La apuesta por la sostenibilidad, el ahorro y la eficiencia debe formar parte de las políticas públicas de una manera coherente y por lo tanto, debe ser planificada con un horizonte en el que se diferencien objetivos a corto, medio y largo plazo, integrando estos criterios en el resto de políticas que el mismo gobierno pone en marcha.
En este conjunto de medidas a implantar, hay que apelar a que la ciudadanía haga lo que está en sus manos para consumir menos y de manera más eficiente desde la voluntariedad, pero al mismo tiempo, el gobierno debe de tomar aquellas decisiones que hagan girar nuestro modelo energético por la senda de una economía baja en carbono y hacia la soberanía energética. Resulta cuando menos paradójico que a pocos meses de rebajar notablemente las primas a las renovables, el mismo Gobierno plantee que es necesario reducir la dependencia del petróleo.
Por eso, desde Ecodes, saludamos positivamente las medidas que ahora se adoptan para fomentar el ahorro energético, pero pensamos que hace falta mayor ambición y perspectiva global para conseguir resultados en todos los planos. Hacen falta, por lo tanto, más y mejores medidas.
Las medidas anunciadas estos días pueden contribuir al ahorro energético, pero no conseguirán desplegar toda su potencialidad si no van acompañadas de otras propuestas de más amplio alcance. Entre otras cabría citar, a título de ejemplo y sin ánimo de exhaustividad:
Apuesta por las energías renovables:
Según señala la Fundación Renovables, “El efecto de la medidas del Gobierno, que ha cuantificado en un ahorro al año de 1.400 M€, supone que de mantenerse durante tres meses ahorrarán —en el mejor de los casos— un 1% de nuestra dependencia energética y si duran un año, la factura de nuestras importaciones energéticas se reducirá como mucho en un 4%. En cualquier caso, el efecto es muy poco significativo si tenemos en cuenta nuestra alta dependencia y nuestra vulnerabilidad dado el origen de esas importaciones: más del 43% del petróleo que importa España y más del 60% del gas procede del Magreb y de Oriente Medio y el 37% del petróleo atraviesa el canal de Suez.”
Es necesario, por tanto, tal como reclama la Fundación Renovables, “Un Plan de Energías Renovables que, maximizando el uso de estas tecnologías autóctonas y limpias, reduzca de manera significativa la dependencia de las fuentes que importamos de fuera, ya que no podemos controlar sus precios de ninguna forma[1]”.
Por otro lado, hay que destacar el gran potencial de las renovables como generadoras de empleo: Dado que en España existe un amplio sector de empresas que han desarrollado las tecnologías necesarias para el fomento de las renovables, éstas pueden ser un vector de generación de empleo: Según el Observatorio de la Sostenibilidad de España, el sector de las renovables cuenta con 3.091 empresas dedicadas a la fabricación de componentes, montaje, instalación y mantenimiento de equipos, calefacción y climatización, diseño de proyectos, etc[2]. En el mismo documento se afirma que, según un estudio de ISTAS, alcanzando el objetivo comunitario del 20% de renovables en 2020, el empleo del sector alcanzaría los 228.435 trabajadores, lo que supone un crecimiento de más del 100% en los próximos 10 años[3].
Apuesta por la eficiencia:
La rehabilitación energética de los edificios a través de un mejor aislamiento, utilización de energías renovables o equipamientos más eficientes podría generar hasta 100.000 empleos estables en 2020, según estimaciones del estudio “Generación de empleo en la rehabilitación energética del parque de edificios y viviendas[4]”, financiado por la Fundación Biodiversidad y elaborado por ISTAS-CCOO y la Universidad Politécnica de Madrid.
Se calcula que este Plan, implementado durante 30 años, podría permitir el ahorro de alrededor de 600 millones de barriles de petróleo de energía final y 300 millones de toneladas de CO2 equivalente. Un potencial enorme que permitiría disminuir de forma proporcional la dependencia energética de España y los costes vinculados con los compromisos adquiridos a nivel europeo e internacional de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Ahorro energético en el transporte:
Por otro lado, tal como se contempla en el documento “10 objetivos en la lucha contra el cambio climático [5] ” elaborado por Ecodes, existe una amplia gama de medidas a tomar para potenciar el ahorro energético en el transporte. Entre otras, cabe citar:
* Elaborar un Plan Nacional de Transporte de viajeros, en colaboración con las Comunidades Autónomas, que se base en la intermodalidad.
* Potenciar el ferrocarril convencional mediante un plan de reapertura y construcción de líneas de uso mixto que completen y mallen la red actual
* Favorecer la transferencia al ferrocarril de parte de las mercancías que actualmente se transportan por carretera.
* Dar prioridad al transporte público en las vías urbanas.
* Articular medidas para disuadir del uso del coche privado en el centro de las ciudades, tales como programas de coche compartido, instalación de carriles bici, peatonalización en sus distintas modalidades, etc.
Desde Ecodes creemos que este reto debe contar con la complicidad de todos: El papel del gobierno es fundamental, pero también la ciudadanía debe contribuir a este cambio de modelo: En la página web de Ecodes www.ecodes.org se pueden encontrar sencillos consejos para ayudar a ahorrar energía a toda la ciudadanía en los domicilios o en los lugares de trabajo.
Desde Ecodes, por lo tanto, pedimos a la ciudadanía que se sume al reto de la eficiencia y el ahorro energético, y al Gobierno que tenga mayor ambición y sobre todo, un planteamiento integral con objetivos a corto, medio y largo plazo, para afrontar la crisis energética y reducir nuestra dependencia del petróleo. El objetivo no es otro que conseguir un modelo económico neutro en carbono, que nos permita avanzar hacia la sostenibilidad y la soberanía energética. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.