Paneles solares en los techos

Ésta es la apuesta de una empresa española que desde hace tres años alquila los tejados de galpones industriales y establecimientos comerciales para instalar en ellos huertos solares.

La idea es aprovechar estos espacios que no tienen ningún uso en particular -en oposición a la construcción de una planta solar en un paraje desierto-, ya que de este modo "evitamos que se pierda un 10% de la energía que se obtiene cuando se la transporta hasta el lugar de consumo", le explica a BBC Mundo María José Romero, directora general de Ecooo.

Por otro lado, añade, al no estar ubicadas en el medio del campo, no se altera la fisonomía del paisaje. "Arrendamos la nave por unos 25 años, que es el tiempo de vida útil que tiene la instalación, y el dueño recibe a cambio un alquiler por la cubierta y un 5% anual de la venta de la electricidad", explica Romero.

En un futuro, la idea es poder transformar todas las terrazas en desuso en centros de producción solar. Pero por el momento eso no es posible: las normas en España no permiten hacer una instalación fotovoltaica en una propiedad residencial para venderla a la red, ya que esto constituye una actividad económica.

La motivación de Ecooo es, en principio, involucrar al ciudadano de a pie en la lucha contra el cambio climático. Agudizar el nivel de conciencia sobre la cantidad de CO2 que producimos y cómo cada uno de nosotros puede hacer algo -por pequeño que sea- para reducir su producción.

Por esta razón, las plantas que instalan no sólo ofrecen beneficios al dueño del techo, sino también a todos aquellos que quieran participar, compartiendo la titularidad del huerto. El dueño de la central no es el propietario de la fábrica, ni tampoco Ecooo. "La titularidad de la instalación es de la comunidad de bienes, un concepto jurídico que permite la explotación conjunta de un bien por varios comuneros", dice Romero.

Cada inversor puede participar con la cantidad de kilovatios que quiera, según la cantidad de dinero que ponga, y obtendrá una rentabilidad media de cerca del 12%. Las ganancias surgen de la venta de electricidad a la red.

Y como por decreto las empresas eléctricas están obligadas a comprar toda la energía que se produzca de forma limpia y a un precio muy superior al de la generada por los métodos tradicionales, "esto se convierte en un negocio imbatible, sobre todo si lo comparas con lo que te puede dar un banco, que no supera el 2% de rentabilidad", comenta la directora de Ecooo.

Para darnos una idea, si uno participa en un huerto con 2,5 kilovatios, con un inversión de cerca de US$1.500, el primer año se recupera el 9,4% del capital. Al año once, el capital se recupera por completo. Los ingresos anuales netos serían de US$140, el interés a favor del inversor del 8,6% y, por sobre todas las cosas, se ahorrarían unas 0,25 toneladas de CO2 al año.

"Es la posibilidad de hacer algo hermoso, a la vez que le das un uso mucho más inteligente a tu dinero", concluye Romero. Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

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