Entre 2000 y 2010 la potencia eólica creció a un ritmo frenético, desde 17.000 megavatios hasta casi 200.000 megavatios. En porcentaje de electricidad procedente del viento, Dinamarca es el país líder con el 21%. Tres estados del norte de Alemania obtienen actualmente de la eólica un 40% o más de su electricidad. Para el conjunto de Alemania, la cifra es del 8% y va en ascenso. En los últimos años, el estado americano de Iowa también ha instalado suficientes turbinas para producir el 20% de la electricidad de ese estado.
España, que tiene 19.000 megavatios de capacidad de generación eólica para sus 45 millones de habitantes, en 2009 obtuvo el 14% de su electricidad de esta energía. El 8 de noviembre de ese año, los fuertes vientos en todo el país permitieron a las turbinas eólicas abastecer el 53% de la demanda nacional durante cinco horas.
En términos de volumen, Estados Unidos es líder mundial con 35.000 megavatios de capacidad de generación eólica, seguido de China y Alemania con 26.000 megavatios cada uno. Texas, el principal estado de EE.UU. productor de petróleo, es ahora también el mayor generador del país de electricidad a partir del viento. Cuenta con 9.700 megavatios de capacidad de generación eólica en línea, 370 megavatios más en construcción, y una cantidad enorme en desarrollo. Si todos los parques eólicos proyectados para el año 2025 se completan, Texas tendrá 38.000 megavatios de capacidad de generación eólica, el equivalente a 38 centrales eléctricas de carbón. Esto cubriría aproximadamente el 90% de la demanda de electricidad residencial actual con 25 millones de habitantes en el estado.
En julio de 2010 empezó la construcción del Alta Wind Energy Center (AWEC) en el paso Tehachapi, a 120 kilómetros al norte de Los Ángeles, California. Con 1.550 megavatios, será la mayor granja eólica de EE.UU.. El AWEC forma parte del proyecto de generar 4.500 megavatios de energía renovable, suficiente para suministrar electricidad a unos 3 millones de hogares.
Como las turbinas ocupan sólo el 1% de la superficie de un parque eólico, los agricultores y ganaderos pueden continuar desarrollando su labor en el mismo terreno. De hecho, doblan el cultivo de sus tierras, al recoger a la vez electricidad y cosechas. Sin inversión por su parte, los agricultores y ganaderos estadounidenses reciben al año $3.000-10.000 en regalías por cada aerogenerador en su tierra. Lo que comparativamente minimiza sus ganancias netas por la venta de ganado.
El impulso de China
Si es impresionante la expansión eólica de EE.UU., la de China lo es aun más. China tiene suficiente energía eólica terrestre aprovechable como para aumentar su consumo actual de electricidad 16 veces. Hoy en día, la mayoría de los 26.000 megavatios de capacidad de generación eólica en China proceden de granjas entre 50 y 100 megavatios. Hay proyectados numerosos parques eólicos de ese tamaño, así como la creación de siete mega-complejos de viento de 10 a 38 gigavatios cada uno en seis provincias (un gigavatio equivale a 1.000 megavatios). Cuando se hayan completado, estos complejos tendrán una capacidad de generación de más de 130 gigavatios. Esto equivale a la construcción de una nueva planta de carbón por semana durante dos años y medio.
De estos 130 gigavatios, 7 gigavatios provendrán de las aguas costeras en la provincia de Jiangsu, una de las más industrializadas de China. La previsión del país es de un total de 23 gigavatios de capacidad de generación eólica en el mar. De hecho, alberga el primer gran proyecto eólico marino, los 102 megavatios de Donghai Bridge Wind Farm, cerca de Shanghai, y que ya está en funcionamiento.
El gran potencial de Europa
En Europa, que actualmente cuenta con 2.400 megavatios de energía eólica marina en línea, se proyecta una capacidad de generación de 140 gigavatios, la mayoría en el Mar del Norte. De hecho, la eólica marina podría cubrir siete veces las necesidades energéticas de Europa.
En septiembre de 2010, el gobierno escocés anunció que reemplazaba su objetivo del 50% de la electricidad renovable para 2020 por la meta del 80%. En 2025, Escocia espera que las energías renovables satisfagan todas sus necesidades de electricidad. Gran parte del nuevo suministro lo proporcionará la energía eólica marina.
Dinamarca está tratando de ampliar el porcentaje de energía eólica al 50% para 2025, con la mayor parte de la energía adicional proveniente de la costa. Con este planteamiento, se revierte completamente el plan energético danés. La eólica pasa a ser el pilar del sistema de generación eléctrica, mientras que la energía procedente de los combustibles fósiles entrará en juego sólo cuando el viento amaine y se necesite cubrir el suministro.
España, según la propuesta del Gobierno, llegaría en 2020 a 35.000 megavatios eólicos y 5.000 de eólica marina.
En 2007, cuando Turquía emitió una solicitud de propuestas para construir parques eólicos, recibió ofertas para 78.000 megavatios de capacidad de generación, muy por encima de sus 41.000 megavatios de capacidad total de generación eléctrica. Una vez seleccionados 7.000 megavatios de las propuestas más prometedoras, el gobierno está gestionando las licencias de construcción.
En la ventosa Canadá, Ontario, Quebec y Alberta son líderes en capacidad instalada. Ontario, la provincia más poblada de Canadá, ha recibido solicitudes de derechos de producir energía eólica en los Grandes Lagos que podrían suponer unos 21.000 megavatios de capacidad. El objetivo de la región es sustituir toda la energía del carbón para el año 2014.
En el lado estadounidense del lago Ontario, el Estado de Nueva York también está solicitando propuestas. A su vez, varios de los otros siete estados que bordean los Grandes Lagos planean maximizar el viento.
El Plan B to save civilization del Earth Policy Institute tiene cuatro componentes: la estabilización del clima, restaurar los sistemas naturales de apoyo de la tierra, estabilizar la población, y la erradicación de la pobreza. El corazón del plan es un programa de choque para desarrollar 4.000 gigavatios (4 millones de megavatios) de capacidad de generación eólica para el año 2020, suficiente para cubrir más de la mitad del consumo mundial de electricidad en la economía del Plan B. Esto requerirá casi duplicar la capacidad cada dos años, frente a la duplicación cada tres años que ha tenido lugar durante la última década.
Esta iniciativa para estabilizar el clima significaría la instalación de 2 millones de aerogeneradores de 2 megavatios cada uno. Fabricar 2 millones de aerogeneradores en los próximos 10 años suena impresionante, hasta que se compara con los 70 millones de automóviles producidos en el mundo cada año.
A $ 3 millones por turbina instalada, 2 millones de aerogeneradores supondrían un gasto de $ 600 mil millones anuales de aquí a 2020 en todo el mundo. En comparación, los gastos de capital globales del petróleo y el gas se estima que se doblen desde los $ 800 mil millones en 2010 hasta $ 1,6 billones en 2015.
(Adaptación del capítulo 9 “Harnessing Wind, Solar, and Geothermal Energy” del libro de Lester R. Brown, World on the Edge: How to Prevent Environmental and Economic Collapse (New York: W.W. Norton & Company, 2011), disponible en Internet.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.