Una de las alternativas propuestas es la electricidad. Siempre que electricidad proceda de energías renovables, los automóviles eléctricos podrían reemplazar a los que hoy usamos. Muchos creen que la idea de un coche eléctrico es relativamente reciente, pero cierto es que se trata de un concepto casi tan viejo como la industria del automóvil.
El primer coche eléctrico se mostró el 31 de agosto de 1894. Fruto del trabajo conjunto de un ingeniero llamado Henry Morris y un su amigo Pedro Salom, un químico tan joven como él, fue construido 100 años antes de que la idea de un coche eléctrico fuese considerada como una alternativa seria por la industria. Cuando estos dos inventores sacaron su coche eléctrico a la calle, en un caluroso viernes de verano, los peatones detuvieron su paso para verlo.
El medio de transporte habitual en esa época era el caballo, así que las calles de la ciudad de Filadelfia estaban llenas de perfumado estiércol, y el coche avanza zigzagueando entre las boñigas. El Electrobat era bastante feo. Morris y Salom construyeron el Electrobat en sólo dos meses.
Había sido diseñado para poder transitar sin problemas por las desparejas calles de la ciudad, con ruedas delgadas y altas, más parecidas a las de un carro que a las de un coche moderno. Como es lógico, utilizaron los elementos que tenían a su alcance y el motor, por ejemplo, era un modelo utilizado algunos barcos. El coche completo tenia un peso superior a las dos toneladas, y parecía un carro al que le han robado los caballos.
Solamente las baterías de plomo pesaban más de 700 kilogramos. Habría que esperar casi un siglo para disponer de las de polímero de iones de litio, más livianas y con mayor capacidad de carga, pero así y todo, el Electrobat se las arreglaba para recorrer hasta 160 kilómetros con cada recarga.
Durante las pruebas realizadas en los meses siguientes a su presentación en sociedad, este prototipo recorrió miles de kilómetros sin mayores problemas. Disponía de dos asientos delanteros, situados casi arriba de las ruedas delanteras, y tenia espacio para tres o cuatro personas en la parte de atrás.
Como ha ocurrido con otros inventos, la radio entre ellos, la historia suele atribuir la paternidad del coche eléctrico a más de una persona. Muchos libros se refieren al pequeño triciclo de 150 kilogramos de peso construido por Philip W. Pratt, en Boston, como el primero, pero el Electrobat fue anterior. Y para ser justos, si bien Morris y Salom construyeron uno perfectamente funcional y con gran autonomía, lo cierto es que en otros países se presentaron prototipos más o menos parecidos varios años antes.
El Electrobat fue un verdadero adelantado y la historia cuenta que diez años después de ser construido el Electrobat, solamente había 500 coches en Filadelfia. Los dos amigos abandonaron el prototipo y construyeron una nueva versión, el Electrobat 2, que pesaba unos 800 kilogramos en total y era mucho más pequeño. Solo podía transportar al conductor, y sus baterías, de menor autonomía, pesaban 90 kilogramos.
Sin embargo, el avance de los coches impulsados por gasolina, fabricados en serie, prácticamente eliminó el desarrollo de los coches eléctricos durante los 70 u 80 años siguientes. Hoy estamos nuevamente “descubriendo” las bondades de la electricidad como combustible, y posiblemente los tataranietos del Electrobat conquistarán el mundo.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.
en.wikipedia.org/wiki/Electrobat