Para alcanzar estos retos se hace necesario dar paso a nuevas formas de transporte, especialmente en núcleos urbanos, donde se concentra un elevado tráfico rodando. Entre las múltiples opciones, las motocicletas eléctricas comienzan a abrirse camino por las numerosas ventajas medioambientales y económicas que representan para el usuario.
La eliminación del consumo de gasolina para su funcionamiento las convierte en un medio más ecológico que los ciclomotores convencionales, que evita la emisión de monóxido y dióxido de carbono, CO y C02, así como óxido de carbono, entre otros. Además, al ser silenciosas, acaban también la contaminación acústica.
A ello se unen otros beneficios como los ahorros en combustible. La inversión inicial se ve pronto amortizada, ya que el usuario final pagará diez veces menos por la electricidad que consume que por la gasolina que tendría que utilizar. Asimismo, se ahorra en desplazamientos si se opta por realizar la recarga en casa.
Todas estas ventajas han contribuido a que las motocicletas eléctricas hayan registrado un constante crecimiento en los últimos tiempos. Un avance que ha sido posible gracias a los desarrollos tecnológicos del mercado, que ha mejorado en aspectos como la autonomía de las baterías, y las ayudas a su implantación, como ha sido el caso del Plan Movele de movilidad eléctrica. Mediante esta iniciativa, promovida por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, todas las personas físicas o jurídicas que han adquirido un vehículo eléctrico o motocicleta eléctrica en España han recibido una ayuda directa que oscila entre los 750 € y los 20.000 €, dependiendo del tipo de vehículo.
En el caso de las motocicletas eléctricas, este plan de ayudas se suma al ya existente plan Moto-E, que establecía subsidios para la compra de motocicletas.
Si bien, esta línea de apoyo institucional a la movilidad sostenible debería continuar vigente en los próximos años para conseguir una plena implantación del parque de motocicletas eléctricas y generar, a su vez, un mayor ahorro de energía en el transporte. Para garantizar su pleno desarrollo, es necesario que las instituciones impulsen, por ejemplo, los puntos de recarga en la red pública, que se unirían así a los individuales que se instalan en cada aparcamiento.
Recarga con energías renovables
Otro punto clave para el pleno desarrollo de la movilidad eléctrica es el empleo de las energías renovables en el ciclo de recarga. Una opción que ya es posible con las soluciones que la industria ha puesto en el mercado a disposición de los usuarios de este tipo de motocicletas. Se trata de innovaciones tecnológicas que posibilitan la incorporación de la energía solar como suministro.
Tal es el caso de “ ePark”, un novedoso producto de fabricación 100% española. Este sistema proporciona la electricidad suministrada por un panel fotovoltaico a través de una toma de corriente estándar de 220V, una característica que hace posible que su uso sea compatible con cualquier tipo de bicicletas y scooters eléctricos.
Los esfuerzos del sector por avanzar hacia una movilidad sostenible con productos y soluciones novedosas, el apoyo institucional y la concienciación del usuario serán la perfecta combinación para conseguir redes de transporte eficientes, con menor consumo energético y respetuosas con el entorno natural.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.
Por Julio Mayorga, CEO de EMS (Electric Mobility Solutions)