China, primera potencia eólica mundial

Louis Schwartz, abogado estadounidense especialista en el sector eólico, señala que sus colegas locales hablan de 150 gigavatios ya en 2015 y 250 GW cinco años después. “Soy muy optimista en lo tocante al crecimiento de la energía eólica en China. Sus autoridades no tendrán obstáculos para poner en juego una enorme capacidad”

El letrado preside China Strategies, una consultoría de Pittsburgh. “Vengan como vinieren las estadísticas o los pronósticos en danza –subraya Schwartz-, la expansión está asegurada”. Pero ¿por cuánto tiempo y a qué precio? Sucede que tener alta participación del mercado eólico es una cosa y otra, muy distinta, es ser una compañía rentable, bien gestionada.

Gracias a los habituales vaivenes chinos, la realidad de su negocio eólico es tan contradictoria como compleja. Al igual que muchas otras industrias, la oferta en el sector de turbinas eólicas se halla saturada y por demás fragmentada. Una gran cantidad de operadores relativamente antiguos o nuevos, locales o extranjeros, pujan por más lugar en el reparto.

“Antes de que el mercado chino de energía eólica remontase el vuelo, hace alrededor de seis años, lo cubrían unos diez fabricantes de turbinas eólicas”, apunta Jens Tommerup, presidente de la filial en Beijing de la danesa Vestas. Con 9.800 millones de dólares en ingresos totales (2010), la empresa ocupa casi un 15% del mercado eólico global. En 2005, “las manufacturas no chinas dominaban la plaza".

Pero, en 2010, los operadores extranjeros eran casi los mismos y los locales habían aumentado a más de setenta. Sin embargo, tan fluido es el contexto que los operadores extranjeros casi no sufrían los cinco años de contracción en el mercado.

Si bien ese ritmo de crecimiento tiene serias probabilidades de continuar, es muy posible que lo haga en condiciones distintas. Una reciente medida del gobierno –abrir completamente el mercado a fabricantes eólicos extranjeros- comporta el fin de los subsidios a sus rivales chinos.

Hace dos años, sólo una compañía local ubicada entre las cuatro mayores, Goldwind, exportó turbinas eólicas (4,5 megavatios), pero a un cliente cautivo de Beijing, Cuba.

Pero Goldwind apunta ya a los mercados de EE UU, Canadá, Unión Europea, Pakistán y Australia. Su meta es que esos destinos absorban entre 20 y 30% de ventas de aerogeneradores en el curso del quinquenio 2012/16. No pide poco la empresa, pues en 2010 tenía sólo el 9,5% del mercado global.

El resto del segmento incluye Sinovel (11,1% de participación) y Dongfang (6,7%). Entre las foráneas se destacan la estadounidense GE Wind (9,6%), la alemana Enercon (7,2%) la india Suzion (6,9%) y la española Gamesa. Eso según cifras del informe sobre Desarrollo del Mercado para Energía Eólica de la firma danesa BTM Konsult.

El compromiso chino de expandir el empleo de energía eólica y otras energías renovables está fuera de duda. Al incrementar la parte de combustibles no fósiles en su modelo energético, el país busca reducir la intensidad de emisiones de CO2.
 
Para conseguir ese objetivo, deberá elevar las fuentes de energías renovables en el total generado de 8,5% en 2011 a 15% en 2020 (ER). De los 41.900 gigavatios de consumo eléctrico nacional, apenas el 1,6% proviene de la eólica.

Pero existe una cantidad de obstáculos. Por ejemplo, según David Dai –jefe regional de investigaciones sobre energía y servicios limpios en Daiwa Capital Markets, Hong Kong-, China “malgasta más de 30% de la electricidad producida. En buena parte, por los cuellos de botella en las redes transmisoras. El grueso de los mayores recursos eólicos se ubica al norte y al oeste del territorio, en tanto la demanda eléctrica se centra al este y al sudeste. Por ende –agrega el experto-, hacen falta proyectos para líneas de alta tensión si se pretende promover un crecimiento a largo plazo”.

Las provincias con mayores instalaciones de energía eólica en 2011 eran Mongolia interior, con 13,4 GW, Gansü, Hebei (4,9 GW ambas)igual), Jilin (2,9 GW), Liaoning (4,1 GW) y Shandong (2,6 GW). Mientras las instalaciones eólicas han venido expandiéndose a tasas exponenciales, “la inversión en redes se retrasaba. Por tanto –señala Dai-, existe sólo un máximo de capacidad adicional asequible por año”. De acuerdo con la corporación estatal CEG, menos de treinta gigavatios (sobre un total de 45) de capacidad instalada estaba conectada a fin de 2010. Tres cuartos del total no conectado funcionaban en Mongolia interior, admite la comisión reguladora eléctrica (CRE).

Entretanto, un déficit general de capacidad transmisora entre las redes estatales norte y sudeste contribuye a agravar los problemas. Empero, las distancias geográficas no son el único desafío. Pequeños parques eólicos (menos de cincuenta megavatios) han proliferado sin orden ni concierto.

¿Por qué? Porque los proyectos eólicos superiores a ese nivel exigen hasta dos años para tramitarse. Ergo, la comisión nacional de desarrollo y reformas (CNDR), regulador principal en la materia, analiza transferir al nivel provincial los proyectos bajo cincuenta megavatios. De ese modo, “la red eléctrica estatal podrá planear y controlar conexiones”, apunta Feng Zhao, asesor en BTM Konsult.

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