Las nuevas instalaciones eólicas aportarán 280 megavatios, mayor capacidad de la que tiene la térmica Garabito, el mayor proyecto eléctrico construido hasta ahora. La menor cantidad de requisitos ambientales para levantar un proyecto eólico y la excelente calidad de los vientos es lo que estimula la producción de energía eólica.
Guayabo de Bagaces lleva la batuta en la atracción de proyectos eólicos. Actualmente hay seis parques eólicos en gestión para construirlos en ese cantón. El parque eólico Quijote, cuya construcción requerirá una inversión de 120 millones de dólares, es el principal proyecto que se construirá en esa comunidad.
Para que se dé el inicio de su construcción falta que se concluya el estudio de viento que es básico para completar el de factibilidad. Con una capacidad de 70 megavatios, la construcción del parque eólico El Quijote se dividirá en dos fases. En la primera se producirán 30 megavatios, contó Allan Benavides, gerente de la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH), promotora de la obra.
Muy probablemente la empresa herediana recurrirá a bancos estadounidenses para financiar la obra, ante las buenas condiciones que estos ofrecen a proyectos de energías renovables, explicó Andrés Zúñiga, ingeniero civil de la ESPH.
Pero de las centrales eólicas que se instalarán en Guanacaste, Los Leones es la que está más avanzada. Ya cuenta con los estudios de factibilidad y existen negociaciones adelantadas con la banca nacional para financiar los 130 millones de dólares que costará la obra, afirmó Eduardo Cabalceta, gerente de Generación y Proyectos de Coopeguanacaste. El parque eólico tendrá 55 megavatios.
La producción de energía eólica no es cuestión solo de empresas públicas o cooperativas, pues grupos privados también participan en el negocio. Tal es el caso de las empresas Venfor S.A. y Fila de Mogote DCRSA. Cada una de estas firmas gestiona la construcción de un parque eólico de 20 megavatios con una inversión estimada de 46 millones de dólares.
Coinciden además en que ya cuentan con los estudios de viento y que están en las negociaciones del contrato de compra de energía con el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), así como para obtener el permiso de operación, destacó Gustavo Echeverri, presidente de Venfor y accionista de Mogote. Volcán Arenal y Cacao son otros proyectos eólicos que están en gestiones para instalarse en Guanacaste. Los dos tendrán 11 megavatios de capacidad instalada y requerirán una inversión de 35 millones de dólares.
La primera obra aún la tiene en estudio la ESPH en tanto que Cacao es el segundo proyecto eólico que impulsa Coopeguanacaste para abastecer a sus abonados.
En Tilarán, por su parte, la empresa española Acciona Energía instalará el parque eólico Chiripa, un complejo de 120 millones de dólares que producirá 49 megavatios.
El parque eólico es impulsado por el ICE mediante el modelo BOT, es decir que Acciona construirá y operará el parque y los aerogeneradores durante 20 años —tiempo durante el cual le venderá la energía eólica al país— y luego se la transferirá al Instituto.
Montes de Oro es otro de los proyectos eólicos que se gestionan en Guanacaste, solo que este se erigirá en Cañas. Contará con una inversión estimada de 50 millones de dólares para una producción de 20 megavatios eólicos.
En tanto que Valle Central, en Santa Ana, es el primer parque eólico que se asienta en la capital. Contará con una inversión de 150 millones de dólares y producirá 50 megavatios. La obra ya está en construcción y la meta es que inicie producción en el segundo semestre del año entrante, destacó Carlos Solera, del departamento de Ingeniería Proyectos de Generación de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz.
Esta misma empresa gestiona la construcción de la central San Buenaventura, en Barranca, y contempla una inversión de 15 millones de dólares.
La promoción de energía eólica viene en crecimiento debido a que requiere menos trabas en relación con otras técnicas como la hidroeléctrica o geotérmica. Un parque eólico se puede construir en un pastizal y no requiere cortar árboles, inundar territorios ni solicitar concesión para explotar el viento, explicó Zúñiga.
En cambio, construir una hidroeléctrica demanda más estudios por el mayor impacto ambiental que produce, además de que requiere una concesión hidráulica que es difícil de obtener, agregó el ingeniero. A eso se suma que el país ofrece regiones privilegiadas a nivel mundial por la velocidad de sus vientos. Costa Rica tiene instalados 116 megavatios de energía eólica y puede crecer en unos 480 megavatios más.
Danny Canales, www.larepublica.net