Un funcionario provincial reconoció entre otras cosas que “Las palas tienen más de 40 metros, por lo que para trasladarlos desde Puerto Madryn a Rawson se requerirá de vehículos especiales con operativos montados a tal fin, porque para ir a Rawson pasando por Trelew, por las dimensiones de estos aparatos, no se podrá transitar en el sentido normal, lo que demandará bastante trabajo”, remarcando las complicaciones que deberá tenerse en cuenta pero sin detallar las alternativas hasta el momento barajadas.
Entre otras cosas se analiza como se realizará el almacenamiento de piezas de la envergadura de las que se esperan en unos tres meses más, considerando primero que se tratará de piezas que se depositan individualmente en el territorio, no se pueden apilar, y en segundo lugar, la actual disposición de un Puerto que se ha organizado en torno a dos o tres actividades que acopian como el aluminio, la pesca o la lana en alguna circunstancia.
Desde el puerto sus autoridades se estarían esmerando en “hacer lugar” a una llegada inminente que aun no cuenta con total planificación, y hasta ahora la solución más avanzada sería la de adaptar una de las plazoletas fiscales existentes.
El nuevo movimiento impactará de varias formas en el Storni. Por un lado significará un repunte económico y un buen negocio capturado indirectamente que el puerto no había logrado en años por propia gestión, por otro, resultará un verdadero desafío de operatoria para observar atentamente.
Entre otras cosas, habrá que ver como se logra compatibilizar el gigantesco movimiento eólico con otras cargas que este año también se incrementarán, como las del aluminio, principal cliente permanente del muelle de aguas profundas.
Los proyectos eólicos en Chubut son de 580 megavatios y ya se han firmado contratos por más de 300 MW, por la cual esa energía eólica se debe sacar a través del interconectado nacional, la línea de 500 que pasa por la provincia hacia el Norte. La clave es ser los primeros, porque según explicaba antes de definirse la Ley de Energías Renovables, el subsecretario de Servicios Públicos, Nelson Williams “no podemos esperar mucho tiempo porque sino, corremos el riesgo que se ocupe toda la potencia de la línea ya que las inversiones eólicas de la Patagonia saldrán por la misma red”.
En ese marco, los proyectos eólicos más avanzados -que son también los más grandes- están ubicados entre Trelew y Puerto Madryn y Rawson y Malaspina, y se trata de comenzar cuanto antes. Para ello la definición de la Ley de Energías Renovables que votó la Legislatura a fin de año sin chistar ni analizar demasiado, fue uno de los pasos claves.
Los mayores jugadores locales del sector eólico se disputan un negocio de más de 3.000 millones de dólares, que es lo que recibirán a lo largo de 15 años (fecha de duración de los contratos) las turbinas eólicas que se adjudiquen los 500 megavatios eólicos a ser licitados por Enarsa.
El grupo es liderado IMPSA y Emgasud, y seguido unos pasos más atrás, por Pampa Energía y otros generadores nacionales de menor envergadura, de acuerdo con observadores de las negociaciones.
La empresa de la familia Pescarmona es el único fabricante nacional de turbinas eólicas y posee también una fábrica en Brasil, en tanto que la que encabeza el empresario chubutense Alejandro Ivanissevich, de buena relación con el Gobierno, mantienen la ilusión de Ingentis, que contempla la construcción de un parque eólico de 60 MW en Chubut.
Varias voces autorizadas del sector coinciden que entre los dos podrían adjudicarse alrededor de un 70% de la oferta disponible. "Desde hace años que IMPSA viene apostando muy fuerte por las tecnologías renovables. Los equipos técnicos de la compañía están diseñando los proyectos eólicos (cada uno debe tener un potencial máximo de 50 Mw) y armando su ingeniería financiera", afirmaron allegados a la empresa de la familia Pescarmona, que tiene su casa matriz en Mendoza.
Instalar un MW eólico cuesta cerca de dos millones de dólares. La instalación de 500 MW demandará, entonces, los 1.000 millones de dólares. Además de IMPSA y Emgasud, aparecen otras empresas vinculadas a este gran negocio de las energías renovables como Pampa Energía, Techint y la Cooperativa de Comodoro Rivadavia; la estadounidense AES y Genelba (Petrobras) y la española Ibedrola, la danesa Vestas y la española Gamesa que se considera podrían ir asociadas a representantes locales como proveedoras de tecnologías.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.