La compañía Iberdrola, líder mundial en el sector (con 12.006 MW de potencia instalados en 12 países) aspiraba a lograr la implantación eólica en cinco de las siete zonas definidas por la Generalitat, pero al final no logró ni un solo megavatio; se quedó con las manos vacías.
Cambiar las reglas
La compañía sostiene que el proceso de adjudicación ha está rodeado de numerosas anomalías, como el hecho de que, al final, la adjudicación se ha llevado a cabo haciendo una valoración global por zonas y no por parques, “como establecía expresamente la orden de convocatoria del concurso”, lo cual ha hecho que toda la potencia en cada una de las zonas haya sido para un solo promotor. “Había una reglas para la adjudicación y se las han saltado”, dicen fuentes próximas a la compañía.
La empresa argumenta además que para tomar el acuerdo se aceptaron informes (de la Dirección General de Arquitectura i Paisatge y del Institut Català de l’Energia) que realidad “no estaban autorizados para influir en el concurso” y que a la postre han sido decisivos en el resultado final” del concurso. La adjudicación debía ser valorada y juzgada por una comisión de selección (con representantes de diversas instancias de la Administración, incluidos representantes comarcales), pero, al final, los dos citados organismos de la Generalitat “han suministrado a la comisión de selección no sólo la puntuación de los diversos proyectos, sino los baremos concretos con los que valorarlos”, lo cual “vulnera gravemente las bases de la convocatoria establecidas”.
Sin acceso al expediente
Iberdrola también se queja de que ha tenido un acceso muy limitado al expediente administrativo del concurso, y que hay “un vacío de motivación” jurídica en la contestación a las alegaciones presentadas contra su exclusión. La resolución definitiva del Govern “se limita a recoger de forma breve algunas de las alegaciones que hemos presentado nosotros y otros licitadores; pero es una respuesta totalmente rutinaria y burocrática, sin concreción alguna, tan estandarizada que no responde a las cuestiones concretas planteadas en cada caso. Es tan reducida que ni siquiera se preocupan de responder a muchas de las alegaciones realizadas, lo que deja la resolución carente de toda motivación”, añaden. La empresa apunta por todo ello que ha podido ser objeto de una arbitrariedad. “Ni siquiera sabemos qué hemos hecho mal, y queremos saber qué hemos hecho mal”, dicen ante la falta de información.
Incorrecta valoración
La empresa sostiene además también que no se ha valorado correctamente su plan de actuación I+D+I y que no se han considerado todos los proyectos incluidos en su propuesta. La empresa apoya, desde el año 2009, el proyecto Zefir, impulsado por el Institut de Recerca en Energia de Catalunya (IREC), y mediante el cual se promueven las nuevas tecnologías eólicas en al mar, incluidos los modelos de molinos flotantes. También ha decidido llevar a cabo un plan de colaboración con el Centro de Supercomputación, con sede en Barcelona, para mejorar el diseño de los parques eólicos terrestres.
Extrañeza de la empresa
“Nos sorprende que siendo la empresa con más megavatios eólicos instalados en España y conociendo los emplazamientos más idóneos para colocar los molinos en Catalunya no hayamos conseguido ningún parque”, dijeron las mismas fuentes. “Estamos acostumbrados a hacer económicamente viables los proyectos. No hacemos oferta temerarias”, dijeron las mismas fuentes recordando algunos casos precedentes en los que, al final, una empresa resulta la concesionaria y luego se produce una compra-venta en mitad del proceso, hasta que es otra la que lo explota.
Interrogadas las mismas fuentes sobre la posibilidad de que la empresa abandone sus proyectos en Catalunya y tire la toalla, visto el revés sufrido, indicaron: “No sabemos lo que va a pasar”.
Iberdrola Renovables había preparado minuciosamente su participación en el concurso eólico catalán, y confiaba en obtener algún parque eólico para iniciar su desembarco en esta comunidad. Optaba a la adjudicación de 489 megavatios en cinco de las siete zonas de desarrollo eólico designadas por la Generalitat y en donde se adjudicó un total de 769 MW. “Llevábamos haciendo mediciones del viento en el Alt Empordà desde hace 12 años”, dicen fuentes de la compañía. Iberdrola Renovables aporta el 26% de la potencia eólica instalada en España, si bien su cuota de producción eléctrica eólica alcanza el 27%.
Líder mundial
Iberdrola Renovables alcanzó los 12.006 megavatios (MW) de potencia instalada en septiembre, con lo que se ha consolidado como el líder eólico mundial. Cuenta con instalaciones en 12 países del mundo, y su potencia total instalada se reparte entre España (5.593 MW), Estados Unidos (4.314 MW), Reino Unido (910 MW) y el resto de Europa y Sudamérica (1.189 MW).
La Generalitat había recibido la solicitud de 20 grupos empresariales para optar a las siete zonas, con un total de 57 ofertas. Las zonas de desarrollo eólico prioritario tienen como finalidad conseguir que Catalunya llegue a los 3.500 MW eólicos instalados el 2015, como prevé el Pla d’Energia de Catalunya..
Los perdedores
Gas Natural Fenosa y Alstom no fueron los únicos adjudicatarios. El consorcio formado por Fersa y Aventalia se adjudicó 153 MW repartidos en dos zonas de desarrollo eólico. Asimismo, FCC y Ros Roca obtuvieron 99 MW, y la alianza de Comsa Emte Energías Renovables conjutamente con el fabricante de aerogeneradores Gamesa promoverán otros 60 MW.
Los otros perdedores del concurso eólico fueron, además de Iberdrola Renovables, Acciona, la italiana Enel –propietaria de Endesa– y la portuguesa EDP. Grupos como ACS, Eissl, la eléctrica alemana RWE e Ibereólica tampoco lograron que se les adjudicara ningún megavatio.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar o solar termoeléctrica. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.