Las nuevas baterías tubulares de larga duración de Saft, basadas en la tecnología VHT de Níquel Metal Hidruro (Ni-MH), reducen costes y tiempo de instalación en el sector de las farolas fotovoltaicas y mobiliario urbano de información.
La creciente demanda de sistemas fotovoltaicos vinculados a sistemas aislados de la red eléctrica, así como las cada vez más extendidas tecnologías de bajo consumo aplicadas a la iluminación LED o a pantallas informativas, han dado como fruto la puesta en marcha de esta batería, que acumula la energía proveniente del sol, o de otras fuentes, para dar servicio a los ciudadanos durante la noche.
El nuevo módulo tubular de SAFT busca dar respuesta a dos de los principales problemas que presenta la inserción de acumuladores de energía en el mobiliario urbano, comenta Javier Sánchez, responsable comercial de la división SBG de Saft Baterías.
El primero es el de simplificar al máximo el volumen que ocupa la batería. Al tratarse de tecnología de alta ciclabilidad de Ni-MH, pueden obtenerse vidas útiles, libres de mantenimiento, superiores a los 15 años, sin necesidad de sobredimensionar en 5 o incluso 10 veces el tamaño de batería, como obligan las tecnologías basadas en plomo gel. Esto mejora sustancialmente la inserción de la batería en la estructura del panel o farola donde quiere ser montada, permitiendo así un diseño más estilizado y fácilmente integrable en el espacio urbano.
Además, el hecho de tener forma cilíndrica, permite que la batería pueda emplazarse en el interior del mástil de la farola o de cualquier otra estructura tubular, lo que evita el tener que construir un nicho bajo el poste o reforzar la estructura en la base para colocar las baterías en la parte superior, a fin de minimizar actos vandálicos o robos sobre las baterías.
Desde el punto de vista tecnológico, tanto los nuevos módulos tubulares como sus antecesores los Smart Modules de Ni-MH en forma prismática, disponen de una electrónica de gestión de la carga y la descarga de las baterías, que elimina por completo la responsabilidad del usuario sobre la protección de las mismas. Además disponen de un regulador de carga que puede ser conectado directamente a un panel solar o a una fuente estabilizada de tensión, permitiendo la monitorización de las variables energéticas del sistema, o incluso, si la aplicación lo necesitara, poder conectarse a un modem GSM para la monitorización remota del conjunto.
Las baterías de Saft se emplean en aplicaciones de altas prestaciones tales como infraestructuras y procesos industriales, transporte, espacio y defensa. Saft es el primer fabricante mundial de baterías industriales de níquel-cadmio y de baterías primarias de litio para múltiples mercados.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.
El grupo es también líder europeo en tecnologías especializadas de baterías para el espacio y la defensa. Saft está presente en 19 países y emplea unas 4.000 personas en todo el mundo. Sus 15 plantas de fabricación y su red comercial permiten al grupo atender a sus clientes en todo el mundo. Saft está registrado en el índice SBF 120 del Mercado de Stock de París.