Muchos de los automovilistas alemanes que están empezando a cargar la nueva gasolina Súper E10 no saben si sus vehículos la toleran. Algunos, incluso, alternan la E5, con 5 por ciento de etanol, con la E10 que, como su nombre lo indica, contiene un 10 por ciento de este biocombustible.
Es decir, que aún reina la confusión en las estaciones de servicio acerca del nuevo producto ecológico, que proviene de energías renovables y, en realidad, no es ninguna novedad para los alemanes. Hace años que a la gasolina súper se le agrega bioetanol. El diesel también contiene hasta un 7 por ciento de biodiesel. Pero las empresas petroleras añaden ahora un 10 por ciento de bioetanol a la gasolina súper, apoyándose en una regulación de la Unión Europea.
Proteger al medio ambiente para producir biomasa
“Desde el punto de vista político es algo bueno”, dice Thomas Hagbeck, vocero del ministerio alemán de Medioambiente. “El objetivo de la UE es aumentar las ventas de biocombustibles, lo cual es bueno para el clima y para el abastecimiento energético”, señala Hagbeck.
En Alemania, los biocombustibles deben producirse partiendo de materias primas renovables y emitir, como mínimo, un 35 por ciento menos de gases invernadero que los combustibles derivados del petróleo. La emisión total de gases tóxicos se mide empezando por el cultivo, es decir, tomando en cuenta el abono que se utiliza, el consumo de combustible de los agricultores, así como las emisiones dentro de la cadena de transporte y elaboración.
De acuerdo con Elmar Baumann, director de la Asociación Alemana de la Industria de Biocombustibles, en el cultivo de vegetales para biomasa, o sea, en el caso del etanol, la remolacha azucarera, el trigo, el centeno y un pequeño porcentaje de maíz, la vegetación originaria no se debe modificar. Lo que significa que, el suelo donde se planten esos vegetales debe ser un terreno en el que ya se haya plantado lo mismo, y no una pradera natural o pastizal. Y tampoco se permite talar bosques para ese fin.
Estas normas de protección al Medioambiente atacan el bolsillo del consumidor que debe cargar más cantidad de E10, ya que este biocombustible posee un valor energético menor que la gasolina tradicional.
Además, cerca de un 10 por ciento de los automóviles registrados en Alemania no están preparados para su uso, por lo cual se producen daños en el motor. Aún no se conocen datos sobre cuáles son los vehículos que podrían resultar dañados por la E10. Los consumidores pueden obtener más información consultando a un mecánico en automotores o averiguando por su cuenta en Internet.
Klaus Reindl, del Automóvil Club Alemán (ADAC), piensa que esta situación perjudica a los ciudadanos. “La responsabilidad principal la tiene la industria petrolera”, opina Reindl. Según él, las empresas tuvieron tiempo suficiente como para preparar una campaña informativa sobre el E10.
Por su parte, Elmar Baumann cree que “en el futuro nos esperan cambios más importantes para los que hay que estar preparados”. El pequeño porcentaje de bioetanol en la E10 no sería nada en comparación a los desafíos por venir.
Actualmente, un 6,25 por ciento de los combustibles que se venden en Alemania deben ser, por ley, biocombustibles. Y, para cumplir con la cuota, las petroleras siguen ofreciendo el bioetanol E5, pero, al mismo tiempo, colocaron en el mercado una gasolina del tipo súper-plus con alto contenido de octanos. Eso es lo que les rinde económicamente, ya lo que los clientes la prefieren por no saber si sus automóviles toleran el biocombustibles E10.
Es claro que la lucha por proteger el medioambiente sigue siendo un difícil equilibrio entre las dos caras de la moneda de la ecología: para producir biocombustibles se necesita quemar alimentos y talar bosques, para plantar aceite de palma, por ejemplo. El hambre en el mundo y los pulmones verdes que disminuyen cada vez más son un argumento en contra de estos procedimientos.
Por el otro, están las emisiones de gases tóxicos de la industria petrolera tradicional, que tampoco son la solución. Es por eso que el debate seguirá ocupándonos un largo tiempo. Elmar Baumann, de la Asociación Alemana de la Industria de Biocombustibles, cree que toda la producción agrícola mundial debería someterse a normas de sostenibilidad, ya que, de lo contrario, los terrenos de cultivo certificados se utilizarán, en el futuro, cada vez más para la bioindustria y la explotación de la naturaleza continuará para la producción de alimentos.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.
Autora: Sabine Kinkartz/ Cristina Papaleo. Editor: José Ospina Valencia. www.dw-world.de/