Mediante el aprovechamiento de recursos renovables, de los cuales abundan en nuestra entidad –como el viento y la luz del sol– esta región en el centro del país podría equiparar la producción de riqueza energética con aquella que, por el momento, sólo ostenta la producción minera, pero la cual también tarde o temprano acabará.
Pero esta historia, a diferencia de aquella de la minería, ha estado plagada de mentiras, indecisiones, fraudes y desidias, irregularidades en las que ha estado involucrada, siempre, la mano del gobierno estatal, sin importar colores partidistas.
Comenzó en el último tramo del sexenio de Genaro Borrego, luego aparentemente se olvidó en la primera administración no priísta de Zacatecas, la del neoperredista Ricardo Monreal, para luego volver al escenario con la continuidad en la izquierda de Amalia García, quien retomó la idea después de darse una vuelta por España y ver sus parques eólicos.
Y ahora, en el renacer del priísmo zacatecano, aparece un nuevo intento por aprovechar la fuerza del viento, a pesar de que –en esta ocasión– poco o nada tuvo que ver la administración estatal, sino más bien la decisión de una empresa líder a nivel internacional y el apoyo del gobierno federal. Y por supuesto, la enorme cantidad de viento que hace en Zacatecas.
El mundo en general, y particularmente países como Estados Unidos, Canadá y algunos otros en Europa, comenzaron a voltear hacia la generación de energía alternativa (eólica o solar) desde la década de los setenta, impulsados principalmente por la creciente contaminación y la conciencia de que los combustibles fósiles no son eternos y un día se acabarán.
Todavía sin que hubiese un marco legal que permitiera la cogeneración de energía eléctrica por parte de particulares, en México iniciaron las investigaciones desde 1983, llevadas a cabo por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) por conducto del Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE).
Los resultados de aquellos primeros estudios, que se han venido confirmando y ratificando a lo largo del tiempo, dejaban claro que México es el poseedor del mayor potencial de recursos eólicos a nivel mundial, particularmente en estados como Zacatecas, Quintana Roo y Baja California Sur, donde –no es coincidencia– la empresa Cannon Power Group instalará parques eólicos.
En el último tercio del mandato de Genaro Borrego Estrada (1986-1992), la compañía Fuerza Eólica, presidida por el ingeniero Carlos F. Gottfried Joy, fue contratada como proveedora de los equipos que servirían para instalar una planta de generación eoloeléctrica en una parte del cerro de la Virgen, pues los análisis indicaban una muy buena cantidad y consistencia de viento.
El proyecto eólico sería financiado por el Banco de Obras y Servicios Públicos (Banobras), avalado por el IIE y diseñado para experimentar el desarrollo de tecnología que ayudara a resolver los problemas de la industria eléctrica del país.
Pero ahí entró en escena la desidia de las autoridades locales, el factor burocrático que provocó retraso tras retraso y el acumulamiento de intereses del financiamiento, y finalmente volvió totalmente inviable el proyecto. Por si eso fuera poco, el empresario fue demandado por el ayuntamiento de la capital, por el supuesto incumplimiento de los contratos firmados.
Y hasta ahí quedó ese primer capítulo fallido, con una historia oscura tras saberse que Fuerza Eólica estaba asociada con la empresa estadunidense Enron Wind Corporation, que después también se vio envuelta en otros escándalos.
Durante el sexenio de Ricardo Monreal Ávila prácticamente no se mencionó el tema de la generación de energías alternas y pasó de noche, aunque todavía se mencionaban los resabios de una serie de fraudes e irregularidades heredadas de aquél primer intento.
Sin embargo, tras la continuidad del PRD en el gobierno, a la llegada de Amalia D. García Medina, y luego de un ilustrativo viaje a la península ibérica, la entonces mandataria encargó a su primer titular de Desarrollo Económico, Rafael Sescosse Soto, diera seguimiento a las intenciones de la empresa española Preneal SA para instalar un parque eólico.
Aprovechando los estudios previos realizados por el IIE y nuevos análisis de fuerza de viento en los que participó también la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), Preneal manifestó la intención de arrendar un buen número de hectáreas entre los municipios de Pánuco, Vetagrande y Guadalupe para instalar turbinas eólicas.
