El Gobierno ha prohibido la venta de leche fresca procedente de la prefectura de Fukushima y de espinacas producidas en otras zonas próximas. Este lunes se anunciarán nuevas restricciones alimentarias. Según Cordingley, la OMS no tiene evidencias de que la contaminación de alimentos procedentes de la prefectura de Fukushima, donde se encuentra la central nuclear de Fukushina-1, gravemente afectada por el terremoto y el posterior tsunami del pasado 11 de marzo, haya afectado a otros países.
El Ministerio de Sanidad de Japón ha instado este lunes a los residentes en un pueblo Iiate de la prefectura de Fukushima a no beber agua del grifo debido a los materiales radiactivos detectados en ella. De acuerdo con las mediciones realizadas, el agua de la localidad triplica los niveles normales de radiación. En consecuencia, ha desaconsejado a sus 3.700 habitantes el consumo de agua, aunque ha señalado que esta es apta para la higiene personal y para cocinar los alimentos.
En estas prefecturas, ubicadas al sur de Fukushima, se ha detectado una radiación excesiva en las hojas de espinaca. Así, las autoridades de Gunma han ordenado a las cooperativas locales que interrumpan el envío de productos hortícolas y asuman la devolución de los ya enviados. El mayor problema está en las espinacas de algunas localidades de Ibaraki (centro-este), que superan 27 veces los niveles legales de radiactividad. Sin embargo, las autoridades han delegado en los gobiernos municipales la decisión de cesar voluntariamente el comercio de alimentos posiblemente contaminados.
Ayer, domingo, se detectaron trazos de yodo en leche de Fukushima, por lo que se ha parado la venta de leche fresca procedente de esa provincia, donde se encuentra la planta nuclear con dificultades para enfriar sus reactores desde el seísmo de 9 grados del día 11.
El reactor número 3 es el que más preocupa temor provoca debido a que contiene combustible MOX, una mezcla de óxidos de plutonio y de uranio a partir de productos reciclados, cuyas partículas son consideradas más nocivas que las de combustible a base de uranio. El reactor número 3 fue el que sufrió más daños a raíz del sismo y el tsunami que azotaron Japón el 11 de marzo pasado. El techo del edificio superior fue completamente destruido por una fuerte explosión la semana pasada debido a una acumulación de hidrógeno.
Los operarios que trabajan para controlar la crisis en la central nuclear de Fukushima (noreste de Japón) detectaron humo en uno de los reactores nucleares, lo que llevó a evacuar temporalmente ese área, informó la televisión pública NHK. El humo se avistó a las 15.55 hora local (06.55 GMT) en la zona sureste de la unidad 3 de la central nuclear, que desde el domingo hasta bien entrada la madrugada estuvo recibiendo toneladas de agua para enfriar su piscina de combustible.
Un portavoz de TEPCO indicó a NHK que los trabajadores han sido evacuados de ese lugar mientras se investiga el origen del humo. Además del agua vertida sobre el reactor 3, camiones cisterna retomaron hoy el lanzamiento de agua a la unidad 4 para enfriar su piscina y evitar que las barras de combustible almacenadas queden expuestas al aire.
A estas labores de enfriamiento se suman los esfuerzos por devolver la electricidad a la central nuclear, donde ya se ha logrado que los cables alcancen las instalaciones de las unidades 5 y 2. El objetivo es restaurar sus sistemas de refrigeración, la iluminación de las salas de control y los mecanismos para medir la radiación. Según la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón, sin embargo, todavía serán necesarios unos días para que se reactive el sistema de refrigeración del reactor 2, que sufrió daños en la parte inferior de su vasija de contención.
El organismo añadió que se espera que en las próximas horas se restauren algunas funciones en esa unidad, como las de algunos aparatos de medición y un sistema de ventilación que filtraría sustancias radiactivas, lo que mejoraría las condiciones de trabajo de los operarios. El primer ministro japonés, Naoto Kan, aseguró hoy que hay progresos "lentos, pero firmes" para controlar la crisis en la planta nuclear de Fukushima, donde continúan las labores para enfriar los reactores y restaurar la electricidad.
Según la agencia local Kyodo, Kan participó en una reunión del Gabinete para abordar la emergencia en Fukushima y la situación en los lugares devastados por el seísmo de 9 grados Richter que sacudió el noreste de Japón el día 11. La Agencia de Seguridad Nuclear de Japón ha advertido de que los trabajadores que tratan de contener el desastre nuclear en la central nuclear de Fukushima-1 podrían inhalar polvo radiactivo, aunque ha indicado que no hay evidencias de que esto haya sucedido.
Desde el pasado 11 de marzo varios técnicos nucleares se encuentran trabajando en la planta para evitar una fusión en los núcleos de sus cuatro primeros reactores, cuya temperatura se disparó a raíz del terremoto que sacudió la costa noreste del país. La mayoría de las 800 personas que trabajan habitualmente en estas instalaciones tuvieron que ser evacuadas ante los elevados niveles de radiación, aunque medio centenar ha continuado atendiendo sus obligaciones a lo largo de estos diez días.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.