José Ignacio Escobar, gerente general de la compañía, dice que este tipo de iniciativas son claves para enfrentar la actual crisis energética. En abril, ingresarán a evaluación ambiental el proyecto Lasana ubicado cerca de Calama. Este requiere una inversión de 500 millones de dólares para producir 250 MW, que se irá inaugurando por etapas de 50 MW. Uno de los principales interesados en esta generación son las mineras de la zona, con quienes ya han tenido conversaciones, dice Escobar, debido al alto coste que enfrenta el sistema eléctrico en el norte, lo cual hace competitivo este proyecto, que esperan tener operando en 2012.
Hacia 2013 quieren tener operando otras dos iniciativas: una de 150 MW en las costas de Copiapó, donde la expansión minera necesita cada día más energía, y otra de 100 MW en Chiloé. La primera requiere una inversión de 300 millones de dólares y la segunda, 200 millones de dólares.
Este será un año clave para la presentación de estudios ambientales de la empresa. Escobar señala que como este tipo de iniciativas tiene bajo impacto ambiental las aprobaciones son relativamente rápidas, con casos que van entre dos y 16 meses. Y la construcción de parques eólicos también puede acelerarse con plazos de seis meses.
Por esta razón sostiene que proyectos de este tipo pueden ser claves para la actual crisis energética. “En esta década no alcanza a estar operando HidroAysén o la nuclear. La política energética tiene que definir como doblamos la matriz antes de 2020 y no puede ser que los 10.000 o 12.000 MW se satisfagan sólo con centrales a carbón, porque si China e India siguen creciendo fuerte, la demanda por carbón seguirá subiendo y nos condenamos a combustibles importados caros. Hay que hacer un mix, y las centrales renovables pueden construirse en un plazo mucho más breve”.
—El ministro de Energía valoró el aporte eólico, pero insistió que por las pocas horas que producen al día hay que tener un mix equilibrado.
—Las empresas estamos tratando de desarrollar los proyectos más competitivos posible, con un factor de planta mayor a 25%, o sea con más de 6 horas de producción al día. Hoy tenemos todas las energías renovables concentradas en la hidro, que es muy buena y competitiva, pero cuando no hay agua estamos en problemas.
La única solución es poner en marcha las centrales a carbón y diésel, que además de contaminar, tienen costos de operación altos. Hay que diversificar la matriz térmica y la renovable, con un mix que en conjunto permitirá tener una mezcla estable.
—Se dice que una mayor presencia de renovables podría subir el precio de la electricidad.
—No hay que pagar un peso más en las cuentas de los hogares. Los contratos de suministro se licitaron entre 2006 y 2008 con precios ya fijados, rigen hasta 2021 y 2026. En esta década, no importa cuanta energía renovable se instale, el costo para los consumidores finales no variará. No hay un costo adicional para las personas, el único impacto que podría tener el sector eléctrico es bajar los costos marginales, porque el costo marginal de las energías renovables es cero.
—Pero la energía eólica sigue siendo más cara que otras tradicionales como el carbón.
—Sí, efectivamente. El carbón genera a unos 60 dólares el MWh, pero no paga externalidades. Esta es generación base. No obstante, hay que tener en cuenta que las energías renovables evitan que las centrales a diésel, que operan a 280 dólares el MWh tengan que encenderse cuando hay mayor demanda. No nos comparamos con el carbón. Somos más competitivos que el diésel y algunos ciclos combinados. Los costes de estas operaciones están entre 90 y 100 dólares el MWh. Eso es bastante más bajo que los precios que hemos visto por estos días, sobre los 200 dólares el MWh en algunos momentos. Además se prevé que este año, si no llueve en forma copiosa, el precio promedio estará sobre 200 dólares el MWh, y lo que las centrales eólicas ofrecen es bastante menor.
—¿Por qué no hay más proyectos desarrollándose en este momento entonces?
—Si bien las señales de precio son competitivas, faltan cambios en el marco regulatorio. Lo ideal es desacoplarse del sistema spot en precios: inyectar al sistema spot, pero ser remunerado a través de un mecanismo, que podría operar como el antiguo sistema de estabilización de los combustibles.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.
