“Antes gastaba unos 400 euros al mes en gasolina y ahora alrededor de 40 euros en electricidad, es un ahorro brutal”, remarca el taxista, quien añade que esta reducción de los gastos es especialmente importante en una época en la que “el trabajo ha bajado y los ingresos también”. Asimismo, recalca que un coche eléctrico también tiene menos gastos de mantenimiento porque “sólo hay que cambiar las zapatas, el filtro del polen y el del aire acondicionado”.
Todo eso hace que le compense haberse gastado 36.000 euros en su Nissan Leaf (6.000 financiados con subvenciones). “Igual es un poco más caro que otros coches, pero luego lo vas a amortizar porque no es algo para un año o dos, es para mucho más tiempo”, destaca. Así, indica que con el anterior taxi que conducía, sólo en 4,5 años se gastó “más de 30.000 euros en gasolina”.
Pero la parte económica no es lo único que San José valora. “El balance es positivo cien por cien, la única pega es que tiene una autonomía de 120 kilómetros, que para un taxi es un poco limitada, pero es cuestión de organizarse y adaptar los horarios de trabajo y los descansos”, explica.
En su caso, indica que, en lugar de hacer jornadas tan prolongadas como antes, para dos horas a mediodía para comer, en las que aprovecha para cargar la batería en su casa, y hace lo mismo a la hora de cenar. “A diario no tengo ningún problema, aunque sí el fin de semana porque la jornada de trabajo es más larga pero me apaño parando más tiempo a la hora de cenar para que luego la batería aguante toda la noche”, señala. “Estoy haciendo las mismas carreras y los mismos kilómetros que con el otro coche, lo único que antes trabajaba más del tirón y ahora paro ratos más largos”, aclara.
San José explica además que “la autonomía es relativa” y que él ha llegado a recorrer 150 kilómetros en ciudad con una carga completa, ya que este tipo de vehículos lleva un sistema en las ruedas que permite que cuando el conductor deja de pisar el acelerador aproveche la inercia para cargar un poco la batería, de forma que se prolonga más allá de los 120 kilómetros iniciales.
Entre las ventajas de tener un vehículo cien por cien eléctrico, San José también menciona “la suavidad de la conducción” porque el coche “no pega tirones” y lo “sencillo” que es manejarlo porque “sólo tiene dos marchas, para adelante y para atrás”. “Yo lo veo ideal porque es cómodo y no pega botes”, remarca.
El Nissan Leaf puede alcanzar una velocidad máxima de 140 kilómetros por hora y tiene una potencia equivalente a 110 caballos. La vida útil de la batería, integrada en el vehículo, es de diez años, de los cuales en los cinco primeros está garantizado su rendimiento, y el sistema para recargarla es muy sencillo, basta con abrir una tapa y enchufar allí el cargador.
Respecto a los puntos de recarga instalados en varios puntos de Valladolid, explica que no le ha hecho falta usarlos. “Esos puntos están muy bien para una ciudad grande, donde no puedes ir a casa a comer, pero para una ciudad del tamaño de ésta o más pequeña, te apañas con el enchufe de casa”, señala.
San José indica que si está completamente agotada, la batería tarda en cargarse unas 5,5 horas, pero que se puede recargar de forma parcial en cualquier momento y las veces que se quiera, además de que se puede programar la carga y controlarla desde un teléfono inteligente o un ordenador, desde donde incluso se puede encender la calefacción del vehículo para que esté caliente al montarse en él.
El taxista reconoce que, en estos dos meses, su vehículo eléctrico ha llamado mucho la atención de los clientes. “La mayoría se cree al principio que es un híbrido, pero cuando llevan un rato se dan cuenta de que es un coche eléctrico, sobre todo por el silencio, y como es muy novedoso me preguntan mucho”, comenta con una sonrisa.