Dieter Zetschke es una autoridad en el mundo del automóvil. Mientras otros expertos especulan sobre el rumbo del ramo en un congreso sobre la “Movilidad del futuro”, el presidente y director general de Daimler AG habla de lo que no cambiará: el mercado seguirá siendo volátil, asegura.
Según este reconocido empresario alemán, los fabricantes de automóviles necesitan una estrategia comercial equilibrada y diversificada. La meta: adaptarse constantemente ante coyunturas económicas variables, crisis financieras, desastres naturales, ataques terroristas o revoluciones políticas –como las más recientes en el mundo árabe, y su impacto sobre el precio del petróleo.
“Tenemos que estar preparados, a escala global, para poder compensar las amenazas en una región, con fortalezas en otra”, insiste el jefe de Daimler. Y desde el punto de vista tecnológico, la clave estaría en armarse para distintos escenarios: o sea que “China, sí, pero no sólo”, resume Zetschke, y “autos eléctricos, también, pero no exclusivamente”, agrega.
Pese a todas las coyunturas, el ramo sigue creciendo, aseguran los fabricantes. Cerca de 2.400 millones de automóviles se venden cada año en todo el mundo, desde que el fabricante alemán, Carl Benz, presentara su invento en 1886. La asociación de fabricantes germanos prevé la venta de 66 millones de vehículos para 2011.
No obstante, aunque cada segundo ciudadano-consumidor tiene un auto en Alemania, sólo en China, India y Rusia la industria cuenta unos 2.500 millones de personas que siguen sin contar con uno. De ahí que los países en desarrollo hayan pasado de ser “el resto del mundo” a ser “el centro del mundo” para el ramo: el potencial motor del crecimiento futuro.
Pero tal crecimiento sólo puede ser ecológicamente responsable si se fabrican autos cada vez más limpios y eficientes, que permitan reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera. Ello habla en favor de los automóviles eléctricos, aunque nos parezcan todavía demasiado caros.
La venta de coches eléctricos se mantiene aún en “dosis homeopáticas”, aclara Zetschke. Pero tampoco Carl Benz vendió autos en los primeros dos años. Una mirada al líder de ventas, el Smart Electric Drive, con 150 unidades vendidas en 2010, confirma que para esta carrera se necesita “espíritu pionero y visión de futuro”, advierte el presidente de Daimler.
Para asegurar la rentabilidad ecológica de los motores del futuro, la electricidad o el hidrógeno para los nuevos vehículos eléctricos o de pilas de combustible debe poder obtenerse de fuentes renovables de energía. Como tareas pendientes para garantizar también su rentabilidad económica quedan, según Zetschke: reducir los costos y aumentar el alcance de los autos del futuro.
Para ello se necesita de infraestructura: o sea, ampliar la red de estaciones de servicio de electricidad e hidrógeno. Los autos de celdas de combustible alcanzan hoy hasta 400 kilómetros, pero en toda Alemania, por ejemplo, funcionan sólo 30 estaciones de servicio de hidrógeno.
Proyecto "MUTE": 100 kms de alcance, velocidad máxima 120 km/h, potencia 16,5 kW, batería de reserva (range extender). El equipo de investigadores de Lienkamp trabaja en un nuevo modelo, el “MUTE”, que será presentado en otoño en la Exposición Internacional de Automóviles de Fráncfort, y no debe costar más que un vehículo tradicional equiparable.
Adicionalmente, inspirados en el ejemplo de iPhone, los diseñadores aseguran que los automóviles eléctricos deben lucir mejor que los de combustión interna. “Ahí estuvo la desventaja de los primeros autos eléctricos, parecía hechos a mano en cualquier garaje”, recuerda el diseñador estrella danés, Henrik Fisker, creador de autos de lujo como el BMW Z8 o el Aston Martin DB9.
Fisker, que dirige ya su propia firma, presentará este mes su modelo Fisker Karma, la primera limosina de lujo totalmente eléctrica, con un viso deportivo, por valor de unos 100.000 euros (con 80 kilómetros de alcance, pero con un motor de combustión interna incorporado “por si acaso” y una potencia total de 600 PS).
Como sea, si el transporte automotor individual tiene un futuro, ese parece ser eléctrico. Pues como resume el jefe del consorcio Daimler: “el principal problema del auto es justamente su popularidad; cada vez más personas quieren moverse por su cuenta y cada vez más personas puede permitirse ese lujo”.
Autor: Klaus Ulrich / Rosa Muñoz Lima. Editora: Emilia Rojas Sasse. www.dw-world.de/