La solicitud de ocupación de este espacio afecta a las cuatro posiciones geográficas que tendrán los molinos, al trayecto de la línea de evacuación de la electricidad y a la entrada de la conexión en la costa (donde enlazará con la red de transporte de alta tensión en tierra).
La plataforma eólica es impulsada por el Institut de Recerca en Energia de Catalunya (IREC), una agrupación de empresas, universidades y administraciones catalanas, presidida por el conseller de Economia, que impulsa el denominado proyecto Zèfir. Las obras permitirán crear un gran laboratorio experimental para mejorar el conocimiento de la fuerza eólica marina, aunque esta se aprovechará desde el primer momento. Los cuatro molinos se alinearán en paralelo a la costa y se organizarán en dos miniparques (de dos molinos cada uno), separados por dos kilómetros.
Lo que ahora se aborda es la primera de las dos fases del proyecto Zèfir. En ésta, los cuatro molinos se colocarán en un área de aguas de poca profundidad (35 metros), lo que permitirá anclar las máquinas con una cimentación en el fondo del mar. Y, a continuación, en una segunda etapa, se situarán entre seis y ocho aerogeneradores a unos 20 kilómetros del litoral, en aguas con una profundidad de 100 metros. Esto obligará a colocar los molinos sobre estructuras flotantes sujetas con tirantes al fondo marino para que no sean arrastrados.
El Departament de Territori i Sostenibilitat somete a información pública (durante 20 días) la ocupación del dominio público marítimo-terrestre, si bien el proyecto propiamente dicho (con su estudio de impacto y su proyecto ejecutivo) se conocerá en enero. Empresas como Gamesa, Alstom o Acciona han expresado su interés en levantar estos molinos en el mar, aunque faltará concretar qué tecnología se utilizará. La inversión total es de 140 millones de euros, pero el retorno está garantizado. El proyecto espera contar con ayudas de la UE y con las primas (que se pagan en el recibo de la luz) para el desarrollo de la energía eólica marina, que tiene estipuladas ayudas que duplican la remuneración que recibe la eólica en tierra.
La necesidad de construir molinos de viento en el mar responde sobre todo a las enormes posibilidades que ofrecen los recursos eólicos en el mar (viento constante, sin distorsiones) en un momento en que existe cierta saturación con la ocupación de terrenos en tierra firme. El desarrollo de esta fuente queda recogido en el Plan de Fomento de las Energías Renovables.
El proyecto Zèfir cuenta con apoyos en l’Ametlla. En los últimos meses, los promotores han mantenido encuentros con representantes municipales y de la Cofradía de Pescadores. Unos y otros ven con buenos ojos la posibilidad de recibir compensaciones a cambio.
La junta de la cofradía propondrá el miércoles en asamblea aceptar esta propuesta a cambio de recibir compensaciones por sus posibles impactos, según explicó el secretario de la entidad, Josep Tomàs Margalef. "Tendrá cierto impacto visual, pero no podemos ir en contra de todo. Y menos de algo que deberá hacerse sí o sí. Por eso, es mejor buscar las compensaciones", dijo Margalef.
El Ayuntamiento también conocía el proyecto, aunque no esperaba que se tramitara tan rápido. De hecho, no ha habido debate en el pueblo. Y el consistorio, o cualquier otra institución que lo desee, tiene ahora sólo veinte días para plantear alegaciones a la ubicación. El alcalde, Andreu Martí (CiU), evitó pronunciarse y pidió una reunión urgente con los responsables de Zèfir. Pero Antonio Montagut, teniente de alcalde de Economía, ve "lógico" que el consistorio negocie compensaciones, un capítulo que todavía no está cerrado. Lo que no ha gustado al Ayuntamiento es la urgencia en la tramitación.
Vicenç Margalef, presidente de la entidad La Cala Fòrum, ve positivo el desarrollo del proyecto "en plena crisis", por la oportunidad económica que representa para el pueblo. La caída de capturas y precios ha sumido el sector pesquero en una gran depresión. Por eso, sus responsables son ahora más proclives a la negociación de compensaciones.
Más dividido está el sector turístico, mucho menos organizado en l’Ametlla que el pesquero. "Nuestro atractivo es un litoral virgen. En eso nos diferenciamos de municipios transformados como Cambrils y Salou. No estoy de acuerdo con el proyecto. Juega en nuestra contra", manifestó Josep Margalef, que regenta el restaurante El Molí dels Avis de la localidad. En cambio, Josep Maria Callau, presidente de la Associació d’Empresaris de l’Ametlla de mar, no ve peros. "La gente no ha dejado de ir a Copenhague, donde tienen los molinos muy cerca".
Greenpeace, a favor; los ornitólogos se quejan
Frente al tópico que presenta a los ecologistas como un todo único, ayer expresaron su amplia pluralidad ante el proyecto de la plataforma eólica marina. "Desde el primer momento, damos pleno apoyo a las energías renovables, entre otras razones porque hemos presentado los estudios y demostrado que es posible vivir con un 100% de fuentes renovables", declaró Ana Rosa Martínez, delegada de Greenpeace en Catalunya, quien se mostró partidaria de apoyar la fuerza eólica sobre todo en Girona. "Proyectos como éste nos ayudan a prescindir de las energías sucias, como la nuclear de Vandellòs o las térmicas", agregó Martínez.
Las reticencias vinieron de Pep Arcos, de la organización conservacionista SEO/BirdLife. Arcos explicó que el golfo de Sant Jordi es una de las zonas más ricas en diversidad de aves marinas, como la gaviota cabecinegra, la pardela balear o la gaviota corsa, y "existe riesgo de colisión de las aves con los molinos". Además –esgrimió–, el gobierno del PSOE inició hace poco la tramitación para crear las zonas de especial protección para las aves marinas. "Es un despropósito. Los molinos no pueden instalarse en ese sitio. Hay además muchas aves migratorias del delta del Ebro que se desplazan de noche. Los molinos están en medio de la ruta. Presentaremos alegaciones", dijo Arcos.