En la actualidad, funcionan en Cataluña 31 parques eólicos, con un total de 849,64 MW de potencia operativa, a los que se sumarán los 41 ya autorizados (1.089,91 MW) y los 27 en tramitación (con 759,15 MW de potencia más). Además, hay otros 770 MW de potencia en concurso, que completarían los casi 3.500 MW que prevé para el año 2015 el Plan de Energía de Cataluña.
Tras la normativa de septiembre de 2009, solamente unos 1.500 de esos 3.500 megavatios (MW) de potencia tienen asegurada una prima o retribución, fijada en 75 euros por MW y hora, por lo que "hay unos 2.000 MW en tierra de nadie, esperando esa prima".
Estas primas las pagan los consumidores en el recibo de la luz como compensación por ser energías que no contaminan, limpias, y para poderlas recibir los parques en construcción o autorizados deberán estar funcionando antes del 1 de enero del 2013.
Por ello, EoliCat confía "en la capacidad de negociación" del nuevo gobierno catalán ante el Ministerio de Industria y Red Eléctrica Española para fijar la retribución "lo antes posible", ha dicho en rueda de prensa Carbonell, que ya ha solicitado una reunión con los representantes del Govern para exponerles esta situación.
"Sin retribuciones, los promotores no llevarán a cabo las inversiones, por lo que es imprescindible fijar las primas", ha explicado el gerente de EoliCat, Jaume Morron.
"Si la red está disponible en el 2015, las retribuciones lo deberán estar", ha señalado Carbonell, mientras que Morron ha cuantificado "entre el 6 y el 8 por ciento" de la inversión la prima que deberían recibir los inversores, que con los 75 euros actuales se sitúa "en algo más del 8 por ciento".
Para Carbonell, con estas primas se garantizan los avales bancarios para la construcción de los parques, teniendo en cuenta que los costes son de casi 1,3 millones por MW instalado y que "sin primas se introduce un riesgo que los bancos no quieren correr".
Según Ramon Carbonell, Cataluña ha perdido la iniciativa en cuanto a las energías renovables, máxime si se compara la potencia actual, de 850 MW, con los 4.750 MW de Castilla y León, por ejemplo, y ha recordado que las localidades con parques eólicos han aumentado en un 30% sus presupuestos gracias a los cánones que se abonan.
"Aquí poníamos GPS a las águilas, que me parece muy bien, mientras el resto de CCAA corrían a construir centrales eólicas", ha ejemplificado el presidente de EoliCat, que se ha quejado por los "grandes retrasos" con que se autorizan los parques, lo que ha propiciado "la caída de muchos emprendedores", o la ausencia de redes de evacuación para transportar esa energía renovable.
Por ello, Carbonell ha pedido la instalación de la Línea de Alta Tensión (LAY), la interconexión con Francia, como una manera "de recuperar también prima de consumo eléctrico".
Y es que, como ha incidido Carbonell, en un país sin petróleo ni gas, y donde el carbón es caro, la energía eólica es "la única manera posible de ganar soberanía".
La energía eólica es la tercera fuente de electricidad de España, con el 15% del total (por detrás del gas -25%- y la energía nuclear -20%, y por delante del carbón -8%-) y es "la única con tecnología y fuentes propias, y con empresas que son líderes mundiales", ha dicho Morron, que ha recalcado que se trata de un tipo de energía "en la que los costes no son volátiles ni dependen de nadie".
"Esta energía siempre costará lo mismo y se amortiza desde el primer día. Solo requiere un gasto mínimo en mantenimiento y la inversión inicial, que es fuerte. Luego, te olvidas", ha apuntado.
En Tarragona hay seis parques eólicos autorizados, con una potencia de 137 MW, además de otros seis en tramitación, con otros 207 MW de potencia, que sumados a los de las Zonas de Desarrollo Prioritario (ZDP) implican una potencia total de 453,5 MW.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.
