Para un calentamiento limitado a dos grados centígrados de media -considerado asumible-, la generación de energías renovables debería aumentar un 83 % entre 2009 y 2020 para totalizar en ese último año 7.075 teravatios hora, indicó la AIE en un informe dedicado al despliegue de este tipo de energías.
Las renovables progresaron un 17,8 % entre 2005 y 2009 en la producción de energía en el mundo, y en ese último año pasaron a representar un 19,3 % del total.
El ritmo global de subida fue del 3,5 % anual entre 2000 y 2009, pero en la segunda parte de este periodo (de 2005 a 2009) esa cadencia se aceleró al 4,2 %, con diferencias notables de una a otra energía.
La generación de electricidad hidroeléctrica aumentó en un 3,1 % anual entre 2005 y 2010 mientras la biomasa progresó el 8,8 %, la eólica un 26,5 % y la solar fotovoltaica un 50,8 %.
Para lograr los objetivos de un cambio climático bajo control (con emisiones de dióxido de carbono estabilizadas en 450 partículas por millón) la AIE considera que la energía eólica debería incrementarse a un ritmo anual del 16,3 % hasta 2020, la solar fotovoltaica al 21,3 % y la hidroeléctrica al 2,5 %.
Esta última, que representaba el 83,8 % de las renovables en 2009, seguiría siendo predominante en 2020 con 4.454 teravatios hora para un total de 6.884 teravatios hora para el conjunto de las renovables, seguida de la eólica (1.383), de la biomasa (594) y la solar fotovoltaica (164), que superaría en particular a la geotérmica (142).
Las energías renovables en calefacción aumentaron en un 5,9 % anual entre 2005 y 2009, y aunque el uso de la biomasa siguió siendo la tecnología dominante aquí, el incremento se debió sobre todo al tirón del desarrollo solar en China.
A más largo plazo, el objetivo es que en 2035 las renovables lleguen a representar el 45 % de la producción de electricidad, cerca del 20 % en la calefacción y alrededor del 15 % en el combustible del transporte.
La AIE recordó que en la primera mitad de la pasada década, Alemania, España y Estados Unidos representaron la mayoría de las nuevas capacidades de generación, pero a partir de 2005 China ha ido tomando un creciente protagonismo, al pasar a ser el país que más potencia instaló desde 2009, y a suponer la mitad del total mundial durante 2010.
Un fenómeno similar parece anunciarse para la solar fotovoltaica, que hasta 2009 estaba copada por Alemania, España, Japón, Estados Unidos, Italia y Corea del Sur, con una cuota del 90 % global.
El hecho es que China ha anunciado "objetivos ambiciosos" de producción y desde 2010 se ha convertido en el primer fabricante de módulos solares con un 55 % del total frente al 39 % un año antes. Al mismo tiempo, los fabricantes estadounidenses redujeron su parte de mercado del 23 % en 2009 al 13 % en 2010.
La AIE reconoció que la solar fotovoltaica es una energía que no es todavía competitiva en términos económicos, pero puso el acento en el bajón de los costos de desarrollo y auguró que en los próximos cinco años el precio de la generación podría situarse al nivel de lo que pagan los consumidores en los países con una fuerte insolación.
La directora ejecutiva de la AIE, la holandesa Maria van der Hoeven, destacó en la presentación a la prensa del informe cuatro principales retos para el despliegue de las renovables: mayor efectividad de los costos de inversión, más inversión en infraestructuras, reforzar los esfuerzos en nuevas generaciones de esas tecnologías y ampliar el mercado a nuevos países.
Uno de los puntos en los que insisten los autores del estudio como necesarios para favorecer las renovables es establecer un marco regulatorio que ofrezca las mayores certidumbres, pero también una gestión dinámica de los sistemas de ayudas, necesarios para el lanzamiento de estas tecnologías.