Sin embargo, esto podría tener un efecto adverso, según los expertos: como los biocombustibles se producen en base a granos, leguminosas y palma, un mayor requerimiento de estos últimos podría precipitar una crisis en el mercado de los alimentos, que ya sufre su propia escalada alcista.
Es que el aumento del precio del crudo, que hoy ronda los US$110 el barril, hace más competitivo el combustible "verde" en un momento en el que hay una relativa escasez de cereales que son su materia prima, como el maíz y la soja.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) dijo que la situación actual es "preocupante" por sus similitudes con la que llevó a la crisis de alimentos de hace tres años.
"Definitivamente hay un mayor incentivo para producir biocombustibles y eso significa dedicar más alimentos a su fabricación. Eso fue lo que sucedió en 2007 y 2008, y fue uno de los factores que derivó en un aumento pronunciado en los precios de los alimentos", explicó Abdolreza Abbasian, experto en granos de la FAO.
Abbasian concluyó que "mientras más tiempo se mantengan altos los precios del crudo, es más probable que haya un impacto en el mercado de los granos".
"Combinación explosiva"
Según le comentó a BBC Mundo Samuel Fankhauser, experto en energías renovables de la London School of Economics, las regulaciones ambientales tanto en Estados Unidos como en Europa ya han contribuido a un aumento de la demanda de biocombustibles.
La más reciente crisis de alimentos se produjo por tres variables: mala cosecha, altos precios del crudo y mayor demanda de biocombustibles
Samuel Fankhauser, London School of Economics
"Ha habido un incremento como efecto de estas regulaciones, porque tanto en la Unión Europea como en EE.UU. hay reglas que especifican una proporción de biocombustibles que debe ser mezclada con el combustible fósil", explicó el experto.
Los altos precios del petróleo constituyen un incentivo más al consumo de biocombustibles.
Fankhauser advirtió que en este momento hay una combinación explosiva de factores. "La más reciente crisis de alimentos se produjo por tres variables: mala cosecha, altos precios del crudo y mayor demanda de biocombustibles", recordó.
En el aquel momento, la demanda de combustible "verde" aumentó el 35% tan sólo en 2008.
"Ahora tenemos los tres factores nuevamente", advirtió el experto.
Impacto ambiental
Desde mediados de la última década, los biocombustibles se convirtieron en la estrategia preferida tanto en Europa como en Estados Unidos en los intentos por reducir las emisiones de carbono.
En ese contexto, la UE estableció como meta que 10% del uso de combustibles para transporte debía provenir de biocombustibles.
Mientras tanto, la meta de Estados Unidos para el 2030 es cubrir un 30% de su consumo energético en base a estos.
Maiz
El 80% de los biocombustibles se producen en base a alimentos para el consumo humano.
Pero desde que se se fijaron tales metas, cada vez hay más evidencias de su impacto en la producción de alimentos y en los niveles de deforestación.
Rafael Luque, experto en biocombustibles de la Universidad de Córdoba, en España, citó el hecho de que en lugares como Malasia e Indonesia se está deforestando gran cantidad de terrenos para la producción de aceite de palma, con el fin de generar biodiesel.
El problema, según le dijo Luque a BBC Mundo, es que un 80% de los biocombustibles son de primera generación, es decir, aquellos que se producen en base a materias primas de consumo humano.
Los dos principales biocombustibles utilizados actualmente son el bioetanol y el biodiesel, hechos en base a cereales, soja, caña de azúcar y aceite de palma.
Para Luque, el futuro está en los combustibles de segunda generación (los que no se producen con materias primas para consumo humano), que actualmente representan apenas un 20% del total.
No obstante, la producción de estos últimos es técnicamente más complicada.
"La mayoría de estos biocombustibles están en una fase incipiente, aunque en los últimos tiempos han experimentado un gran desarrollo. Se espera que en los próximos años tengan un papel preponderante", concluyó Luque.
Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.
María Esperanza Sánchez, www.bbc.co.uk/