Según un nuevo informe publicado hoy por Amigos de la Tierra Europa, la demanda creciente de carne, piensos y agrocombustibles en Europa contribuye a la continua destrucción del Amazonas y el Cerrado en Brasil.
La investigación sale a la luz, mientras Europa se encuentra inmersa en un debate sobre el futuro de la agricultura. En el estudio, Amigos de la Tierra señala la necesidad de reducir la dependencia de las importaciones de soja para la alimentación de animales en el marco de la reforma de la Política Agraria Común Europea (PAC).
El informe “De la selva al plato” recopila los datos más recientes, y concluye que la Unión Europea:
– es el cuarto importador de carne de Brasil con más de 250.000 toneladas de vacuno importadas en 2009;
– es uno de los principales mercados para la soja y la harina de soja brasileña, ya que compra hasta un tercio del total de la producción de Brasil;
– fue el mayor importador mundial de etanol brasileño, producido de caña de azúcar, en 2009, importando el 26,5% de las exportaciones totales del país.
Blanca G.Ruibal técnica de agricultura de Amigos de la Tierra afirmó: ”Necesitamos que los gobiernos reformen urgentemente la PAC para reducir la dependencia de soja importada para alimentación animal y corten los planes de expansión de agrocombustible. La insaciable demanda europea de carne, piensos y agrocombustibles provoca la continua destrucción de la selva Amazónica y el Cerrado en Brasil; con graves consecuencias para el clima, la biodiversidad y las vidas de miles de personas”.
La producción de soja para la fabricación de piensos y biodiesel y la ganadería intensiva para la producción de carne se han alternado históricamente como principal factor de deforestación en Brasil. El informe desvela que estos factores se han sustituido por la expansión de la caña de azúcar. El aumento de la producción de este cultivo, principalmente para etanol y agrocombustibles, está desplazando la soja y el ganado hacia los límites de la selva.
La investigación destaca que la producción de estas tres materias primas continuará creciendo – en este sentido, las previsiones muestran que, para 2020, la superficie de soja aumentará 5 millones de hectáreas, y la ganadería y la producción de caña de azúcar un 25%. Esto supondrá una presión aún mayor sobre los ecosistemas forestales y los medios de vida en Brasil.
Pese a los recientes descensos en las tasas de deforestación, se talan al año 6.450 km2 de Amazonas – lo que equivale a 2.475 campos de fútbol al día. Las cifras para el Cerrado son aún peores con 20.000 km2 destruidos anualmente.
Las actuales leyes forestales de Brasil están amenazadas por la presión del agronegocio que pretende expandir la frontera agrícola para poder satisfacer la creciente demanda. Los cambios propuestos a estas leyes, que se votarán próximamente en el congreso nacional, podrían provocar la destrucción de un millón de hectáreas de bosques nativos que perderían su protección legal. Los estudios demuestran que esto podría emitir potencialmente el equivalente a 25 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.
Clarissa Trois Abreu de Amigos de la Tierra Brasil afirmó que “apoyados por la gran demanda europea, el agronegocio está haciendo un lobby muy agresivo para transformar nuestros bosques en cultivos y explotaciones ganaderas que no aportan ningún beneficio al clima y la biodiversidad y suponen además una grave amenaza para los medios de vida de mucha gente. No se puede tolerar que se debilite la protección legal de los bosques de Brasil; es necesario el apoyo internacional para que se implementen adecuadamente las leyes existentes”.