Este nutriente es clave para que el fitoplancton crezca, realice la fotosíntesis y cumpla su función de captación de dióxido de carbono (CO2) del aire, según informaron hoy los investigadores que se encuentran a bordo del buque oceanográfico Hespérides.
Los microorganismos que forman el fitoplancton retienen casi tanto CO2 como las plantas terrestres y, por tanto, son fundamentales para la regulación del clima, según recogió el comunicado difundido por el CSIC.
El Hespérides partió el pasado 11 de febrero de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) rumbo a Australia para dar inicio a la primera campaña oceanográfica española en el Índico, que culminará el próximo domingo en Perth, en el extremo suroeste de Australia.
Los investigadores han observado altas concentraciones de silicato en las muestras de agua recogidas en el Índico desde la superficie hasta los 4.000 metros de profundidad.
"Esto es significativo, porque el silicato es un elemento esencial para el crecimiento de una especie de microalgas, las diatomeas, que cumplen un papel clave en la fijación de nitrógeno" , según el investigador del CSIC y jefe científico de esta etapa a bordo del Hespérides, Jordi Dachs.
De hecho, los científicos han capturado numerosas diatomeas Rhizosolenia en la columna de agua que va desde la superficie hasta los 100 metros de profundidad.
Este género tiende a asociarse con una cianobacteria fijadora de nitrógeno para poder producir materia orgánica con la que construir sus células.
"El hecho de que la concentración de silicato en esta zona del Índico sea superior a la de otros nutrientes como nitrato y fosfato favorece las asociaciones de diatomeas con bacterias fijadoras de nitrógeno" , explica Dachs.
Durante más de cuatro semanas de navegación, los científicos han realizado prospecciones del ecosistema del océano hasta cuatro mil metros de profundidad con redes, botellas de muestreo, sondas y otros instrumentos.
Un total de cuatro mil muestras han servido para estudiar la concentración de CO2 en el agua y analizar el vapor de agua atmosférico.
Asimismo, se ha llevado a cabo un detallado estudio de los contaminantes orgánicos persistentes en el Índico.
Nunca antes se había llevado a cabo una investigación de este tipo en este océano, uno de los menos expuestos a la acción del hombre.
Los científicos, además, han observado que este océano es abundante en zooplancton y han recogido organismos gelatinosos de la familia Salpidae y medusas Physalia y velilla.
También han obtenido información sobre las proteínas microbianas presentes en la superficie, unas muestras que serán analizadas más adelante.
Los trabajos también han supuesto el lanzamiento de cinco boyas SMOS para mejorar los datos globales de observación del océano.
Estas boyas, diseñadas para medir la salinidad a 50 centímetros de la superficie, servirán para completar la información del satélite de la Agencia Espacial Europea.
El otro buque oceanográfico que forma parte de la expedición Malaspina, el Sarmiento de Gamboa, llega el próximo 18 de marzo a Santo Domingo después de 55 días de navegación en los que se ha explorado el giro subtropical del Atlántico norte.
La campaña ha supuesto la recolección de muestras hasta una profundidad de 6.929 metros, lo que supone un récord para este buque.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.