La primera flota eléctrica en las islas consta de siete bicicletas, seis motocicletas y un coche eléctrico, destinados a renovar el amplio parque móvil balear compuesto por 485 vehículos propios, ha señalado Correos en un comunicado.
Estas primeras unidades se destinarán al reparto urgente de correspondencia y paquetería, especialmente en cascos históricos protegidos, centros urbanos peatonalizados o áreas residenciales de varias localidades, entre ellas, Palma, Marratxí, Manacor, Ciutadella, Maó, Puerto de Pollença, Sa Pobla, Binissalem y Santanyí.
La adquisición de estos nuevos vehículos de propulsión eléctrica facilitará la labor de los carteros en zonas a las que hasta ahora debían acceder transportando a pie y de forma manual un gran volumen de envíos postales.
En 2008, Correos llevó a cabo sus primeras pruebas piloto de vehículos eléctricos en capitales como Madrid, Salamanca, Zaragoza, Granada y Toledo, con el fin de poder valorar la efectividad real de este tipo de vehículos en tareas de distribución postal.
Ahora, tras los buenos resultados obtenidos, el operador postal público hace extensiva su implantación a todo el territorio nacional con la adquisición de distintos lotes de vehículos eléctricos. En este sentido, ha apuntado que ya está funcionando a pleno rendimiento una flota que supera los 200 vehículos eléctricos, concretamente, 89 bicicletas, 100 motocicletas y 15 coches eléctricos.
La compra de motocicletas y coches eléctricos se incluye en el Proyecto Movele, gestionado y coordinado por el Ministerio de Industria. El objetivo de este programa es introducir en los entornos urbanos, entre 2009 y 2010, un total de 2.000 vehículos eléctricos de diversas categorías, prestaciones y tecnologías, en un amplio colectivo de empresas, instituciones y particulares. Asimismo, también prevé la instalación de 500 puntos de recarga para estos vehículos.
Correos ha señalado que los tres tipos de vehículos eléctricos se caracterizan por sus especiales características ergonómicas y resistentes, ya que han sido adaptados para optimizar al máximo las labores de reparto.
En el caso de las bicicletas, se han incorporado dos alforjas, de 22,5 litros de capacidad cada una de ellas, y de una cesta frontal que posibilita al cartero un acceso fácil y cómodo a la documentación. Disponen de un sistema de pedaleo asistido por un motor de 250 vatios, con acelerador de potencia variable, y de un sistema de cambios de desarrollo compuesto por seis marchas para seleccionar la distancia que se recorrerá en cada pedaleada, de forma idéntica al de las bicicletas tradicionales.
La batería de litio tiene una autonomía de 40 kilómetros y puede alcanzar los 25 kilómetros por hora. Su manejo resulta muy cómodo y sencillo a la hora de extraerla para enchufarla a la red y volver a colocarla.
Por su parte, el modelo de motocicleta elegido tiene cuatro kilovatios de potencia (equivale a una motocicleta de 125 centímetros cúbicos de gasolina), alcanza una velocidad máxima de 80 kilómetros por hora y ofrece una autonomía de 70 kilómetros. Consume hasta una quinta parte de lo que gasta una motocicleta de combustión.
Este tipo de vehículos tiene, por ahora, un precio sensiblemente superior a los convencionales pero también son más eficientes, ya que disponen de una vida útil más dilatada además de un menor coste de utilización y mantenimiento, lo que se traduce en más horas de trabajo y mayor calidad del servicio.
El coche eléctrico se caracteriza por una excepcional relación calidad-precio y destaca por su fiabilidad, homologación, autonomía y consumo (1,5 euros cada 100 kilómetros). Este vehículo dispone de un motor eléctrico de 4,5 Kilovatios, puede alcanzar una velocidad de 50 kilómetros por hora y su autonomía es de 70 kilómetros.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.