Pero, ¿qué es The New American? No es más que la revista bimensual de la John Birch Society – JBS. Esta sociedad nació en 1958 en California siendo la expresión más pura del anti-comunismo estadounidense. Su objetivo ‘luchar contra el comunismo utilizando las mismas herramientas que el comunismo’ se traducía, por ejemplo, al hacer circular una carta afirmando que el presidente Dwight D. Eisenhower era un agente consciente y dedicado de la Conspiración Comunista ‘. Con la disolución de la antigua URSS, la JBS ha ido ‘evolucionando’ hacia posiciones típicas de la ultraderecha norteamericana. Hoy dicen abiertamente que su misión es ‘menos gobierno, más responsabilidad y – con la ayuda de Dios – un mundo mejor’. Lidian por la abolición del impuesto sobre la renta y rechazan la legislación sobre derechos civiles (diciendo que esta legislación es de inspiración comunista). En 2010 la JBS fue co-patrocinadora de la Conservative Political Aciones Conference – CPAC que se reunió en Washington entre el 18 y 20 de febrero y donde se otorgó el premio Ronald Reagan al Tea Party Movement.
Este es el talante de la JBS, la sociedad que publica bimensualmente la revista The New American. Si se mira la web de la revista se puede ver que todo llamando a ser suscriptor, dice abiertamente ‘Choose freedom, STOP the Obama Care’. Pues bien esta revista publicó un virulento informe contra la energía eólica en dos entregas (el 27 y el 28 de octubre de 2010), utilizando los argumentos más trasnochados que se suelen emplear cuando se quiere atacar la tecnología eólica para el aprovechamiento de la fuerza del viento. Y estas publicaciones son las que ‘mereció’ fue llevada a la web del EPAW, una plataforma europea presidida por un curioso personaje, Jean-Louis Butré, que preside a la vez una esperpéntica organización ‘ambiental’ francesa denominada Fédération Environnement Durable , que se dedica monográficamente a despotricar contra la energía eólica.
¿Y qué se sabe del autor de estos panfletos, Ed Hiserodt? La misma web de The New American, dice algo: dice que es ingeniero aeroespacial y que fue presidente de Controles & Power hasta 1983 (empresa dedicada a sistemas de control eléctricos para la industria). En la web se califica de experto en generación de electricidad (de las 32 publicaciones listadas en Free Library, todas publicadas en The New American, no hay ninguna que pueda justificar su supuesta experiencia en generación de electricidad ) y nos dice que es autor de un libro, el título del que ya es una declaración de principios (Underexposed: What if Radiation is Actually GOOD for you? – Bajo-expuesto: ¿qué pasaría si la radiación fuera BUENA para ti? ). Si se busca un poco más, se puede ver que también escribió, y fue publicado por The New American en 2007, dos panfletos titulados Another Look at Nuclear Energy (Otra mirada a la energía nuclear) y Myths About Nuclear Energy (Mitos sobre la energía nuclear), donde como buen portavoz de la extrema derecha americana canta las alabanzas de la energía nuclear. También colabora en la web de Climate Realista (donde se dice que el cambio climático es una filosofía no científica ‘y niegan abiertamente que sea de origen humano).
Volviendo a la web europea que se ha hecho eco de dichos panfletos anti-eólicos de The New American (la revista bimensual de la John Birch Society): la EPAW. Esta entidad se presenta como una plataforma europea que "agrupa a todos aquellos que se oponen a uno o más proyectos de parques eólicos, que cuestionan la efectividad de la eólica para resolver los problemas humanos y del planeta, que defienden la flora, la fauna y los paisajes de los daños que causan los parques eólicos y que luchan contra los efectos perjudiciales de los parques eólicos en el turismo, la economía y la calidad de vida de las personas ".
Y en la plataforma europea EPAW están integradas, tal como se indica en la misma web, algunas entidades conservacionistas y proteccionistas catalanas, tales como: la Plataforma para la Defensa de la Terra Alta, el Grupo de Estudio y Protección de los Ecosistemas Catalanes – GEPEC, la Institución Alto Empordanesa de Estudio de la Naturaleza – IAEDEN, la Institución de Poniente para la Conservación y Estudio del Entorno Natural – IPCENA y la Plataforma Cívica Anti-molinos de Portbou y Colera – PCAPIC, entidades todas ellas furibundamente contrarios al aprovechamiento del viento que sopla en determinados lugares de Cataluña.
