El aumento de hierro llevaría a un gran incremento en la cantidad de pláncton, multiplicando así su capacidad de extraer de la atmósfera CO2, uno de los principales gases responsables del calentamiento global.
La idea parece ciencia ficción, pero varias compañías han estado realizando experimentos en los últimos años cultivando grandes campos flotantes de pláncton con miras comerciales.
El estudio, en el que participaron científicos de siete países, afirma que la fertilización de los océanos no sólo sería muy difícil de medir, sino que podría tener un efecto limitado. El estudio fue realizado por la Comisión Oceanográfica Internacional, que es parte de UNESCO, y se basó en el análisis de 13 experimentos de fertilización oceánica.
Los científicos concluyen que uno de los principales problemas de la fertilización de océanos es cuantificar su eficacia. "No basta con decir, algo de CO2 fue absorbido, pero no estamos seguros durante cuánto tiempo", dijo a BBC Mundo Paul Williamson, experto británico en fertilización de océanos y uno de los autores del estudio.
El problema es que cuando el pláncton muere y se descompone, gran parte del CO2 absorbido acaba regresando a la atmósfera. De acuerdo a Williamson, se trata de un proceso incierto.
"Puede ser que el carbono en el océano tarde 10 años, o 100 años o mucho más en volver a la atmósfera. Para que esto ocurra, el CO2 debe estar cerca de la superficie marina y esto depende entre otros factores de las corrientes oceánicas", señala el experto.
Un pequeño porcentaje del CO2 puede llegar al fondo marino y quedar enterrado permanentemente bajo sedimentos, pero se trata de una cantidad muy limitada. De acuerdo al estudio, sólo entre un uno y un 15% del CO2 absorbido llega al fondo de los océanos en el proceso conocido como "nieve marina", la caída a las profundidades de partículas producidas por la descomposición de plantas marinas.
La fertilización de los océanos es un ejemplo de geoingeniería, como se conoce a las propuestas de utilizar grandes proyectos de alta tecnología para combatir el cambio climático. Gran parte del CO2 absorbido por el pláncton acaba regresado a la atmósfera.
Varias empresas como Climos, Atmocean Inc y Ocean Nourishment Corporation han venido trabajando con la tecnología necesaria para "sembrar" hierro en los océanos. Algunos experimentos lograron aumentos significativos en la cantidad de pláncton, creando grandes áreas en el Océano Pacífico visibles incluso desde satélites.
Pero la dificultad de medir la eficacia de la fertilización de los océanos impide que empresas y países puedan utilizar esta tecnología para compensar sus emisiones de dióxido de carbono.
En 2008, la Convención de Diversidad Biológica había impuesto una moratoria en los experimentos de fertilización de océanos hasta que hubiera más evidencia científica sobre su resultado. Las pruebas científicas continuarán bajo supervisión internacional, fundamentalmente de la Organización Marítima Internacional, en el marco de la Convención de Prevención de Contaminación Marina conocida como Convención y Protocolo de Londres.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.