Japón se ha despertado con una explosión en el reactor número 2 de la central nuclear de Fukushima. El estallido ocurrió a las 6.10 hora local (21.10 GMT del lunes), poco después de que el Gobierno admitiera que el reactor nuclear continuaba inestable, según la agencia Kyodo.
La alarma nuclear en Japón crece por momentos. Una nueva explosión ha sacudido la central de Fukushima, esta vez en el reactor número dos. No está claro si se trata de una explosión de hidrógeno como ocurrió en los otros dos reactores. En esta ocasión, y por primera vez las autoridades han reconocido que podrían existir daños en la vasija de contención del reactor número 2 de la planta. Se trata del muro que está más cerca del reactor.
La deflagración ha ventado parte del contenedor primario del núcleo y ha provocado una fuga de una cantidad indeterminada de material radiactivo, según la Agencia de Seguridad Nuclear. La agencia Kyodo informa de que los niveles de radiación "superaron el límite legal" tras la explosión. El operador del reactor dijo que los niveles de radiación en los alrededores se habían elevado a 8.217 microsieverts una hora después de la explosión, frente a los cerca de 1.000 que había antes del nuevo incidente.
Los operarios de la central nuclear llevan toda la noche trabajando para inyectar agua salada en su contenedor secundario en un intento de enfriar el núcleo e impedir una fusión que emita radiactividad al exterior, pero el reactor casi siempre se mantuvo inestable. Si el núcleo comienza a fundirse, provocará una situación de emergencia por fuga de radiación.
El reactor número 2 de Fukushima sufrió el lunes un fallo en una de sus diez válvulas que afectó al sistema de refrigeración, algo similar a lo ocurrido antes de que explotaran los reactores 1 y 3 de la misma central nuclear después del terremoto de 9 grados de magnitud del viernes.
Mientras la alarma nuclear recorre el mundo y reabre viejos y nuevos debates sobre el uso de la energía nuclear, los últimos recuentos de la policía japonesa se acercan a los 1.900 muertos y superan los 3.000 desaparecidos a causa del terremoto de 9 grados de magnitud en la escala Richter y el devastador tsumani asociado. No obstante, la cifra final puede aumentar significativamente, debido a que las autoridades locales de las provincias afectadas están facilitando datos más pesimistas.
En España la lideresa Esperanza Aguirre muestra que sabe tanto de energía nuclear como de bonobús. Según las cuentas de la lideresa el MWh nuclear cuesta 6 euros. Son unos 120 euros el MWh en una nueva central nuclear y 50 en las amortizadas, además de las "externalidades".
"Más allá de Three Miles Island, sin llegar al nivel de Chernóbil". Así se ha referido el presidente de la Autoridad de Seguridad Nuclear francesa, André-Claude Lacoste, al accidente nuclear en la central nuclear de Fukushima I, con series problemas de refrigeración en tres reactores nucleares desde el terremoto y el tsunami que asolaron Japón el pasado viernes.
El último informe sobre la central nuclear de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (OIEA) señala que los problemas de refrigeración afectan a un tercer reactor, donde ya se ha iniciado la inyección de agua marina, y que se han repartido 200.000 dosis de yodo en los albergues que acogen a las personas evacuadas en la zona. Las autoridades japonesas tuvieron un nuevo susto a media mañana (madrugada en España), cuando se produjo una explosión en el reactor 3 similar a la que ya se había producido en el 1, y han solicitado hoy ayuda al OIEA y a EE UU para controlar la situación.
Las palabras de Lacoste suponen una discrepancia con el nivel de gravedad que las autoridades japonesas han otorgado hasta ahora al incidente, que lo calificaron como de nivel 4 ("accidente con consecuencias de alcance local") en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES). Sin embargo, la agencia nuclear francesa cree que el accidente ha alcanzado ya un nivel de 5 ("accidente con consecuencias de mayor alcance"), como fue calificado el de la central estadounidense de Three Miles Island, cercana a la ciudad de Harrisburg, en 1979; o incluso 6 ("accidente importante"). La escala INES tiene un máximo de 7 ("accidente grave"), que hasta ahora solo ha alcanzado la catástrofe de Chernóbil (Ucrania) en 1986 y que, según los expertos, es muy diferente a la situación en Japón. Algunos especialistas consultados ayer por EL PAÍS señalaban que es normal que se haga una primera valoración prudente y ya daban por supuesto que el nivel de gravedad del accidente se elevará oficialmente en algún momento.
Los problemas en las centrales de la prefectura de Fukushima (la planta de Daini también presenta anomalías, aunque menos preocupantes) han provocado la evacuación de unas 185.000 personas, según el último informe facilitado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Como medida preventiva, 200.000 dosis de yodo han sido repartidas en los centros que acogen a esos evacuados, aunque de momento no van a ser administradas a la población. Las cápsulas de yodo ayudan a saturar la tiroides y evitan así que esa glándula absorba yodo contaminado de radiactividad si se produce un escape de ese elemento en la planta nuclear. El cáncer de tiroides por ese motivo fue una de las patologías más comunes entre las personas que se vieron expuestas a la radiación tras el accidente de Chernóbil en 1986.
