El abastecimiento energético cambiará radicalmente a nivel mundial hasta mediados de este siglo. La generación de electricidad con enegía nuclear es peligrosa y cara; la utilización de energías fósiles, por su parte, tiene un impacto negativo para el medio ambiente. Ante este trasfondo, cada vez cobran mayor relevancia las energías renovables.
De acuerdo con cálculos de la agencia informativa estadounidense Bloomberg, a nivel mundial las inversiones en centrales eólicas, de termosolar, fotovoltaicas, hidroeléctricas y de biomasa se elevaron en 2010 a unos 140.000 millones de euros, superando por primera vez a las realizadas en centrales de gas, petróleo y carbón, que se cifraron en poco más de 110.000 millones.
Energía eólica competitiva
Según datos del Instituto Fraunhofer de Sistemas de Energía Solar, con sede en Friburgo, las energías renovables se vuelven cada vez más económicas. Por ejemplo, la energía eólica ya puede competir en la actualidad con la obtenida del carbón.
Científicos han calculado que un kilovatio-hora (kWh) producido por los modernos parques eólicos cuesta entre 5 y 9 centavos de euro, según las condiciones del viento. El precio de un kWh generado por centrales de carbón se eleva a cerca de 6,5 centavos de euro. Si a este valor se agregan los costos externos relativos a la contaminación del aire, que la Unión Europea y el Ministerio alemán del Medio Ambiente incluyen en sus cálculos, se puede concluir que actualmente ya no tiene sentido invertir en nuevas centrales de carbón.
La energía solar se vuelve rentable
Mientras los costos de la energía eólica bajan sostenidamente, los de la energía solar lo hacen en forma acelerada. Hace pocos años, la electricidad producida en plantas fotovoltaicas costaba en muchas partes más de 50 centavos de euro por kWh. Dentro de poco, en zonas soleadas, como en el norte de África, el precio bajará a menos de 10 centavos. La construcción de centrales solares cada vez más grandes, sobre todo en China, acelera la rápida reducción de los precios.
En el caso de las centrales termosolares, la reducción de precios no es tan grande. Sin embargo, éstas plantas tienen una ventaja sobre las fotovoltaicas y las eólicas: la energía térmica obtenida a través de espejos puede ser almacenada y producir electricidad cuando se la necesite, es decir, también de noche.
Costosa energía nuclear
La energía nuclear es cara, sobre todo si se incluyen todos los costes en el cálculo. El precio de una nueva central nuclear se eleva a aproximadamente 7.000 millones de euros. Un kWh cuesta, según cálculos de la Comisión de Energía de California, entre 12 y 26 céntimos de euro. A eso se suman los costos externos, entre los que se cuenta el de almacenar en forma segura los residuos nucleares durante millones de años. Y también deben calcularse los costos de un eventual accidente nuclear.
De acuerdo con Tatsujiro Suzuki, vicepresidente de la Comisión de Energía Atómica japonesa, la catástrofe de la central nuclear de Fukushima podría costarle al contribuyente nipón hasta 250.000 millones de dólares, equivalentes a cerca de 190.000 millones de euros.
El instituto Prognos estima que un accidente nuclear en Alemania podría originar daños por hasta 5 billones de euros, si se consideran todos los perjuicios derivados, es decir, también los que afectan a otros países. Si se tomara un seguro para cubrir esos riesgos, los costes reales de un kWh producido con energía atómica sobrepasarían los 2,7 euros, según un estudio de Greenpeace.
Energías renovables: las más económicas
El grupo de asesores del gobierno alemán en materia ambiental calculó cuánto costaría el abastecimiento pleno con energías renovables, considerando el territorio de Europa y el norte de África hasta el año 2050. El trabajo revela que hasta esa fecha sería posible lograrlo, con un costo promedio de 6,5 kWh. El pronóstico incluye también los gastos de almacenamiento de energía y la instalación de cables.
Los científicos parten de la base de que la energía eólica será la técnica más conveniente en la mayoría de los países europeos, mientras que en amplias zonas del norte de África se impondrá la energía solar.
Para limitar el calentamiento global a 2 grados, se requiere sustituir las fuentes energéticas tradicionales. Se considera que uno de los modelos más exitosos ha sido la Ley de Fomento de las Energías Renovables, que garantiza por un lapso de varios años una remuneración mínima por la producción de electricidad con fuentes regenerativas, de modo que otorga a los inversionistas la seguridad necesaria para planificar. En Alemania se promulgó hace 20 años esa ley, que posibilitó el boom de las energías renovables. Entretanto, 61 países han asumido ese modelo.
Por otra parte, también resulta clave la reducción de las subvenciones a los sistemas que utilizan combustibles fósiles. Dichas subvenciones ascienden, a nivel mundial, a 500.000 millones de dólares anuales, según Achim Steiner, jefe del Programa de Medio Ambiente de la ONU (UNEP). El entendido estima que la supresión de dichas ayudas fiscales conduciría a reducir en un 40% la emisión de gases de efecto invernadero. Irán da en este campo un buen ejemplo, como hizo notar Steiner en un discurso en Berlín: el país suprimió las subvenciones al petróleo y el gas, lo que ha reducido claramente su consumo.
De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (AIE) con una mayor eficiencia energética se podría hacer el mayor aporte a la disminución de las emisiones de CO2 y, por ende, a la lucha contra el calentamiento global. Cálculos realizados en Alemania indican que en el país se podría cerra 10 grandes plantas atómicas o de carbón si todos los electrodomésticos fueran sustituidos por alternativas que ahorran energía.
Una de las medidas más conocidas para aumentar la eficiencia energética ha sido la prohibición de las bombillas convencionales, que sólo transforman el 5% de la energía en luz. En la Unión Europea quedarán prohibidas por completo a partir de septiembre de 2012. También en China, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Cuba se planea prohibir dichas bombillas.
Gran relevancia para incrementar la eficiencia energética tienen también las disposiciones que se apliquen en el sector de la construcción. En Alemania, cerca del 40% de la energía se destina a la calefacción. Esto ha de cambiar con la ayuda de nuevas reglamentaciones de la UE que prevén, por ejemplo, una mejor aislación de las edificaciones. A más tardar a partir de 2021, los edificios nuevos han de consumir un mínimo de energía. Y, por supuesto, también queda mucho potencial de ahorro energético en otros sectores, como la industria y los medios de locomoción. Pero todos los expertos coinciden en que las medidas de ahorro de energía suelen amortizarse en pocos años y representan la vía más económica para reducir las emisiones de CO2.
Autor: Gero Rueter /Emilia Rojas. Editor: José Ospina-Valencia. www.dw-world.d