La reducción de gases en Catalunya ha seguido una línea paralela a la de España y muestra un descenso generalizado, según un informe sobre la evolución por comunidades autónomas elaborado por José Santamarta, experto en energía, para el Instituto Istas (CC.OO.). Si se considera los últimos cuatro años, la disminución alcanza los 18 puntos porcentuales. En el 2005, año en el que tuvo su pico máximo, se emitieron 58 millones de toneladas de CO2, mientras que en el 2009 se redujo a 50,8 millones de toneladas. Junto a la crisis, otros factores asociados que han influido incluyen el descenso en la demanda eléctrica, la reducción del transporte por carretera (que aun así representa el 29% del total de las emisiones en Catalunya) y la menor dependencia del carbón. La única térmica de carbón, la de Cercs, en el Berguedà, emitió casi 400.000 toneladas menos de CO2 el año pasado. El informe también destaca la apuesta reciente del Govern por las renovables con su nuevo mapa eólico.
Las 15 instalaciones industriales catalanas que arrojan más CO2 al aire registraron una disminución de emisiones del 14,6% los dos últimos. Las cementeras, sujetas al sistema de comercio de emisión, redujeron sus emisiones un 35% entre los años 2007 y 2009 debido a la menor construcción. En esta comunidad, hay 146 grandes instalaciones reguladas por el esquema de compraventa de derechos de emisión (son cementeras, eléctricas, refinerías, papeleras, vidrio, siderurgia y otras, que representan el 32% del total de España). Todas ellas tienen unos cupos de CO2 anuales asignados por la Administración, pero mayoritariamente no los han agotado.
Santamarta destaca que en la reducción de emisiones en el sector del transporte ha intervenido también el aumento de precios de combustibles y el bajón en los desplazamientos por motivos laborales y de mercancías. "Que nadie se ponga medallas. Si la gente utiliza menos el coche no es porque haya apostado por la bicicleta sino porque en muchos casos ya no tiene que ir a trabajar", dice Santamarta gráficamente.
Catalunya mantiene su dependencia de las nucleares, lo que la deja en una situación más ventajosa para cumplir con Kioto. Dos tercios de su electricidad se generan en sus tres centrales nucleares. En España, el descenso de emisiones de gases en el 2009 fue de 11,5 puntos porcentuales, aunque el incremento acumulado es del 28,5% respecto a 1990. En esto influyó la caída del PIB del 3%, un bajón del consumo de electricidad del 4,4% y una reducción del 5,2% en el uso del vehículo privado y el transporte de mercancías, sin parangón en la historia reciente.
También tuvo una incidencia relevante la disminución de la generación de electricidad por carbón y la creciente aportación de las fuentes renovables, que ya representan el 23,4% de la generación de electricidad (frente al 17,8% de la nuclear). La energía eólica ya aporta el 12,5% de la demanda eléctrica, mientras que la solar, la fotovoltaica y la termosolar (de torre central o canales parabólicos) supusieron el año pasado el 2,1% (frente al 0,8% en el 2008). Santamarta considera, en cambio, difícil poder evaluar hasta qué punto han influido las estrategias y políticas de ahorro puestas en marcha por el Gobierno (ayudas a la compra de electrodomésticos eficientes, plan Renove de vivienda, más transporte público) dadas "las insuficientes ayudas".
Las principales reducciones de gases registradas desde el año 1990 se dan en las comunidades autónomas que han tenido hasta ahora una mayor implantación de térmicas de carbón, pues este combustible ha dado paso al gas natural (al emitir menos CO2). Eso explica que Asturias haya reducido sus emisiones (desde 1990 hasta hoy) un 21,3%; Castilla y León, un 15,8%, y Galicia, casi un 1%. En cambio, están muy por encima de la media de aumentos Canarias (+96%), La Rioja (+90%), Baleares (+77%), Murcia (75,5%) y la Comunidad Valenciana (75%).