La OIEA también ha señalado que ya se está inyectando agua de mar en el reactor 2 de Daiichi, una medida similar a la que se adoptó ya en los reactores 1 y 3 para tratar de bajar la temperatura y evitar una fusión en el núcleo, algo que las autoridades japonesas dan por supuesto que puede estar pasando. Además, el director del OIEA, el japonés Yukiya Amano, ha dicho que Japón ha pedido a la agencia de la ONU el envío de una comisión de expertos. No es la única demanda de asistencia que han hecho en las últimas horas. La Comisión de Regulación Nuclear de EE UU ya ha enviado a dos expertos en reactores nucleares de agua en ebullición y ha dicho que prestará la ayuda técnica necesaria tras recibir una petición de las autoridades japonesas.
Según ha informado la Agencia japonesa de Seguridad Nuclear e Industrial (NISA) en un informe remitido al OIEA, la estructura que contiene el reactor 3 "está intacta", lo que descartaría teóricamente una fusión del núcleo del reactor. Once personas han resultado heridas en la explosión, a las 11.01 hora local (madrugada en España) y cuyo origen se encuentra en una acumulación de hidrógeno en una de las cámaras del edificio. Entre los heridos hay al menos un militar de las Fuerzas de Auto Defensa (Ejército) de Japón, con fracturas de varios huesos, mientras otros sufren heridas leves, según los datos difundidos por la agencia local Kyodo.
Otros accidentes en centrales nucleares
– 12 de diciembre de 1952.- El primer accidente nuclear serio tiene lugar en la planta de Chalk River, en Ottawa (Canadá), al fundirse parcialmente el núcleo, sin causar daños personales. En mayo de 1958, un incendio en esa planta produjo una fuga radiactiva.
– 30 septiembre 1957.- Una explosión en la central secreta de Chelliabinsk-40, conocida como Mayak, en los Montes Urales (la antigua URSS), causa al menos 200 muertos y contamina 90 kilómetros cuadrados con estroncio. Fue el segundo peor accidente nuclear después del de Chernóbil (1986). Un total de 10.000 personas fueron evacuadas y decenas de miles quedaron expuestas a la radiación.
– 7 octubre 1957.- El incendio en un reactor de la central nuclear de Windscale-Sellafield en Liverpool (Reino Unido), produce una fuga radiactiva que contaminó un área de 300 kilómetros cuadrados.
– 3 enero 1961.- Tres técnicos de la Armada estadounidense mueren en la planta de Idaho Falls, en un accidente con un reactor experimental. Fue el primer accidente nuclear en EE UU.
– 28 marzo 1979.- Una serie de fallos humanos y mecánicos causan el peor accidente nuclear de EEUU, en la central de Three Mile Island, en Harrisburg, Pensilvania. Miles de habitantes fueron evacuados ante la nube radiactiva que se formó, de unos treinta kilómetros cuadrados.
– 7 agosto 1979.- Un millar de personas resultaron contaminadas por la radiación emitida por una central secreta cerca de Irwin (Tennessee, EEUU).
– 8 marzo 1981.- Fuga de agua radiactiva procedente de la planta de Tsuruga (Japón), no dada a conocer hasta seis semanas después, a la que quedaron expuestas 300 personas.
– 26 de abril de 1986.- La explosión de un reactor en Chernóbil (Ucrania) causa el mayor accidente nuclear de la historia. Fueron arrojadas a la atmósfera unas 200 toneladas de material fisible con una radiactividad equivalente a entre 100 y 500 bombas atómicas como la que fue lanzada sobre Hiroshima. Según los expertos ucranianos, Chernóbil se cobró la vida de más de 100.000 personas en Ucrania, Rusia y Bielorrusia, cifra que organizaciones ecologistas, como Greenpeace, elevan hasta 200.000
– 13 de septiembre de 1987.- Un accidente radiactivo provocado por la contaminación una cápsula de cesio-137 en la ciudad brasileña de Goiania causa cuatro muertos y 240 heridos.
– 30 septiembre 1999.- Una fuga de uranio en una central de combustible nuclear de la empresa JCO en Tokaimura (Japón) provoca la muerte de dos operarios y otras 438 personas resultan afectadas por las radiaciones.
– 6 abril de 1993.- La explosión de un contenedor lleno de una disolución de uranio en la planta secreta de Tomsk-7 (Siberia, Rusia), dedicada al reprocesamiento de combustible nuclear, ubicada a 20 kilómetros de la ciudad de Tomsk (500.000 habitantes), contaminó unos 1000 kilómetros cuadrados.
– 9 agosto 2004.- Cinco trabajadores mueren a consecuencia de un escape de vapor en la sala de turbinas de uno de los reactores de la planta nuclear de Mihama (Japón).
– 8 abril 2008.- Al menos dos muertos por una fuga de gas en la central nuclear de Khushab (Pakistán) por la que fue evacuada la población en un radio de 16 kilómetros.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.