El Gobierno japonés admite que "puede haberse producido una fuga de materiales radiactivos", especialmente por causa del incendio, "que pueden afectar a la salud humana". Hay 50 operarios trabajando en la central, son los únicos que no han sido evacuados. Todo está en sus manos: tienen que refrigerar las piscinas de los reactores. En las centrales nucleares había 800 operarios trabajando, pero la compañía eléctrica que gestiona la central -Tokyo Electric Power Co. (Tepco)- está desbordada y ha pedido que se retiren todos menos este medio centenar.
La radiación en los alrededores de la central ha llegado a sobrepasar diez mil veces los límites legales. La situación ha generado una gran preocupación en el país; los locutores de televisión repiten mensajes que parecen salidos de una película de serie B sobre una catástrofe nuclear: "Cierren las ventanas, no utilicen sistemas de ventilación y tiendan la ropa en casa". Unas 200.000 dosis de yodo (que ayudan a proteger la glándula tiroides de los efectos de la radiación) se han repartido ya entre la población. Mientras, la Embajada francesa en Japón ha recomendado a sus nacionales que vivan en Tokio que no salgan al exterior, porque el viento que sopla hacia la capital podría arrastrar hasta allí las partículas radiactivas. Hacia las cinco de la mañana (hora española) ya se habían detectado pequeñas cantidades de radiación en Tokio, alertó la agencia de noticias japonesa Kyodo.
Unos minutos después de la tercera explosión los niveles de radiación en los alrededores de Fukushima subieron hasta 8.217 microsieverts por hora, frente a los 1.941 que se registraban 40 minutos antes, según mediciones de la Agencia de Seguridad Nuclear japonesa (NISA, por sus siglas en inglés). Estos 8.000 microsieverts por hora serían el triple de la cantidad de radiación a la que está sometida una persona en un año. En un clima de confusión, se pensó primero que era por culpa de la explosión del reactor 2, pero posteriormente se aclaró que era consecuencia de un incendio en el reactor 4 en el que estaban ardiendo sustancias radiactivas. La buena noticia, si las hay, es que el reactor 4 estaba inoperativo en el momento del terremoto y no contenía barras de combustible.
En España la lideresa Esperanza Aguirre muestra que sabe tanto de energía nuclear como del bonobús. Según las cuentas de la lideresa el MWh nuclear cuesta 6 euros. Son unos 120 euros el MWh en una nueva central nuclear. La acompañan todos los medios de comunicación de la derecha más pronuclear.
La eólica y los aerogeneradores son más baratos que la energía nuclear, pero incluso la termosolar y la fotovoltaica ya cuestan menos que la nuclear. Lo dice un estudio que ha tenido un gran eco en EE UU.
Duarante años, se ha estado diciendo: "La energía solar es una gran fuente de energía limpia y renovable, sin emisiones de CO2, pero es demasiada cara. Otras fuentes de energía, como la nuclear, puede tener algunos (o graves) riesgos ambientales, pero son más baratas ".
Ahora, un nuevo informe de la Universidad de Duke, publicado por REVE, dice que la energía solar y la energía nuclear han pasado un límite "histórico", la disminución de los costes de la energía solar y el aumento de costes de la energía nuclear se han unido, y se separaron después. La energía solar fotovoltaica es ya más barata que la energía nuclear y será cada vez más barata, al igual que la termosolar. La eólica es desde hace muchos años más barata que la energía nuclear.
John O. Blackburn, profesor de economía en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, y Cunningham Sam, de la Universidad de Duke, han publicado un informe titulado "Los costes de la energía solar y nuclear – El cruce histórico".
La conclusión: La energía solar fotovoltaica, y también la termosolar, se han unido a las filas de otras alternativas de menor coste, como la eólica, que ya son más baratas que las nuevas centrales nucleares.
El cruce se produjo en los 16 céntimos de dólar por kilovatio hora. Los costes de una nueva central nuclear se han disparado, según Mark Cooper, investigador de análisis económico en el Instituto de Vermont Law School para la Energía y Medio Ambiente, quién señala que el coste de una nueva nuclear han subido de manera significativa durante los últimos años, de 3.000 millones de dólares por reactor en 2002 a cerca de 10.000 millones por reactor en la actualidad y se espera que sigan aumentando. Cooper demostró que los costes para los contribuyentes de EE UU y los usuarios de las empresas eléctricas podría terminar siendo de cientos de miles de millones o incluso millardos de dólares más de lo necesario para lograr las metas de reducir las emisiones de CO2.
La campaña pronuclear es continua e impulsada por la industria nuclear, por supuesto. En su lista de deseos están las subvenciones, los créditos fiscales, garantías crediticias, las simplificaciones de los estudios de impacto ambiental y mucho más. Ya en 1985, la revista Forbes señaló que la construcción de la primera generación de centrales nucleares de EE UU fue "el mayor desastre de gestión en la historia de los negocios".
De 1943 a 1999, el gobierno de EE UU pagó cerca de 151millardos de dólares de 1999 en ayudas a la energía eólica, solar y nuclear. De este total, el 96,3 por ciento se destinó a la energía nuclear. Y estos costes y los riesgos no son nada comparados con lo que se espera si una nueva ola de los reactores nucleares obtiene el respaldo que busca la industria.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.
www.ncwarn.org/wp-content/uploads/2010/07/NCW-SolarReport_final1.pdf
www.vermontlaw.edu/it/Documents/Cooper%20Report%20on%20Nuclear%20Economics%20FINAL%5B1%5D.pdf