EUROSOLAR pone en conocimiento de la opinión pública catalana toda esta realidad para que sepa qué hay y quién hay detrás de la oposición a la energía eólica. Decir no a la energía eólica hoy es decir si la energía nuclear y todo lo que ella representa.
Eurosolar, junto con diversas entidades ecologistas, exige responsabilidad al Gobierno y al Parlamento catalán para que arreglen la actual desbarajuste legal que vulnera las garantías administrativas para los inversores de eólica en Cataluña.
Eurosolar defiende la importancia de las energías renovables para reducir la dependencia energética y luchar contra el cambio climático y denuncia las vinculaciones de grupos proteccionistas / conservacionistas antieólicos con el movimiento ultraderechista internacional.
La sentencia del contencioso administrativo de Lleida que ordena el derribo de 25 de los 33 aerogeneradores del parque eólico del Tallat, a caballo entre el Urgell y la Conca de Barberà es una muestra de cómo la irresponsabilidad del poder ejecutivo de un país puede ser convertida por el poder judicial en un absurdo. Un absurdo que impide alcanzar un futuro más sostenible.
Las energías renovables y los parques eólicos han demostrado que una buena herramienta para reducir las emisiones que provocan el calentamiento global del planeta. Es una apuesta tecnológica que por sus características es la que menos impacto tiene sobre el paisaje y la naturaleza. Y a pesar de esta evidencia, algunos grupos ecologistas radicales en todo el mundo, imbuidos por ideologías intransigentes aprovechan los vacíos legales para ir contra esta fuente de energía renovable.
El vacío legal que se aprovecha en el caso de Cataluña es que los pequeños municipios al no disponer de un Plan general urbanístico no pueden otorgar licencia de obra y por tanto la obra se puede declarar nula. Es evidente que hay una contradicción legal para que los promotores eólicos siguen con todos los requisitos de la ley en cuanto a permisos y autorizaciones supramunicipales. A partir de esta brecha legal algunas entidades aprovechan denunciando que los trámites son fraudulentos. Por otra parte, los pequeños municipios afectados por esta situación les impide la posibilidad de obtener financiación como consecuencia de esta actividad de producción de energía con la fuerza del viento.
La patronal catalana del sector eólico Eoliccat, asegura que hay otros casos y si prevalece el criterio de la sala leridana y Ipcena continúa presentando denuncias, habrá que encontrar un mecanismo para poner todos los parques eólicos al día. En este caso, el Ayuntamiento de Vallbona otorgó la licencia, ahora anulada, en 2006.
El parque eólico del Tallat (49,5 MW) está conectado con el parque eólico de la sierra de Vilobí (40,5 MW), y forman uno de los mayores complejos eólicos de Cataluña. La tramitación se hizo separadamente, porque para parques eólicos inferiores a 50 MW los permisos legales requeridos son menores.
En el año 2002 el Gobierno de la Generalitat había aprobado el Decreto 174/2002, regulador de la implantación de la energía eólica en Cataluña. Este decreto supuso la realización del MAPA DE IMPLANTACIÓN AMBIENTAL DE LA ENERGÍA EÓLICA EN CATALUÑA, en el que se establecía la zonificación del país según su idoneidad o no, desde el punto de vista ambiental, para la instalación de parques eólicos.
La aprobación, en 2005, del PLAN DE LA ENERGÍA DE CATALUÑA 2006-2015, pretendía impulsar las energías renovables y marcaba los objetivos energéticos en alcanzar durante este período. El plan preveía llegar a la producción de 3.500 MW de energía eólica en 2015, los 1.250.000 m2 de captadores de energía solar térmica y los 100 MW de potencia instalados de energía solar fotovoltaica.
