El viento no sopla las 24 horas del día, y el sol desaparece por la noche. La red eléctrica nacional podría llegar a lidiar con esta inconstancia al tener parques eólicos y solares dispersos a lo largo y ancho del país, pero igualmente estaríamos hablando de un tipo de energía que no sería cien por cien continua.
La energía solar y la eólica, además de ser inconstantes, pueden presentar picos de producción en momentos de bajo consumo, o al contrario, generar una baja producción en horas pico de consumo. Esto se podría solucionar si se pudiese almacenar la electricidad generada por este tipo de energías renovables, algo que hasta ahora no se había logrado de forma práctica.
Si bien les presenté hace un tiempo las distintas alternativas respecto del almacenamiento de energía , los ejemplos utilizados eran proyectos, prototipos, e ideas no llevadas a la práctica de forma masiva. Estos mecanismos de almacenaje son fundamentales para que las renovables puedan ser la mejor opción energética del mercado.
En Stephentown, Nueva York, Estados Unidos, se está por inaugurar una estación de almacenaje de 20 MW que será la más grande del mundo. Utilizará un sistema mencionado en el artículo citado en el párrafo anterior, conocido como flywheel o volante, que hasta ahora se había probado sólo en sistemas de 1 MW.
Este sistema se venía utilizando desde hace años como almacenaje de electricidad en la industria de las telecomunicaciones pero se empezó a usar como apoyo para la red de tendido eléctrico en los últimos años.
El sistema de Stephentown, desarrollado por Beacon Power, se basa en lo que se conoce como batería de inercia o volante, por su nombre en inglés: flywheel. Se trata de un acumulador eléctrico que almacena energía en forma de energía cinética, es decir energía en movimiento. Lo que se hace es acelerar un disco giratorio, o volante, a una velocidad muy alta en los momentos que hay exceso de energía y ese rotor se mantiene rodando hasta que se extrae energía de su sistema, provocando que la velocidad del volante se reduzca. Este es un mecanimo parecido al sistema de frenado regenerativo de los automóvies híbridos como el Toyota Prius.
El sistema de Beacon Power en Estados Unidos se compone de 200 de esos volantes, fabricados con fibras de carbono para permitir girar a mayor velocidad. Estos se mantienen levitando en una cámara de vacío, gracias a la acción de potentes imanes, lo que permite que el volante gire sin rozamientos y de esta manera se minimizen fallas y gastos de mantenimiento.
Los volantes tienen la capacidad de alcanzar velocidades de entre 20 y 50 mil revoluciones por minuto en apenas algunos minutos. Y gracias a su capacidad de descargar en apenas unos minutos, la energía acumulada en forma de movimiento puede extraerse de forma mucho más rápida que con una batería química, como las de ion-litio.
La empresa planea utilizar este mismo sistema para plantas de energía eólica, con el objetivo de mantener un aporte constante de energía a la red y eliminar la brecha entre el aporte y la demanda. Es lo que denominamos regulación de frecuencia, que generalmente se mantiene con plantas que funcionan a gas natural, utilizado por ejemplo durante un corte en el servicio o baja tensión.
Gracias a sistemas como el volante, que logran inyectar electricidad a la red cuando no hay sol o cuando no está soplando el viento se podría lograr una estabilidad en las renovables de una forma limpia, sin recurrir a fuentes de energía fósiles como el gas o el carbón.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.
Rodrigo Herrera Vegas es co-fundador de sustentator.com