y sólo lleva tres años en el sistema.
Un recorte en los beneficios sobrevenidos de las eléctricas contribuiría más directamente a eliminar el déficit tarifario, ya que mientras las renovables reducen el precio del ‘pool’, los beneficios de las eléctricas no. Teniendo en cuenta los costes máximos estimados por la Comisión Nacional de la Energía (CNE) de 3 €/MWh para la energía hidráulica y de 18 €/MWh para la nuclear, coincidentes con otros estudios realizados por prestigiosas consultoras, y teniendo en cuenta los precios medios que cobraron las eléctricas, los "beneficios excesivos" o "windfall profits" cobrados por las nucleares y las hidráulicas habrían sido de cerca de 20.000 millones de euros en el periodo 2006-2010.
Estos escandalosos beneficios bien podrían justificar una importante “quita” del déficit basándose en la teoría del Tribunal Supremo de la “rentabilidad razonable”. A futuro, la reducción de la retribución a esas tecnologías también contribuiría a reducir los costes del sistema, lo que no ha sucedido hasta ahora. Otro elemento pendiente es la liquidación final de los Costes de Transición a la Competencia, que también podrían disminuir el déficit tarifario en una cantidad significativa.
La implementación de las energías renovables responde a una planificación con el horizonte 2020, en el que nuestro país ha adquirido compromisos vinculantes con la Unión Europea y con la mitigación del cambio climático en base al Protocolo de Kioto y a las sucesivas renovaciones en las Conferencias de las Partes (COPs), así como al objetivo de disponer de un sistema de generación eléctrica menos vulnerable a las subidas de precios de los combustibles fósiles, cuyo impacto en nuestra economía tantos daños ha causado y -lo peor- seguirán causando si no se les pone remedio.
En cambio, en el gran “boom” de los ciclos combinados de estos años atrás, esas empresas se equivocaron al sobrepasar la planificación del sistema, que preveía 14.800 MW en 2011, en una desenfrenada carrera por ocupar los mejores emplazamientos. Asimismo, en el Plan Nacional de Asignaciones 2008-2012, la media de horas de funcionamiento se situaba en 3.000, muy inferior a las 5.000 horas que reclaman sin ningún derecho.
Esta ha sido la mayor “burbuja energética” que ha sufrido nuestro país en toda su historia. Ahora, esas empresas están tratando de hacer de “su problema” (previsiones erróneas) un “problema nacional”, pero los españoles no tenemos por qué pagar los errores estratégicos de sus directivos.
Por cierto, resulta sorprendente la propuesta de que el pago al que se ha visto obligada Gas Natural en el laudo de su conflicto con Sonatrach sea cargado a la tarifa que pagan los usuarios como propuso en una de sus últimas actuaciones el anterior Ministro de Industria, lo que esperamos no se produzca.
Ya se ocultó el primer recargo impuesto por Montilla, del que no se informó a nadie, y ahora piden otro recargo retroactivo en base a unos contratos y unos precios que son secretos, como también lo es el acuerdo alcanzado con Sonatrach del que se deriva su toma de participación en Gas Natural para rebajar el importe del laudo y, lo que es más grave, el precio que Sonatrach ha puesto al gas que nos vende desde junio de 2011. Todo un contraste con las primas a las renovables, que son transparentes y conocidas por todo el mundo.
Las centrales termosolares no han tenido nada que ver con el déficit tarifario hasta la fecha (intentan confundir nuestras tecnologías con la fotovoltaica cuando les interesa y no es lo mismo). Las centrales termosolares recibieron primas por valor de 4, 22 y 185 M€ en los años 2008, 2009 y 2010 respectivamente, mientras que su aportación al PIB fue de 723, 1182 y 1.650 M€ en esos años. Claro que cuando los 2.400 MW preasignados estén funcionando en 2014 sus primas serán mayores, pero, en ese momento, también lo será su contribución al PIB, así como la rebaja inducida en los precios del ‘pool’, el ahorro de importaciones de gas y el ahorro en derechos de emisión, junto al importante nivel de empleo asociado a esta industria.
La termosolar “ni ha sido” (menos del 0,3% de primas acumuladas a las renovables hasta la fecha) “ni es” (5% de las primas al Régimen Especial en 2011) “ni será” (3% de los costes del sistema eléctrico a partir del 2014 suministrando entonces el 3% de la electricidad) la responsable del déficit tarifario. ¿Por qué tratan de desviar las eléctricas la atención sobre las verdaderas partidas que están causando al déficit? El Gobierno, con un simple análisis cuantitativo, no se dejará confundir.
Los efectos positivos serán, en conjunto, mucho mayores que las primas de esos 2.400 MW, y el nuevo Gobierno no debería tener ninguna duda sobre el apoyo a las centrales termosolares. “Lo primero es el empleo” y las centrales termosolares, con sus fuertes inversiones privadas, representan una auténtica oportunidad histórica, tanto para la salida de la crisis en nuestro país como para el posicionamiento internacional de nuestras empresas.
Valeriano Ruiz / Luis Crespo, Presidente y Secretario General de Protermosolar, www.protermosolar.com