Actualmente hay en Cataluña 448 MW de energía eólica en servicio, 349,4 MW en construcción y 1.100 MW autorizados, y el objetivo fijado por el Plan de la energía es alcanzar los 3.500 MW instalados en 2015. En cuanto al sector fotovoltaico, en Cataluña hay 161 MW en funcionamiento, cifra que supera los 100 MW previstos para el año 2015 en el Plan de la energía.
En 2009 el Gobierno aprobó un decreto que regula la tramitación administrativa de los parques eólicos y fotovoltaicos sobre el terreno en Cataluña, con el objetivo de simplificar el trámite de autorización y racionalizar su instalación sobre el territorio. La norma establece un nuevo procedimiento administrativo que debía permitirá responder más rápidamente las solicitudes los promotores y, al mismo tiempo, determina unos criterios homogéneos que concilian el desarrollo de las energías eólica y fotovoltaica con la conservación ambiental, urbanística y paisajística del país.
La realidad es que este Decreto muestra importantes contradicciones detrás del cual está la situación legal que se ha creado de indefensión para los pequeños municipios y los promotores de energías renovables.
Eurosolar pide al Gobierno catalán que asuma de una vez su responsabilidad para se pueda desarrollar las previsiones de producción de energía renovable eólica prevista en Plan de la Energía. Esta sentencia legítima del Poder Judicial no hace sino poner en evidencia que el Gobierno catalán no ha hecho su trabajo correctamente.
De hecho, Eurosolar ya denunció en su día el Decreto 147/2009, de 22 de septiembre, por el que se regulan los procedimientos administrativos aplicables para la implantación de parques eólicos e instalaciones fotovoltaicas en Cataluña en realidad se comporta como un limitante para el desarrollo de las energías renovables en Cataluña y muy especialmente para la energía solar fotovoltaica en entornos rurales.
El Gobierno catalán no es capaz de hacer frente a esta flagrante contradicción entre la necesidad de emprender medidas que reduzcan la dependencia energética de las energías fósiles y nucleares y la de disponer de un ordenamiento jurídico claro que otorgue garantías a los promotores que invierten en energías renovables, por lo que hay que denunciar sin tapujos. En este sentido, Eurosolar plantea la necesidad de que de forma urgente se promueva una ley urgente de garantías administrativas para el desarrollo de las energías renovables en Cataluña que deshaga las contradicciones legales que impide una implantación y autorización en tiempo razonables. De hecho, esta situación no es nueva. Las empresas eólicas catalanas ya han visto que el propio Plan Eólico aprobado por la Generalitat en la última legislatura ha sido cuestionado por el poder judicial.
Eurosolar pide con urgencia que se deje de jugar irresponsablemente para impedir el desarrollo de las energías renovables que son imprescindibles para luchar contra el cambio climático y la dependencia energética. Eurosolar recuerda que la dependencia nuclear y fósil de Cataluña precisa de una despliegue urgente del Plan Eólico de Cataluña y que hay que actuar responsablemente desde el Parlamento de Cataluña para que el ordenamiento legal en materia de implantación de las energías renovables sea claro. Eurosolar también denuncia que detrás de las entidades ecologistas que se aprovechan de las grietas legales para impedir la implantación de las energías renovables sobre el territorio catalán.
Eurosolar recuerda que algunas entidades conservacionistas y proteccionistas catalanas, tales como: la Plataforma para la Defensa de la Terra Alta, el Grupo de Estudio y Protección de los Ecosistemas Catalanes – GEPEC, la Institución Alto Empordanesa de Estudio de la Naturaleza – IAEDEN, la Institución de Poniente para la Conservación y Estudio del Entorno Natural – IPCENA y la Plataforma Cívica Anti-molinos de Portbou y Colera – PCAPIC, son todas ellas furibundamente contrarias a el aprovechamiento del viento. Todas ellas pertenecen European Platform Against Windfarms una entidad que se hace eco de publicaciones como The New American, revista bimensual de la John Birch Society, una institución fundamentalista norteamericana, anti-derechos civiles, pronuclear, anti-cambio climático, etc.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.
Contacto: Dr.. Josep Puig, presidente, Eurosolar, www.energiasostenible.org/upload/antieolics_legal_np.pdf
www.energiasostenible.org/sec3.asp