Pero nuevamente la burocracia entró en juego. Vino un cambio de estafeta en la Secretaría de Desarrollo Económico, ahora a cargo de Nicolás Castañeda, hubo pláticas interminables con Preneal e inversiones millonarias en otros rubros –como el Palacio de Convenciones–.
Finalmente el enorme proyecto eólico, que se había definido para operar en el cerro de la Virgen generando unos 200 megavatios, no llegó a buen puerto, a pesar de que trascendió que ya había ofertas de renta de terrenos a ejidatarios de Pánuco y Vetagrande.
Ahora, con el retorno del PRI a la gubernatura, la administración de Miguel Alonso ha anunciado su intención de dar continuidad a proyectos iniciados durante la gestión pasada, como el Parque Aeroespacial de Zacatecas, la anhelada culminación del gasoducto y otros.
Y le ha caído en las manos, parece que incluso sin querer, la renovación del más grande proyecto eoloeléctrico del país, gracias a la intención de Cannon Power Group y el decidido apoyo del gobierno federal.
El pasado 6 de julio, el presidente Felipe Calderón anunció la multimillonaria inversión que la filial nacional, México Power Group, llevará a cabo en Baja California, Quintana Roo y Zacatecas.
Invitó de último minuto al gobernador Miguel Alonso, quien canceló una visita en el 25 aniversario de la Casa de la Tercera Edad, para estar presente en el histórico anuncio, junto a sus homólogos, los gobernadores de Baja California y Quintana Roo, José Guadalupe Osuna Millán y Roberto Borge Angulo, respectivamente.
Ahora sólo resta esperar a que los trámites burocráticos no obstaculicen la inversión de entre 300 y 600 millones de dólares que pretende construir e instalar cerca de 500 torres generadoras de energía mediante el viento, con la consiguiente generación de empleos directos e indirectos y el beneficio para los propietarios de los terrenos donde se instalarán.
Hasta donde se sabe actualmente, se estima que el parque eólico de Zacatecas generará unos 180 megawatts de energía, cifra mucho mayor que la producida en el parque eólico La Rumorosa, en Baja California, donde la generación será de menos de 100 megavatios.
Como lo habría declarado Joel Arce Pantoja, delegado estatal de la Procuraduría Agraria, los beneficios económicos serán principalmente para los ejidatarios, quienes podrán acceder a un beneficio de 486 millones 929 mil pesos durante los primeros nueve meses, para los 64 miembros del grupo de El Visitador, en Zacatecas, y otro grupo similar en San José de Tapias, Guadalupe.
A diferencia de las ocasiones anteriores, México Power Group ha avanzado ya en el proyecto eólico que denominó Zacatecas Wind, pues ya tiene aproximadamente 3.500 hectáreas arrendadas en los ejidos citados anteriormente.
Según la información que maneja en su propio sitio web, la primera fase del proyecto utilizará aproximadamente mil 500 hectáreas en la parte norte de la propiedad.
Además, y para dar certeza a los ejidatarios, los contratos de arrendamiento están registrados en el Registro Agrario Nacional (RAN) para los dos ejidos contratados y fueron notariados en asamblea, en presencia del procurador Agrario de Zacatecas.
Zacatecas Wind contempla también que varias entidades públicas y privadas ya aceptaron negociaciones preliminares para adquirir hasta 60 megavatios como autoabastecimiento y hay negociaciones con clientes potenciales en la industria minera.
A pesar de los avances, todavía hay asuntos pendientes, como la obtención del permiso federal para generar energías, expedido por la CRE. Y también está por concluir la factibilidad de interconexión con CFE, aunque la fecha estimada es para julio de 2011.
Aun así, habrá que esperar a que el proyecto se desarrolle en los plazos estimados, es decir, que tardará unos tres años en llegar a su punto óptimo de funcionamiento, cuando genere electricidad suficiente para abastecer la zona conurbada y el corredor industrial desde Guadalupe hasta Fresnillo, así como para posiblemente venderle excedentes de energía a industrias mineras.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.